Por Isadora Bonilla
Regeneración, 25 de noviembre del 2015.-Coca Cola publicó recientemente en su cuenta de youtube un video alusivo a la navidad en el que insta a los consumidores a usar el hashtag #AbretuCorazón para “romper un prejuicio”.
Es difícil elegir por dónde empezar a señalar la serie de aterradores elementos nocivos de los que se vale la empresa para validar mediante extraños símbolos y mensajes, el consumo de su producto.
En el video se puede ver a un grupo de adolescentes “bonitos y blancos», que parecen estar increíblemente felices y motivados a cortar unos maderos en un taller. Su dicha es tal que hasta el traslado y montaje de esos materiales a una camionetota de papi es casi equiparable a ir a Six Flags. Luego se los ve llegando echando mucho desmadre a Totontepec, una comunidad Mixe, y se ve la leyenda que dice que el 85% de los indígenas se ha sentido discriminado por la lengua que habla.
El pueblo Mixe, son llamados los nunca conquistados; por ser el único grupo indígena que resistió exitosamente a los españoles.
El creativo se buscó una estadística equis y la insertó como al tanteo. Y repitiendo los estereotipos que promueve la televisión comercial (Televisa y TV Azteca)
Llevan un montón de Coca Colas en una hielera aunque se ve que están usando chamarras y obviamente hace frio. ¿A quién se le antoja una Coca cola si hace frío y estás en un lugar así? ¿No es mejor un atole?
Luego todos construyen un árbol hecho con madera que pintan de rojo. Y entonces saltan para la vista crítica un montón de preguntas: ¿Por qué chingados los indígenas necesitan un árbol de navidad? ¿De qué manera la Coca Cola les puede beneficiar? ¿Por qué tienen que ser todos los adolescentes pseudo benefactores, rubios, blancos o de un estrato económico más alto? A los adolescentes de estratos económicos altos, ¿lo mejor que se les puede ocurrir para romper prejuicios entorno a la problemática indígena (sea cual sea ésta entre las decenas de problemáticas que hay) es llevar un árbol de madera, pintarlo de rojo y jugar a la caridad? ¿Es la caridad un solución al problema de la desigualdad y la discriminación? ¿Conocen los adolescentes caritativos los estragos de la industria refresquera en México, en el mundo, y en especial en las poblaciones indígenas? Parecería que no.
¿Estamos hablando de una coca colonización?
Revisemos un poco las estadísticas:
163 litros de refresco son consumidos por persona al año en México.
Aproximadamente 500,000 personas mueren por diabetes al año en nuestro país.
Cada 30 segundos a alguien le amputan una pierna en el mundo por complicaciones de diabetes, uno de los padecimientos que en México más cuestan al erario público y que puede ocasionar el colapso del sistema nacional de salud.
-Coca Cola paga un costo mínimo por derechos de explotación del agua
-Cada litro de coca cola gasta 175 litros de agua
-Chiapas, es el estado donde más se consume esta bebida. El mismo estado ocupa el lugar número 13 en obesidad y 31 en desnutrición.
Según estadísticas del Instituto Mexicano del Seguro Social, en Chiapas seis de cada 10 adultos sufre obesidad y sobrepeso. Estos estudios indican una fuerte relación entre el padecimiento y el consumo de refrescos, que se ha propagado en la entidad gracias a las campañas de publicidad masivas y a la inserción de la bebidas en los usos y costumbres de las comunidades, al grado de que en algunas el destete se realiza con Coca Cola.
Avances y retrocesos
En 2013 se aplicó a las bebidas azucaradas un impuesto que aumentaba 1 peso el costo de los refrescos, con la esperanza de producir una caída en los volúmenes de la industria que pudiese incidir en la cadena productiva. Un año después, estudios realizados por el Instituto Nacional de Salud Pública y la Universidad de Carolina del Norte, revelaron que el consumo de refrescos disminuyó un 12% al menos en 2014. Y la reducción en el consumo fue mucho mayor en los niveles socioeconómicos más bajos.
Sin embargo, el pasado 20 de octubre diputados del PRI y el PAN, aprobaron una reducción del 50% a este impuesto. Delfina Gómez Álvarez, y Jesús Álvarez López, ambos diputados de morena, se pronunciaron en contra de esta medida, considerada como regresiva para la lucha contra la obesidad.
Además del impuesto a las bebidas azucaradas, se emprendió una campaña por parte del gobierno federal por mitigar los efectos de la dieta alta en azúcares, Coca Cola lanzó un par de campañas para ajustarse a las medidas que probablemente le costarían bajas en sus ventas, y a pesar de que México es el principal país consumidor de la bebida, al tiempo que en los medios se desplegaban campañas de concientización sobre los efectos del consumos de refrescos, Coca Cola lanzaba sus campañas de respuesta: Coca Cola Life. Una versión “verde” del producto, supuestamente menos azucarada y con una botella más “reciclable”, y ¿Y si nos levantamos?, un intento por contrarrestar las críticas al refresco por formar parte de hábitos de vida como el sedentarismo.
Sin duda, los publicistas de la refresquera más grande del mundo saben lo que hacen, y no es extraño que su campaña de navidad incluya a poblaciones azotadas por al hambre, la pobreza y la marginación.
Todos ellos, problemas agudizados precisamente por industrias como la de Coca Cola, que financia campañas de políticos que producen guerras, que extrae reservas acuíferas de zonas naturales protegidas sin restricciones legales y a muy bajo costo, que utiliza 175 litros de agua para producir un litro de refresco, que genera problemas de obesidad, diabetes, y demás padecimientos cardiovasculares. Que no sólo daña y genera estragos graves en el medio ambiente y la salud de las personas, sino que funge como agente colonizador de los imaginarios, también de los indígenas, que lo último que piden es un simplón árbol de navidad de color rojo.
Hace algunos años se publicó el exitoso “anticomercial” en respuesta a la publicidad facilona de Coca Cola.
Ojalá pronto veamos más producciones de este tipo.
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