La larga despedida de López Dóriga ha provocado una especie de agonía para el propio conductor y Televisa. Una agonía que es equivalente a una caída constante de credibilidad y de funcionalidad
Por Jenaro Villamil | homozapping
Regeneración, 10 de abril del 2016.-Sin venir mucho a cuento, durante dos días El Noticiero de Televisa hizo un “homenaje” por los 16 años de su conductor principal, Joaquín López Dóriga, en esta semana.
El tiro salió por la culata o quizá ése era el mensaje encubierto: en lugar de celebrarlo, parecían despedirlo. Así fue interpretado en la gran mayoría de mensajes que volvieron el tema Trending Topic nocturno. Es el estilo de la doble cara del consorcio: cuando halaga, golpea, cuando homenajea, prepara la despedida.
“Han ocurrido 16 años de estar con usted aquí todas los noches, con toda la exigencia que esto implica, con todo el rigor y sobre todo con mucho gusto, y una enorme satisfacción. Muchas gracias a usted, que desde ahí hace posible que todos nosotros sigamos, desde acá, haciendo lo que más nos gusta”, afirmó López Dóriga.
Para ser un homenaje, más bien sonaba a despedida.
Desde diciembre del año pasado, Los Cuatro Fantásticos que dirigen Televisa habían tomado la decisión de afrontar cambios en la pantalla ante la caída imparable de la publicidad, como efecto de la disminución de audiencias y, sobre todo, de la credibilidad.
López Dóriga se volvió desde 2012 en un pasivo y no en un activo de la credibilidad y de los favores políticos que suele ofrecer Televisa a los poderosos a cambio de silencio, publicidad o prebendas.
La demanda pública y penal que la empresaria María Asunción Aramburuzabala interpuso contra Joaquín López Dóriga y su esposa vino a ventilar lo que todos sabían, pero nadie se había atrevido a documentar y menos a denunciar: el Teacher tiene como práctica común presionar y extorsionar con el poder del micrófono, para defender intereses particulares.
No es el único ni el primero que lo hace. De hecho, la extorsión es un sello de Televisa y de buena parte de los medios electrónicos que confunden la concesión pública con un casino de intereses: gana el que más le apuesta.
El problema es que se ventilara públicamente y que lo hiciera una empresaria que fue, además, accionista de Grupo Televisa en las “épocas difíciles”.
Al escándalo se ha sumado el creciente repudio de las audiencias mexicanas que observan claramente cómo los noticieros de Televisa se convierten en una “caja china” de distractores, mentiras, silencio, propaganda contraproducente.
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Al día siguiente del homenaje en la pantalla, surgió otro Trending Topic en Twitter con la frase #MientoComoLopezDoriga. López Dóriga se enfureció y a través de su cuenta en esa red social respondió de esta manera:
“No solo #trolecitos también #ardillas. Les digo #ternuritas. #MientenComoMisTroles.”
¿Quiénes eran sus troles? ¿Quién los pagó? Nunca lo expresó. Las “ardillas” también andan en Los Pinos. ¿Acaso es “fuego amigo” desde la presidencia no sólo de Televisa sino de la República?
La larga despedida de López Dóriga ha provocado una especie de agonía para el propio conductor y Televisa. Una agonía que es equivalente a una caída constante de credibilidad y de funcionalidad.
En la atmósfera de comunicación oficial, cuando el “vocero del sistema” está ya señalado con un déficit de credibilidad pierde, incluso, la propia eficacia.
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