Tras la difusión de la noticia, la historia detrás de ella es de desesperanza; mira que llevar a tu hijo muerto en brazos por toda la ciudad.
Por Fabiola Rocha @fabioaromo
Regeneración, 05 de diciembre de 2017.- Lo llevaba pegado a su pecho; hacía horas que el corazón de Miguel Ángel, un pequeño de tres años que nació con un mal cardíaco, había dejado de funcionar: entre cobijas, como si sintiera el frío, y dentro de una bolsa de plástico, lo transportaba Silvia para llevarlo al pueblo donde creció: Acambay, en el Estado de México.
La imagen rápidamente se convirtió en viral en las redes sociales, compartida por un reportero de justicia, Carlos Jiménez. En ella se muestra con dureza la realidad de muchas mujeres; la mujer sostiene a su hijo, como desde que nació, tiene la mirada bloqueada por una gorra blanca y el rostro duro; a simple vista, nadie creería que Silvia tiene apenas tiene 25 años.
“El mal cardíaco que padecía de nacimiento provocó que la madrugada del domingo perdiera la vida cuando su mamá buscaba llevarlo a un médico en la Ciudad de México. Por eso, cuando el pequeño de tres años falleció en sus brazos, decidió envolverlo en plásticos y cobijas y regresar en autobús a su casa”, relató Jiménez en su nota para La Razón.
Ella y su pareja, Alfonso Refugio, son campesinos en Acambay, Estado de México, una población cercana al nido priista, Atlacomulco, y en donde pese a todo, persiste la pobreza, pues según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), 7 de cada 10 personas no ganan ni el ingreso mínimo.
“Silvia acostumbraba llevarlo de manera periódica al médico para su tratamiento. Sin embargo, la noche del sábado, él comenzó a ponerse mal. Tuvo una convulsión y por un instante dejó de respirar”, narró Jiménez.
“Asustada le dijo a su pareja, Alfonso Refugio, y juntos buscaron trasladarlo a la Ciudad de México. Tomaron un par de autobuses y llegaron a la capital. Pero el pequeño finalmente murió alrededor de las 02:00 horas del domingo”.
Nadie habría notado la particularidad del envoltorio de no ser porque Silvia se detuvo, se sentó en la banca de la Terminal de Autobuses de Pasajeros de Oriente (TAPO) y agentes se le acercan.
“Ella no supo qué hacer. Salvo por el hombre que la acompañó, no tuvo a nadie en la Ciudad de México. Decidió llevarlo por su cuenta. En la pobreza la lógica se adapta a la fuerza de los brazos”, escribió Javier Risco, para El Financiero.
Miguel Ángel es uno de los niños que forman parte del 48 por ciento en el país que, de acuerdo con el Coneval, nace, vive y muere en situación de carencia, detalló Risco.
Finalmente la Procuraduría desechó cualquier delito, se logró comprobar el mal cardíaco de Miguel y el peritaje dejó a la vista las causas de la muerte: convulsión e infarto al miocardio. Al mediodía, un día y medio después, Silvia logró liberar y llevarse los restos de su hijo en un servicio fúnebre que pagaron entre familiares.