Ante las medidas del gobierno de Bolsonaro contra la selva del Amazonas, sugieren boicotear los productos que representen una amenaza a la selva.
Regeneración, 5 de agosto del 2019. El Amazonas es considerado uno de los pulmones más importantes del Mundo, no sólo porque contiene el 40 por ciento de las selvas tropicales de la Tierra sino porque además alberga el 10-15 por ciento de las especies terrestres del mundo.
Sin embargo, esta maravilla sudamericana está muy cerca de un «punto de inflexión» del que no habría más tiempo para regresar, asegura The Economist.
Esto luego de que el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro «abriera al desarrollo» dicha zona, pero también la expusiera a la amenaza de la deforestación incontrolada.
Bolsonaro está acelerando el proceso de deforestación, en nombre del desarrollo, dice la publicación anglosajona, a lo que llamó «vandalismo».
Lo anterior, en contraste con el acuerdo establecido, en junio, por la Unión Europea y el Mercosur, mismo que incluye disposiciones para proteger la selva tropical, donde Brasil es el miembro principal.
Las cifras de unos y otros
La selva sigue siendo un medio de vida para mil 500 millones de personas, los bosques mantienen ecosistemas locales y regionales y, para los otros 6 mil 200 millones, proporcionan un amortiguador frágil y crujiente contra el cambio climático.
Sin embargo, el presidente brasileño dejó en claro que los infractores no tienen nada que temer, eso aunque «alrededor del 70 por ciento al 80 por ciento de la tala en el Amazonas es ilegal, y la destrucción ha aumentado a niveles récord a un ritmo de más de dos islas de Manhattan por semana», comparan.
The Economist reflexiona ante esta la situación, y asegura, que «Brasil tiene el poder de salvar la mayor selva tropical de la Tierra, o destruirla», sin embargo, hace un llamado mundial a detener estas acciones gubernamentales.
Entre otras cosas, sugiere boicotear los productos exportados por Brasil que representen una amenaza a la selva.
«Las compañías de alimentos, bajo la presión de los consumidores, deben rechazar la soja y la carne producidas en tierras amazónicas explotadas ilegalmente».
En su artículo, The Economist denuncia que la selva amazónica está muy cerca de ser irreparablemente destruida y lo desastroso que sería para todo el mundo.
«Lo mismo ocurre con China, que está preocupada por el calentamiento global y necesita la agricultura brasileña para alimentar a su ganado», destaca el editorial.
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