No es de extrañar que las cosas entre los dos países estén tensas
22 de junio del 2015.-Mientras funcionarios estadounidenses y chinos se encuentran reunidos en Washington para sostener conversaciones de alto nivel, la relación entre los dos países es cada vez más tensa y difícil.
Incluso mientras intentan construir una alianza.
Ambos están en medio de un juego de grandes apuestas en el Mar de China Meridional. Por ello, las cosas están también tensas en Washington.
Sin embargo, tras construir islas, faros y una pista de aterrizaje en zonas en disputa, las autoridades en Pekín dicen estar listas para detener la construcción.
Pero el portavoz de la cancillería china Lu Kang dijo en un comunicado el pasado 16 de junio que las obras se completarán pronto.
Los funcionarios estadounidenses parecen decepcionados. De acuerdo a la agencia de noticias Reuters, EE.UU. «tomó nota» del anuncio del gobierno chino.
Esta semana funcionarios del gobierno del país asiático se reunirán con estadounidenses en Washington en la conferencia «Diálogo Estratégico y Económico». Es probable que el asunto del Mar de China Meridional esté sobre la mesa.
Así como estará en la agenda en septiembre cuando el presidente Xi Jumping visite la capital de Estados Unidos.
Según los estadounidenses, los chinos construyeron más de 800 hectáreas de nuevo territorio en el Mar de China Meridional, argumentando que les pertenecía.
Los chinos dicen que construyeron las islas para salvar gente que se haya perdido en el mar y por otras razones humanitarias.
Pero las islas también serán utilizadas para fines militares que los chinos no han acabado de explicar.
Las labores de construcción han molestado a Filipinas, Vietnam, otros países de la región, y al propio Estados Unidos.
Los estadounidenses los han hecho retroceder. El secretario de Defensa, Ashton Carter, dice que sus buques de guerra y aeronaves continuarán utilizando el Mar de China Meridional sin importar lo que digan los chinos.
Un avión de vigilancia estadounidense sobrevoló la zona en mayo, llevando a bordo un equipo de periodistas del canal de televisión CNN. La maniobra militar fue calificada por Doug Bandow, investigador del Cato Institute -centro especializado en política internacional con sede en Washington- como una provocación.
Por otra parte, funcionarios de EE.UU., hablando de manera anónima, acusaron a China de robar archivos personales de trabajadores del gobierno federal, una violación de seguridad que afectó a millones. Los chinos aseguran que no tuvieron nada que ver con eso.
Alta tensión
No es de extrañar que las cosas entre los dos países estén tensas.
Se podía ver en los rostros de los militares que asistieron a un evento de la Universidad Nacional de Defensa de EE.UU. en Washington la semana pasada.
Era una ceremonia que celebraba la cooperación de esfuerzos combinados de los dos ejércitos para asistir a víctimas de desastres naturales.
Pero no todos estaban contentos. Antes de que comenzara la ceremonia, un oficial de China se paró en la parte delantera de la sala y se quedó mirando dos sillas vacías al final del pasillo.
Una tenía un letrero que decía «Gen. Odierno», para el general Raymond Odierno, comandante del personal del ejército de Estados Unidos. Otra estaba marcada «Gen. Fan», para el general Fan Changlong, subcomandante de la Comisión Militar de China.
El oficial chino llamó a un oficial estadounidense.
«Nos gustaría proponer que pongan al general Odierno y al general Fan en el centro», dijo.
«El funcionario estadounidense explicó que no quería mover las sillas. El funcionario chino miró a los asientos de nuevo y dijo: «No creemos que sea apropiado».
Alguien arrancó la etiqueta de una de las sillas. Se pudo oír la cinta siendo desprendida de la tela. La etiqueta fue pegada en otra silla.
El funcionario chino asintió, y dijo: «Así está bien».
Un oficial estadounidense en el fondo de la sala manifestó que estaban tratando de ser flexibles.
«Así como el jazz, nosotros improvisamos», dijo.
¿Quién impone la agenda?
«A pesar de que hay momentos en que nuestras naciones tienen diferencias, es importante que nuestros países se reúnan», dijo Odierno esa misma tarde durante el evento.
Pero a pesar de esa intención, mantener el equilibrio de poder es difícil, y las negociaciones, ya sea sobre las sillas o sobre vías marítimas, están marcadas por la tensión y muchas veces, por la torpeza.
Los oficiales chinos y estadounidenses que discutieron sobre las sillas, recuerdan la película de Stanley Kubrick, de 1964, Dr. Strangelove: «Señores, no pueden pelear aquí. Está es la sala de simulacros de guerra».
Sin embargo, los chinos tienen un punto, asegura Andrew Oros, profesor de la Universidad de Washington, en Chestertown, Maryland, experto en políticas de seguridad en Asia.
Los estadounidenses están acostumbrados a establecer la agenda, y a organizar las sillas. Y ahora los chinos tienen algo qué decir.
«China cree que está resurgiendo como una potencia dominante y que merece respeto», dice. «Lo muestra de muchas maneras, incluyendo las sillas».
Hay otro tema.
Como dice Lyle Goldstein, profesor de la Universidad de Guerra de EE.UU. en Rhode Island, «los egos de ambos lados son enormes».
Después de la ceremonia el alto oficial del ejército estadounidense y subdirector de protocolo, Lawrence White, salió del edificio. Mientras caminaba por el césped, recordó los estrictos rostros de los oficiales chinos mientras miraban las sillas.
«Es como, ¡respirar!», dijo, y seguidamente extendió sus brazos y botó aire de sus pulmones.
Un buen consejo para quienes asistan a las reuniones entre EE.UU. y China este verano y otoño boreal.
(Vía BBC Mundo)