Por Armando Bartra

Se llama renta a las utilidades extraordinarias que se embolsan quienes hacen negocios con petróleo por el hecho de que es escaso y tiene mucha demanda. Y las utilidades en el precio petróleo mexicano son altísimas, pues nueve de cada diez pesos que se pagan por este aceite mineral son ganancias. En México el “oro negro” cuesta apenas una décima parte de lo que vale en el mercado.
Pero ¿quién paga esta renta? No la pagan los empresarios que emplean petróleo o sus derivados porque la cargan en el precio de lo que producen. La renta la pagamos los consumidores finales. La pagamos los que compramos bienes para subsistir.
La enorme renta petrolera sale de tu bolsillo, de mi bolsillo y del bolsillo de todos los consumidores. Pagamos renta petrolera cuando compramos gasolinas o nos subimos a un camión, pero también cuando pagamos la luz, que se produce en gran parte quemando combustibles fósiles. También hay renta petrolera en el precio de la tortilla, del pan o de los jitomates, pues en su cultivo se emplean fertilizantes derivados de los hidrocarburos y en su transporte se emplea diesel o gasolina.
La renta petrolera no sale del subsuelo cuando brota el petróleo, sale de nuestros bolsillos cuando pagamos lo que con petróleo se produce. Y el petróleo está en todas partes, de modo que, compres lo que compres, en su precio siempre estará oculta la renta petrolera.

¿Te vas a dejar bolsear?
{jcomments on}