Después de la indignación, el compromiso
Estos acontecimientos ilustran que más que indiferencia y cinismo, entre amplias franjas de las juventudes se alberga y expande una voluntad colectiva de ejercer una ciudadanía imposible de comprender desde los enfoques tradicionales. Y es que si bien han ido a la baja las formas convencionales de participar en política –como la militancia partidista, el sufragio y la confianza acrítica en los gobiernos–, lo que la academia conservadora y la derecha no ven, o mejor dicho, no quieren ver, es que a la par han emergido nuevas maneras de involucrarse en la arena pública.
Si la indignación se internaliza al constatar las tremendas injusticias, desigualdades prevalecientes, los abusos y la corrupción de la mayor parte de los poderes locales, nacionales y globales, la respuesta se externaliza al asumir el compromiso de replantear el modo en que pensamos y hacemos política. Indignación por sí sola degenera en malestar estéril. Su realización positiva reclama imaginar otros horizontes e incursionar en proyectos alternativos. Se trata de que la política retorne al mejor de sus significados originales, es decir, que deje de concebirse como dominación o capacidad de subyugar, para asumirse como capacidad colectiva para crear y transformar.
Del compromiso debe surgir el proyecto
Todo nace de la insatisfacción. Según las últimas cuentas del Latinobarómetro, sólo el 3.8% de los mexicanos se mostró muy satisfecho con su democracia, en tanto que el 72% manifestó no estar muy satisfecho o de plano nada satisfecho. En gran proporción son indignados en potencia, pero que corren el riesgo de caer en el pesimismo y de ahí, tan sólo hay un paso para la inacción.
En diversos foros, debates y mesas he escuchado la misma pregunta: ¿Dónde están los indignados en México? Lo que no nos hemos dado cuenta como sociedad es que los tenemos en frente, convivimos con ellos todos los días. Los vemos en las calles, en las fábricas, las oficinas, las escuelas, en la economía informal, en el campo, unos luchando por conseguir un empleo y otros absorbidos por un empleo explotador y deshumanizante.
Surge Morena-je
Al compromiso le debe suceder la deliberación colectiva. Y finalmente la secuencia de la indignación culmina en acción y pensamiento transformadores. En aras de ejecutar tal secuela nace la organización de jóvenes y estudiantes del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena-je). En primer lugar, tiene el objetivo de sumarse a la mejor de las tradiciones de las luchas y reivindicaciones de nuestro país. Como señala su documento fundacional, la meta es clara: “rescatar de la tragedia nacional a nuestro México con una revolución pacífica, por medio de la organización y la participación del pueblo. Una revolución lenta, pero terca, en donde las conciencias, la vida cotidiana y el espacio público puedan ser transformados verdaderamente, desde la raíz, con una nueva forma de hacer y pensar la política, actualizada a las nuevas realidades y desafíos.”
El segundo propósito es lograr que los jóvenes dejemos de empeñar nuestro protagonismo en un futuro remoto, y que lo efectivicemos en el presente, compartiendo influencia en la toma de decisiones públicas con las generaciones que nos preceden. Lo anterior implica instaurar acuerdos intergeneracionales en los que prevalezca la justicia y la solidaridad a través del diálogo en condiciones equitativas. También implica desechar prejuicios “adultocéntricos” que encasillan a los jóvenes dentro de un nicho de vulnerabilidad al que debe atenderse a través de políticas públicas tutelares.
Se calcula que en México hay alrededor de 33 millones de personas jóvenes, es decir, representamos más o menos la tercera parte de la población. Pese a nuestro peso demográfico, nuestras voces, demandas y reivindicaciones no están siendo del todo escuchadas al momento de delinear los rumbos por los cuales caminan nuestras sociedades. Es claro entonces que sólo a través de la organización podremos visibilizar e impulsar nuestras aspiraciones.
Morena-je reconoce la importancia con la cita electoral del año 2012, más aún en una sociedad que aún no culmina su ciclo de transición, pues tal como ocurrió en 2006, aún existen poderes fácticos con capacidad de vetar opciones que afectan sus intereses. Ahí daremos una decidida batalla y las perspectivas son alentadoras. No obstante, esta agrupación también sostiene la convicción de que su actividad lejos está de agotarse en el panorama electoral, por lo que plantea un esfuerzo de largo alcance al margen de la coyuntura que se aproxima.
Así, una asignatura fundamental es impulsar un esfuerzo colectivo a nivel nacional para redactar la Agenda Juvenil para la Regeneración Nacional. Sin duda, somos los jóvenes quienes tenemos la responsabilidad de definir nuestras luchas, causas y derechos. Es lamentable que en el país hasta el momento el tema de la juventud siga abordándose de manera encasillada y segregada. Nuestro propósito es lograr su transversalización a través de todos los ámbitos de la vida pública. Por ello, en esta agenda se contempla incorporar las auténticas preocupaciones de los jóvenes.
En conclusión, si me piden un planteamiento sintético acerca de qué es Morena-je, les respondo que somos jóvenes indignados y comprometidos. Pero además de indignación y compromiso tenemos proyecto. Y en éste sostenemos la firme convicción de que otro país y otro mundo son posibles. (Consultar:
www.morenaje.mx)