Hace 43 años, un movimiento de jóvenes alegres y decididos, hizo temblar al régimen autoritario del PRI.
El movimiento estudiantil de 1968 defendía las libertades democráticas y los derechos humanos, pero el gobierno respondió con la violencia.
A pesar de que el Estado asesinó a sus propios hijos, los estudiantes abrieron el camino de la democratización del país.
El maestro José Revueltas escribió unas palabras para no olvidar ese dos de octubre, un episodio de vergüenza nacional:
“Uno hubiese queridoamar, sollozar, bailar, en otro tiempo y otro planeta
(aunque se hubiese tratado de este mismo).
(aunque se hubiese tratado de este mismo).
Pero todo te está prohibido, el cielo, la tierra. No quieren que seamos habitantes. Somos sospechosos de ser intrusos en el planeta. Nos persiguen por eso; por ir, por amar, por desplazarnos sin órdenes ni cadenas.
Quieren capturar nuestras voces, que no quede nada de nuestras manos, de los besos, de todo aquello que nuestro cuerpo ama. Está prohibido que nos vean. Ellos persiguen toda dicha. Ellos están muertos y nos matan. Nos matan los muertos. Por eso viviremos”.
(José Revueltas, México 68:Juventud y Revolución).
Recordamos a los estudiantes del 68 porque son herencia y memoria. Hoy levantamos su bandera: democracia, libertad y justicia. ¡Dos de octubre no se olvida! Como ayer, el cambio que México necesita requiere de la rebeldía de los jóvenes, de su ímpetu, de su alegría, de su creatividad.
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