La alocución televisiva del presidente Obama anunciando la creación de una coalición mundial contra una organización terrorista alcanzó su objetivo: la opinión pública occidental parece convencida de que esta guerra es una respuesta a la limpieza étnica en Irak. Sin embargo, tanto esa organización terrorista como la coalición reunida para luchar contra ella son peones de un plan de «rediseño del Medio Oriente ampliado» trazado hace 13 años. La única novedad es que Washington ha contratado un ejército privado para que se encargue de la limpieza étnica, condenada por el derecho internacional.
«América», explica Obama, está «bendita» porque asume las tareas más difíciles, empezando por la «responsabilidad de ejercer el liderazgo». En «un mundo incierto» como nuestro mundo actual, «el liderazgo estadounidense es la única constante». En efecto, es «América» la que tiene «la capacidad y la voluntad de movilizar al mundo contra los terroristas», es «América» la que «ha reunido al mundo contra la agresión rusa», es «América» la que puede «contener y eliminar la epidemia de ébola».
En un tono que recuerda el de un predicador medieval en la época de la peste –poniendo la «agresión rusa» en el mismo plano que la epidemia de ébola–, el presidente de Estados Unidos proclama la nueva cruzada contra el «Estado Islámico de Irak y de Siria» (EIIS), advirtiendo que «se necesitará tiempo para erradicar un cáncer como este». A pesar de todo lo que Estados Unidos ha hecho hasta ahora para combatir el terrorismo, subraya Obama, «continuamos enfrentando una amenaza terrorista» porque «no podemos borrar del mundo todo rastro del Mal».
Con esta advertencia, que recuerda las cruzadas del republicano Ronald Reagan contra «el Imperio del Mal» (la URSS) y del también republicano George W. Bush contra «el enemigo en algún oscuro rincón de la Tierra» (al-Qaeda), el demócrata Obama nos anuncia «la estrategia de Estados Unidos para vencer el EIIS», estrategia que consta de 4 puntos.
«Una campaña sistemática de ataques aéreos contra el EIIS», en Siria y en Irak.
«Creciente apoyo a las fuerzas que combaten al EIIS en el terreno»: con la diferencia, en relación con las anteriores intervenciones en Irak y Afganistán, de que Estados Unidos no enviará oficialmente fuerzas terrestres sino consejeros e instructores (otros 475 llegarán próximamente a Irak). También se aportará financiamiento y armamento, gracias a la adopción en el Congreso de una ley ad hoc, a las fuerzas iraquíes y kurdas y, en Siria, a los grupos que combaten contra «el régimen de Assad que aterroriza a su pueblo» y contra «los extremistas como el EIIS».
«Seguir aprovechando nuestras considerables capacidades en materia de antiterrorismo para prevenir los ataques del EIIS», lo cual se logrará trabajando en estrecho contacto con los socios –entre ellos Israel, que ya se declaró dispuesto a compartir la información que han recogido sus propios servicios de inteligencia.
«Prestar asistencia humanitaria a los civiles inocentes expulsados de sus hogares por» el EIIS.
Estados Unidos ya ha conformado «una amplia coalición de socios» que aportan «miles de millones de dólares en ayuda humanitaria, armas y respaldo a las fuerzas de seguridad iraquíes y a la oposición siria». En los próximos días el secretario de Estado John Kerry viajará al Medio Oriente y Europa para «reclutar más socios para esta lucha».
Lo que anunció la administración Obama no es una estrategia que el presidente ha tenido que autorizar después de haber subestimado la amenaza del Emirato Islámico –según la versión que tanto se han empeñado en divulgar los medios de prensa– sino una estrategia trazada desde hace años.
Como ya se ha documentado ampliamente, los primeros focos del futuro Emirato Islámico se formaron cuando, para derrocar a Kadhafi en Libia –en 2011–, la OTAN –bajo las órdenes de Estados Unidos– financia y arma grupos yihadistas que poco antes eran considerados terroristas. Después de haber ayudado a derrocar a Kadhafi esos yihadistas se trasladan a Siria para derrocar a Assad. Y es en Siria, en 2013, donde nace el Emirato Islámico, al que se le facilita el paso a través de Arabia Saudita, Qatar, Kuwait, Turquía y Jordania, que también le suministran armas y financiamiento, en el marco de un amplio programa coordinado por la CIA (la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos).
Foto: John McCain se reúne en Siria con el Estado Mayor del Ejército Sirio Libre (ESL). A la izquierda, en primer plano, Ibrahim al-Badri (el hoy autoproclamado “califa” Ibrahim) escucha al senador, quien habla diractamente al futuro “califa”. El individuo con espejuelos es el general Salim Idriss, jefe del ESL.
En mayo de 2013, un mes después de haber fundado el Emirato Islámico en Irak y el Levante, Ibrahim al-Badri –el hoy «califa» que se identifica con el nombre de guerra de Abu Bakr al-Baghadi– se reúne en Siria con el senador estadounidense John McCain, a quien Obama ha asignado la tarea de realizar operaciones secretas por cuenta del gobierno estadounidense. Después de esa reunión, el Emirato Islámico [entonces identificado como EIIL] emprende su ofensiva en Irak, en el preciso momento en que el gobierno del primer ministro al-Maliki está distanciándose de Washington para acercarse a China y Rusia.
El verdadero objetivo de la estrategia que ha emprendido Obama es la destrucción de Siria y la reocupación de Irak. Por otro lado, al implicar a sus aliados europeos en un nuevo frente en el Medio Oriente, y al mismo tiempo en el frente oriental contra Rusia, Estados Unidos refuerza su propia influencia sobre la Unión Europea, cuya unidad Washington desea únicamente si se mantiene bajo el liderazgo estadounidense.
Notas:
[1] Como puede verse, el presidente Obama ha optado por designar como «Emirato Islámico en Irak y en Siria» la organización que su propia administración creó para realizar una limpieza étnica (lo que jurídicamente puede calificarse como un «crimen contra la humanidad». Sin embargo, esa organización nunca se hizo llamar de esa manera sino, sucesivamente, «Emirato Islámico en Irak y el Levante» (o sea, en la Gran Siria, que abarca los territorios de la Siria actual y los de Palestina, Israel, Jordania y el Líbano así como algunas regiones turcas e iraquíes) y «Emirato Islámico» a secas.
[2] «Plan de Barack Obama para destruir el Emirato Islámico », por Barack Obama, Red Voltaire, 10 de septiembre de 2014.
Fuente original: Il Manifesto (Italia)
Traducido al español por la Red Voltaire a partir de la versión al francés de Marie-Ange Patrizio.