Entre muchas imágenes devastadoras del sismo del pasado 19 de septiembre, resalta la de la familia Ortiz Mendoza, ya que ellos dieron la bienvenida a su primogénito en plena calle, y en pleno movimiento telúrico.
Regeneración, 27 de septiembre de 2017.- Jessica Mendoza se encontraba en la sala de parto del Sanatorio Durango, en la colonia Roma, ya tenía 6 centímetros de dilatación, cuando sintió que el suelo empezaba a moverse. Ella señala que su instinto de madre la cegó por completo, que a pesar de todo lo que estaba ocurriendo a su alrededor, ella siguió con su labor de parto, así lo indica Excélsior.
Recuerda que a su lado estaban su médico, las enfermeras, su marido, su madre y una doula (una mujer que acompaña a la futura madre durante el alumbramiento). Entre todos y en medio de los movimientos telúruicos, sacaron a Jessica de la clínica y comenzaron a buscar un lugar seguro para que diera a luz.
El padre del pequeño, Adolfo IñakAmado Ortiz, indicó que ese punto resultó ser la banqueta ubicada en la esquina de Durango y Sonora. Ahí, unos policías construyeron una especie de casa de campaña con unas sábanas y mantas.
Sin anestesia ni intervención quirúrgica, unicamente usando gasas, guantes de látex y un aparato para medir la frecuencia cardíaca del bebé, media hora después Jessica dio a luz. Luego, tanto la madre como el recién nacido fueron trasladados a una sala que fue habilitada especialmente para dar atención a los pacientes que habían tenido que abandonar el hospital.
“Ya está, compadre, ya tuvo al bebé, en medio del sismo”; quien habla es Amado Ortiz, un joven padre primerizo. Se comunica por teléfono con un allegado desde la puerta del Sanatorio, esto cuenta a el periódico El País.
Ahora, Jessica considera que lo que le sucedió fue un milagro, pero no deja de agradecer a todo el equipo que la apoyó para lograr que su hijo viniera al mundo, en medio del caos.
Amado Ortiz, el padre señala que “si Adolfo Iñaki ha sobrevivido a este terremoto justo cuando estaba naciendo, va a superar todo en la vida”.