La niña, con ayuda de su amiga de 10 años, grabó a su agresor sexual con una computadora «Ceibalita», las cuales Uruguay reparte a los estudiantes
Regeneración, 30 de septiembre de 2017.- Una niña de diez años de edad tuvo que grabar, con ayuda de su amiga, a su agresor sexual para que le creyeran que había sido violada.
El agresor, de 62 años, padre de la niña que ayudó a grabar el abuso, fue encarcelado por «reiterados delitos de atentado violento al pudor, agravados».
El caso ocurrió en Uruguay, en la ciudad de Artigas.
El hecho es estremecedor, pues la niña tuvo que someterse en varias ocasiones «voluntariamente al abuso para obtener una prueba para que los adultos creyéramos en ella», indicó la fiscal uruguaya Mariela Nuñez, citada por BBC.
Por si fuera poco, el aparato que las niñas emplearon para obtener la evidencia en video fue una de las computadoras portátiles para niños que ofrece el Estado uruguayo a estudiantes, las llamadas «Ceibalitas», llamadas así porque son repartidas como parte del Plan Ceibal.
La fiscalía de dicha ciudad describió el caso mediante un comunicado:
«La víctima, una niña de 10 años, concurría a jugar y escuchar música asiduamente a la casa de una amiga de la misma edad, en esas circunstancias aprovechando momentos en que su esposa estaba trabajando, el abusador mandaba a su hija al almacén para quedarse a solas con la pequeña y procedía a manosearla en sus genitales.
«Estos hechos fueron realizados en reiteradas ocasiones en el transcurso de un año, hasta que la propia hija presencia uno de ellos y le dice a su amiguita que sabe lo que su papá le está haciendo, que tiene mucho miedo de su padre y que nadie les va a creer, por lo que ambas planean filmar tal situación, lo que logran luego de varios intentos».
La víctima de los abusos sexuales le contó luego a una tía lo sucedido y le dijo que poseía «varios videos» en los que se podía ver cómo el padre de su amiga abusaba de ella.
El pasado 21 de septiembre, sus familiares interpusieron ante la fiscalía una denuncia penal y aportaron los videos como prueba.
La fiscalía departamental de Artigas considera que este caso debe servir «no sólo para que se haga justicia, sino para que la sociedad tome conciencia» de que se trata de un fenómeno que ocurre «con más frecuencia de la que creemos, y que los niños no mienten, no inventan».