La mezcla Estado y Religión: Dos acercamientos.

Juan Sandoval Iñíguez -obispo católico de la diócesis de Guadalajara- habría solicitado a George W. Bush -belicoso ex presidente de los Estados Unidos- a través de su embajada norteamericana en el Vaticano, ayuda para frenar el avance de la “peligrosa” izquierda en América Latina, así lo informó Wikileaks, a través del diario mexicano La Jornada.

La semana pasada don Raúl Vera López -obispo de la diócesis de Saltillo- fue amenazado con expresiones al más puro estilo de narcomantas, en respuesta a la homilía que pronunció en la Basilica de Guadalupe hace un par de semanas, en la que acusó a los partidos políticos que en las recientes elecciones estatales de Coahuila, “tendieron sus clásicas trampas a la ciudadanía empobrecida para comprar el voto (…) ignorando la emergencia que vivimos y (olvidando) que urge rehacer la cohesión social mediante la vivencia de los valores democráticos".

A continuación un escueto comparativo entre estos dos religiosos y su acercamiento a los asuntos de Estado:

 

A juicio de esta columna, cara perversa de la religión católica en México, moneda de cambio para el tráfico mafioso con la espiritualidad de los mexicanos. 

Obispo de Ciudad Juárez entre 1992 y 1994, cuando el Feminicidio empezó a ser documentado. El cura tapatío le dijo a la Revista Quién, propiedad de Grupo Televisa, en septiembre de 2010: ”Curiosamente cuando viví en Chihuahua al poco tiempo ganó el PAN ¿Cómo lo he visto? como un avance del país hacia la democracia”. 

LEER MÁS:  Sheinbaum llama a jóvenes a postularse en elección de Poder Judicial

Vive en una mansión en Tlaquepaque, Jalisco. Sustituyó como arzobispo de Guadalajara a Juan Jesús Posadas Ocampo, luego de que fuera asesinado el 24 de mayo de 1993.

 

Enfrentó demandas por acusaciones en contra del gobierno del DF, luego de que se aprobaran los matrimonios entre homosexuales y su posibilidad de adopción.

 

Obispo que camina siempre a lado de las víctimas de la opresión e injusticia social, identificado con las causas justas y el pueblo organizado. 

Se solidarizó con 12 bailarinas que fueron violadas por elementos del regimiento de caballería, cuando vigilaban los paquetes electorales en Múzquiz, Coahuila y "recibieron un sospechoso permiso para irse de parranda al poblado de Castaño, donde irrumpieron en un bar de table-dance”.

Fue el primero en sumarse a las familias de los mineros de Pasta de Conchos, cuyos cuerpos quedaran sepultados en la mina, producto de una explosión consecuencia de la negligencia criminal del oligarca Germán Larrea. Por exigir justicia social, se verá obligado próximamente a comparecer un tribunal católico “para que explique por qué promueve (sic) las relaciones entre homosexuales”.

 

Recapitulando: 

 

1) El ex gerente de Coca Cola y primer caballero de su rancho San Cristóbal, declaró haber cargado los dados; 2) La cacique con patas (de gallo) y su ejército de maestros firmaron en 2006, una mafiosa Alianza por la (fallida) Educación; 3) Señores priístas descubiertos operando políticamente en sus feudos, a favor del candidato oficial; 4) El Consejo Coordinador Empresarial -abiertamente y con todos sus recursos- infundió el miedo a través de su brazo armado mediático Televisa; 5) El Tribunal Electoral dictaminó que sí hubo fraude (pero nomás tantito); 6) La militarización, la Iniciativa Mérida y las revelaciones de Wikileaks…

LEER MÁS:  Fuerzas Armadas de México son pueblo uniformado: Sheinbaum

Antier se destapó otro frente de la dominación mafiosa –en el plano espiritual-. Me pregunto: ¿Cuántos discursos dominicales (también conocidas como homilías) habrá protagonizado el peligroso demonio rojo López Obrador, en voz de las huestes de curas sandovalistas alineados? ¿Cuándo podré ver en un acto público a don Raúl Vera a lado la verdadera oposición?

 

Y todavía hay quienes dudan de la existencia de una mafia que domina la vida pública del país.

No acostumbro rezar, pero si estás ahí, por favor ¡sálvame Supermán!

 

Twitter @Chalalu

 

(cc)

 

Con información de Jaime Avilés
http://www.jornada.unam.mx/2011/07/23/opinion/006o1pol

{jcomments on}