Aunque la atención del conflicto magisterial se centra en los estados del sur, una rebelión social se gesta en el norte del país. El caso emblemático es Nuevo León, donde el control sobre los trabajadores ha sido casi absoluto durante décadas, al grado que las manifestaciones en Monterrey han cimbrado a la sociedad.
Por Joaquín Hurtado | Homozapping
Regeneración, 4 de julio de 2016.- La pradera docente de Nuevo León está en llamas. La ineptitud política del gobierno del Bronco ha provocado que miles de mentores se sigan sumando a la irritación que colma las avenidas y plazas de Monterrey. A los maestros los acompañan familiares, simpatizantes, artistas, intelectuales, organizaciones sociales y contingentes de otros gremios solidarios como los trabajadores de la Salud.
La marcha magisterial es una creciente y cada vez mejor organizada masa humana en franca rebeldía por las violaciones a sus derechos laborales. Cada manifestación rompe su propio récord cuantitativo. Aumentan los incidentes donde hay confrontación entre los policías y los disidentes. El número de manifestantes ha llegado a los quince mil profesores que a gritos exigen ser escuchados por el pueblo y el gobierno. Se observan contingentes venidos de las zonas foráneas de todo el estado.
Mientras tanto, un jovial Enrique Peña Nieto departe con sus homólogos de Canadá y Estados Unidos en el marco de una gira de trabajo. En las calles los maestros corean: “Va a caer, la reforma va a caer”. Fácilmente podría cambiarse la consigna por la de “Va a caer, Peña Nieto va caer”.
Así fue. EPN cayó víctima de sus propios enredos y fobias políticas. El presidente mexicano tuvo que pasar el trago más amargo en esta gira. En la rueda de prensa conjunta con los otros mandatarios, Obama le respingó cuando Peña criticó el populismo. Obama le enmendó la plana y dijo que él se asumía como populista porque tenía como prioridad atender las necesidades más apremiantes de los más pobres ante la voracidad del capital especulativo.
El Brexit y Trump fueron los dos fantasmas que sin decir abiertamente su nombre estuvieron siempre presentes en los diálogos de alto nivel entre las naciones que conforman la región más septentrional del continente americano, aliadas en un polémico TLC. La situación mundial pinta un panorama cada vez más amenazador para la estabilidad económica y social del mundo entero. Uno lo huele en las calles.
A las nueve y media de la noche de aquel día de furia los docentes regresan a la Macroplaza, allí acuerdan una estrategia bastante temeraria por radical: ir a paro laboral como medida de presión el viernes 1 de julio. El gobierno responde con titubeantes amenazas.
Al día siguiente los principales diarios y medios electrónicos reportan los pormenores de la agitación y los trastornos en las vialidades. Califican a la insurrección magisterial como totalmente fuera de control. Empiezan a correr rumores sobre la inminente renuncia de la secretaria de Educación Esthela Gutiérrez. Los líderes formales de las secciones 21 y 50 brillan por su ausencia. El único funcionario del gobierno Bronco que da la cara es Manuel González, secretario General de Gobierno. Trata de administrar -en vano- la rebeldía del profesorado. Nadie en este gabinete parece comprender nada de lo que ocurre en sus narices.
Jueves, 30 de junio. Cuando el magisterio estatal cobra su sueldo correspondiente la segunda quincena de junio se da cuenta que fue engañado por el gobierno federal en contubernio con el estatal. El enfado saca más puños para pedir la renuncia de Aurelio Nuño. El aumento salarial del 15 de mayo con retroactividad al 1 de enero del 2016 se diluyó hasta quedar en una cantidad ridícula. El concepto Carrera Magisterial ya no sirve para calcular las percepciones salariales ni las promociones profesionales. De un plumazo se borró este indicador con décadas de antigüedad. La furia docente vuelve a retumbar en palacio de gobierno.
Jaime Rodríguez en una visita a un plantel escolar en el municipio de García, que él gobernó como alcalde, trata de regañar al magisterio por la forma de protestar. El tiro se le ceba. Sale regañado tanto por los alumnos como por los maestros. “No nos falte al respeto”, le planta la directora del centro escolar. El Bronco se humilla, pide disculpas y se retira.
Viernes 1 de julio. El magisterio cumple la amenaza de parar labores. Se afirma que casi dos mil planteles cierran las puertas. Los profes se lanzan a la calle. La mayoría de los padres de familia los apoya. “Váyanse a la protesta al palacio del gobierno, nosotros los cuidamos”, dicen las y los jefes de familia, a pesar de la presión de algunas televisoras que critican desde muy temprano esta forma de luchar. Todo ese día de calor infernal el magisterio hace plantón en la Explanada de los Héroes, corazón político de la entidad y se lanza de nuevo a estrangular vitales arterias en hora pico. Protesta fuera del edificio del Congreso donde sólo los diputados de las fracciones minoritarias como Movimiento Ciudadano salen a atender a los inconformes y prometen apoyar para derogar la pérfida reforma. La acción de huelga es todo un éxito en cuanto a convocatoria e impacto en la prensa.
El sábado 2 de julio se celebran reuniones entre los representantes de la base magisterial. El gobernador, según reportan los diarios, se hace el loco en una pantomima con sabor electorero en la cual se pone a tapar ¡un bache! en el norte de la ciudad. Los baches, él insiste, deben ser rellenados por los mismos ciudadanos con sus propios medios. Las críticas en las redes sociales no se hacen esperar.
Ocurrente como él solo el Bronco se ofrece como intermediario ante la federación para reformar la reforma educativa, la cual no es ley divina, según afirma. Cuánto se parece el Bronco al guasón de Vicente Fox. Da pena ajena, igual que Peña.
¿Alguien tomará el ofrecimiento del gobernador en serio? ¿Quién asesora al Bronco en esta crisis para que cada vez que habla enardezca más los ánimos en las calles? ¿Creerá el gobernador que con amenazas incumplidas y tonterías pintorescas va a volver a los docentes a sus aulas? ¿Si tan buena disposición tiene Jaime Rodríguez para fungir como interlocutor para echar abajo la reforma por qué insiste en su necedad en mantener a la impresentable secretaria de educación en su puesto? ¿Es viable aún el gobierno del Bronco cuando ya demostró incapacidad absoluta para controlar a la ciudadanía encolerizada?
La semana próxima las cosas pueden empeorar en el país ante el bajo nivel de diálogo en Bucareli entre Osorio Chong y los representantes de la CNTE. A nivel estatal el reloj sigue devorando los minutos y el gobierno cada vez se percibe más extraviado, derrocha tiempo muy valioso. La mecha está encendida y la rebelión magisterial parece que ya no se aplaca con nada.