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Para construir su casa de material, María Ponce, indígena na suvi, se dedica a la siembra de la amapola, oficio que aprendió de su esposo
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Hace 7 años su pareja partió a EU en busca de trabajo, pues su familia se endeudó con 40 mil pesos por una enfermedad que contrajo su hija
Por Salvador Cisneros para El Universal
Regeneración, 21 de marzo de 2017.- María es originaria de Cochoapa el Grande, municipio de La Montaña Guerrero, donde según Coneval, 95.5% de su población vive en extrema pobreza y con los mayores índices de rezago social del país.
Antes de que se fuera a Estados Unidos, el esposo de María le enseñó a manejar el cultivo y la recolección de la goma de amapola. También le ayudan dos de sus primas y una sobrina de seis años.
La indígena de 35 años y sus tres hijos vivían en casa de sus suegros; y para construir su propia casa, María decidió dedicarse a la amapola.
Otros hombres de la comunidad, como el esposo de María, han partido hacia Estados Unidos o se han unido al crimen.
La pequeña Juanita, gracias a sus 55 centímetros de altura, logra realizar más fácil las tareas del rayado y, sobre todo, la recolección de goma.
Después de la recolección, familiares de su esposo supervisan y limpian la planta conocida en la lengua tu´un savi como Núniku ndo´o.
Ante la falta de oportunidades, cientos de indígenas de La Montaña de Guerrero que viven en extrema pobreza, han hallado en esta siembra una actividad vital para mantenerse.
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