En una investigación reciente, el periodista catalán, Oriol Malló relata la reconquista de México y de América Latina por parte de las grandes empresas españolas. Malló documenta, por primera vez, las razones económicas que llevaron al gobierno español a apoyar el fraude electoral en México en 2006.
Los gobiernos de Carlos Salinas, Zedillo, Fox y Calderón entregaron al capital español bancos, contratos, para la perforación y explotación de áreas estratégicas de petróleo y luz eléctrica (actividades restringidas al Estado), playas para sus grandes cadenas hoteleras, líneas aéreas y telefonía celular. Y van por más. Gracias a la cooptación y la corrupción, el conglomerado español ha monopolizado obras públicas, agua, energía, turismo, medios y telecomunicaciones. Incluso reportan ganancias de 40 por ciento en México a pesar de la crisis.
“La nueva élite neoliberal –escribe en su libro- formada al calor por Carlos Salinas de Gortari, Carlos Menem y Fujimori, tomó como bandera la democracia oligárquica española y su milagro económico, hoy en ruinas, mientras Felipe González pilotaba este proyecto de desembarco imperial bajo cobertura política y financiera de los Estados Unidos. Así emergieron, en los noventa, las poderosas redes de españolas que son hoy el principal ariete contra el cambio y la soberanía de Latinoamérica”.
La amplia red de intereses españoles en México abarca desde BBVA Bancomer, Santander, Serfin, hasta Repsol, Iberdrola, Mapfre, Riu, Melià; el tren suburbano construido por la empresa CAF, grupos empresariales como HIDAFA; empresas mediáticas como Telefónica o Prisa y su periódico El País.
En El cártel español. Historia crítica de la reconquista de México y América Latina (Editorial Foca, 2011), Oriol Malló desvela las razones, el funcionamiento y las redes de poder que se mueven alrededor de las multinacionales españolas y los motivos de su apoyo a la campaña sucia contra Andrés Manuel López Obrador en las elecciones presidenciales de julio del 2006.
“El gobierno español apoya a quien haga negocios con las multinacionales españolas o esté en disposición de hacerlos. López Obrador no dio un solo contrato a empresas españolas cuando era jefe de gobierno del Distrito Federal. Nunca aceptó negociar bajo mano con cabilderos corporativos como el ex presidente español Felipe González, la empresa eléctrica Iberdrola o la actual reina del sexenio, la también española OHL, cuyo presidente, José Andrés de Oteyza, fue secretario de patrimonio y fomento industrial con López Portillo (1977-1982), y está en vías de privatizar la red de autopistas urbanas del área metropolitana de la Ciudad de México. Incluso AMLO se negó a reconocer los contratos leoninos que tenía el gobierno el Distrito Federal con EUMEX, empresa de publicidad estática, dependiente de la influyente corporación hispánica Fomento de Contratas y Construcciones. Fue una ardua batalla legal, que incluyó las mañas y amenazas de esta empresa y sus protectores, desde el abogado Diego Fernández de Ceballos hasta la embajadora de España, Cristina Barrios”.
“La actitud nacionalista de López Obrador en el Distrito Federal ante las demandas del cártel español incidió en las elecciones presidenciales del 2006”, asegura el periodista. Es una historia más de la corrupción y del colonialismo en México.
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