Elvia pagó mil 699 pesos para que Pericles viajara en un compartimento exclusivo pero cuando llegó a su destino, la caja transportadora estaba vacía.
Regeneración, 28 de diciembre de 2017.- A mitad de este mes, Elvia, catedrática de antropología física y quien reside en el norte del país, compró un pasaje en la aerolínea VivaAerobús para viajar de Chihuahua a la Ciudad de México, donde pensaba pasar la época decembrina y, además, gastó otros mil 696 pesos, para que Pericles, su gato, volara con ella en un compartimiento exclusivo para mascotas que la misma empresa ofrece como servicio especial.
Luego de cuatro horas de retraso, el vuelo salió de Chihuahua el pasado 19 de diciembre y ese mismo día llegaron a la CDMX, donde Elvia fue notificada de que Pericles había desaparecido y que lo único que podía hacer era levantar un reporte por “equipaje” extraviado.
“Cuando llegué a la Ciudad de México, me informaron que podía recoger a mi mascota en la cinta 8, pero tardaron más de una hora (en ponerla en funcionamiento), y al final salió el kennel (caja especial para el transporte de mascotas) donde viajaba mi gatito, aunque con angustia vi que estaba vacío”, contó Elvia.
En ese momento, Fabián Calderón, supervisor de equipaje de VivaAerobús, le dijo que “supuestamente al abrir el compartimento de equipaje, mi gato Pericles salió corriendo”, cosa que a ella le genera “serias dudas sobre lo que asegura su promoción: que hay un compartimento especial para perros y gatos”.
Le dijeron que lo único que podía hacer era levantar la queja y el empleado Fabián Calderón elaboró el “Reporte de daño o demora de equipaje”, con folio 4696#13614.
“Mi gato no es una maleta, yo pagué precisamente para que recibiera el trato especial que merece un animal en un vuelo, yo cumplí con los requisitos que me pusieron: que contara con todas sus vacunas y que lo transportara en un kennel, y cuando documenté, el personal revisó que la caja transportadora estaba bien asegurada.”
Elvia explicó que la caja especial donde viajaba Pericles tenía ganchos y ligas de seguridad que impedían que el animal la abriera y también evitaban que quedara libre por el mismo movimiento del equipaje. Pero, dicha caja no está hecha para recibir golpes fuertes ni para evitar el robo de las mascotas.
La catedrática pasó toda la noche en la Terminal 1 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y “primero les pedí su comprensión para que me permitieran pasar a la zona de descarga a llamar a Pericles, porque si escucha mi voz va a venir a mí, pero me dijeron que no se podía, porque es una zona ‘federal’, y finalmente me quedé ahí hasta el otro día, para conocer noticias de que habían encontrado a mi gatito, lo que no ocurrió. Luego acudí con la Brigada de Protección Animal del mismo aeropuerto, donde me sugirieron ir al módulo de Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco)”.
Acudió al módulo y una servidora de nombre Jackeline Delgado le pidió esperar mientras ella iba a VivaAerobús para aclarar el asunto, pero cuando regresó le dijo lo mismo, que no podía hacer más que levantar un reporte porque “el vuelo en el que veníamos había hecho una escala en Monterrey, y que seguramente ahí se había escapado Pericles”. No obstante, Elvia aseguró que es mentira y que el mismo pase de abordaje comprueba que el vuelo fue directo Chihuahua-Ciudad de México.
Para el 20 de diciembre, la catedrática recibió una llamada telefónica de Francisco Venegas, quien se presentó como supervisor de tráfico de VivaAerobús, “para comunicarme que iba a ser muy complicado localizar a mi gatito, por lo que no me daba ninguna esperanza. Pero yo creo que mi gato no debe ser tratado como una maleta, sino como un pasajero con derechos de vuelo, algo que señala la misma Profeco, la cual establece que las mascotas deben ser transportadas con medidas que disminuyan su tensión, sufrimiento, dolor y traumatismo”.
Elvia dijo que “no es posible que Pericles haya salido del Aeropuerto, debido a que este lugar se encuentra rodeado de una barda doble, por lo cual reitero mi demanda de que lo busquen hasta encontrarlo, sin parar, porque a mí me han negado la entrada a dicha área para buscarlo personalmente”.
Para Elvia, este comportamiento de VivaAerobús “no sólo resultó perjudicial para mi mascota, sino que me ocasionó a mí un sufrimiento moral innecesario” que crece todos los días pues en una semana ella debe volver a Chihuahua.
Con información de Animal Político