Carta desde el reclusorio femenil Tepepan
Primero que nada reciban un abrazo, asimismo mi más grande agradecimiento por el apoyo recibido de parte de muchos de ustedes. Al igual que muchos otros presos políticos estoy aquí recluida por defender nuestros derechos, y sigo pidiendo al Estado, al poder legislativo, ejecutivo, judicial que respeten y garanticen el derecho humano a la libre determinación de los pueblos indígenas. Que se respeten y se reconozcan sus sistemas de justicia y la vida interna de sus comunidades, en base a sus usos y costumbres. Estos derechos están reconocidos en el artículo 2do constitucional y por el Convenio 169 de la OIT. En el caso del estado de Guerrero soy miembro de la Policía Comunitaria, parte de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC), reconocida y legalizada en el estado mediante la Ley 701.
A pesar de este reconocimiento, estoy presa por haber denunciado secuestros, asesinatos y desapariciones así como violaciones a niños y niñas de nuestras comunidades, que viene cometiendo una red del crimen organizado que controla la pornografía infantil en la región, causándoles dolores extremos a nuestros niños. Estoy presa por levantar la voz y decir: ¡Ya basta! Por mi atrevimiento he sido reprimida por el Estado y el sistema de gobierno y excluida de la justicia. Por eso hago un llamado a la unidad y a la solidaridad con todos los que somos presos políticos para fortalecer y fomentar la reflexión. Les hago un llamado a ayudarnos con la difusión de nuestros casos, para fortalecer esta lucha que considero de suma importancia, que no sea una lucha aislada porque la represión y el olvido provoca que la represión sea más dura e impunemente cometida.
También pido su apoyo para la Tribu Yaqui, para los presos de la CRAC, para Marco Antonio Suástegui, Vocero del Consejo de Ejidos y Comunidades Opositores a la Presa La Parota (CECOP), a los presos de Oaxaca y Puebla, y en general les pido su solidaridad para todos los que somos presos políticos. Yo les pido apoyo para hacer justicia de una vez por todas y que ya no nos sigan matando y no nos persigan como delincuentes y no nos tengamos que esconder.
Demandamos nuestro derecho a organizarnos, a luchar y a defendernos de las explotaciones y de las injusticias de la pobreza que viven nuestros pueblos, a causa no sólo de los caciques, sino del gobierno que quiere acabar con nosotros. Creen que si nos encierran, nos desaparecen y nos matan ya solucionaron el descontento del pueblo y Ayotzinapa es el ejemplo. Les pido difundir nuestros casos porque se necesita de la solidaridad de todos ustedes para que se haga justicia.
Y les digo que me honro de ser amiga del pueblo y de ser apoyada de todos ustedes. No tengo palabras para agradecer toda la solidaridad que he recibido en estos años tan difíciles, pero estoy segura de que voy a seguir luchando para que toda la sociedad sepa lo que está ocurriendo con toda mi gente, para que se conozcan las injusticias que sufren mis hermanos y hermanas de raza. No me despido, seguiremos sabiendo unos de los otros porque ahora somos una sola lucha.
Regeneración, 26 de agosto del 2015. Documento expedido en la Torre Médica del Reclusorio Femenil de Tepepan, México D.F., el 22 de agosto 2015