«Lo más perturbador del asunto es que desde hace más de 100 años sabemos cómo llevar agua segura y sanidad básica a la gente. Entonces, ¿por qué la gente todavía muere por eso?»
Por: Matt Damon y Gary White
Regeneración 23 de enero, 2014. Durante nuestros viajes a Guatemala y Zambia, a finales de la década de 1980 y principios de 2000, vimos los devastadores efectos de la crisis de agua, así como de la deficiencia en los servicios y sanidad. Vimos un mundo que tiene necesidades básicas que no se satisfacen, un mundo en el que la falta de agua segura e higiene les robaba la salud, la esperanza e incluso la vida a los hombres, mujeres y niños.
En los 21 segundos que nos toma llenar un vaso con agua, en alguna parte del mundo un niño muere a causa de una enfermedad relacionada con el agua.
Lo más perturbador del asunto es que desde hace más de 100 años sabemos cómo llevar agua segura y sanidad básica a la gente. Entonces, ¿por qué la gente todavía muere por eso? ¿Puedes imaginar que tuviéramos una cura para el VIH/sida y millones de personas aún fallecieran por la falta de capacidad para ofrecer el tratamiento? Sería indignante.
Sin embargo, más de 3,400,000 personas mueren cada año por causas relacionadas con el agua, los servicios de sanidad e higiene. La mayoría de esas enfermedades y muertes se pueden prevenir.
Por ejemplo: la diarrea todavía es la segunda causa principal de muerte entre los niños menores de cinco años en todo el mundo. Casi una de cada cinco muertes infantiles —alrededor de un millón y medio al año— es causada por este padecimiento. Cobra la vida de más niños que el sida, la malaria y el sarampión juntos.
Conocer esa alarmante realidad nos impulsó a actuar.
En 2009 fundamos Water.org, una organización dedicada a poner fin a esta crisis en nuestro tiempo. Desde el principio nos dedicamos a encontrar soluciones que no dependieran exclusivamente de la caridad. Creamos WaterCredit, un sistema que aplica los principios de las microfinanzas al sector del agua y la sanidad. A través del programa, los individuos toman préstamos pequeños y asequibles para financiar la solución a su problema de agua o sanidad.
Según nuestro análisis interno, hemos empoderado a más de un millón de personas para que logren tener acceso al agua segura o a la sanidad. Nuestras investigaciones indican que en un periodo de 10 años, las inversiones en WaterCredit llegaron a entre 5 y 10 veces más personas que las concesiones tradicionales del gobierno. A ese ritmo, creemos que podemos terminar con la crisis de agua que aqueja a casi 100 millones de personas para 2020.
El agua segura y los inodoros lo cambian todo. Cuando te das cuenta que hace la diferencia en una comunidad, es como notar el cambio entre el día y la noche.
Conocimos a niños animados y emocionados, a mujeres que se comportaban tranquilamente, con una energía natural y alegre. Pasamos tiempo con un grupo de niños en una escuela en donde demostraron las técnicas de lavado de manos y hablaron sobre las cosas importantes de la vida: sus salones de clases, sus maestros y sus amigos.
Conocimos la historia de Muddumare, quien vivía con muchos de sus familiares en una aldea a las afueras de una ciudad emergente en India. «En nuestra casa hay 16 personas. Hace cinco años la construimos con un préstamo, pero no teníamos un retrete. En la aldea nadie lo tenía ni pensaron en tener uno en la casa», dijo Muddumare. «Todos salíamos para defecar. Pero ahora, como la población ha crecido, ya no hay espacio para hacerlo».
Muddumare dijo que sus hijos han recibido mayor educación y hacen trabajos más «modernos». Cuestionó que él y su familia todavía defecaran al aire libre. En vista del progreso que mostraba el mundo a su alrededor, parecía irónico que su familia no tuviera un retrete en la casa.
Muddamare tomó la decisión de construir un retrete para mejorar la vida de su familia.
Al tomar un préstamo WaterCredit por 7,000 rupias (unos 1,400 pesos) con la Organización para el Desarrollo del Pueblo —el socio local de Water.org—, pudo construir un retrete. Tiene un terreno de poco más de una hectárea en el que cultiva cacahuates, sorgo y mijo. Lo que cosecha le ayuda a ganar dinero con el que paga el préstamo en cómodas mensualidades.
La construcción de un retrete implica que su familia ya no tendría que lidiar con las restricciones físicas de defecar al aire libre. El cambio mejoró la productividad y restauró la dignidad. Salvó la salud y transformó la vida de muchas otras personas.
Esperamos que en el próximo año, más organizaciones, tanto del sector privado como el público, dupliquen las inversiones relacionadas con el agua y la sanidad. Juntos, podemos acelerar el ritmo del progreso ante esta crisis que es enorme, pero tiene solución.