El presidente ruso, Vladímir Putin, afirmó este martes que la toma del poder en Ucrania por parte de la oposición fue «un golpe de Estado anticonstitucional» y el resultado de una insurrección armada.
En sus primeras declaraciones acerca de la crisis ucraniana, en un encuentro con un grupo de periodistas difundido por la televisión oficial, Putin ha recordado que el presidente ucraniano, Víktor Yanukóvich, firmó con la mediación de tres ministros de Exteriores europeos y el Defensor del pueblo ruso, Vladímir Lukin, un acuerdo «según el cual, Yanukóvich de todas formas cedía sus poderes».
«Aceptó todo lo que demandó la oposición, aceptó celebrar elecciones anticipadas, aceptó retornar a la Constitución de 2004», que amplía las facultades del Parlamento, dijo, acerca del acuerdo firmado el 21 de febrero, un día antes de que el líder ucraniano fuera derrocado.
«¿Para qué recurrieron a acciones ilegítimas y anticonstitucionales y llevaron al país al caos en el que ahora está?». declaró Putin, quien señaló que los manifestantes mataron a tiros y quemaron vivos a «gente que no tenía nada que ver» con aquellos sucesos.
Aunque admitió que «la situación revolucionaria en Ucrania se fue formando desde hace tiempo» y que «el pueblo ucraniano desde luego quería cambios, no se puede favorecer cambios fuera del marco legal».
Putin ha descartado por el momento una intervención militar en Ucrania, aunque no ha cerrado la puerta a que pueda producirse en el futuro, y ha advertido a Estados Unidos y a la Unión Europea de que en caso de adopción de sanciones contra Rusia, «los daños serán mutuos».
Según Putin, en estos momentos no considera «necesaria» una intervención militar pero ha aclarado que si la «anarquía» que se vivió en Kiev y que llevó a la caída de Viktor Yanukovich se extiende al este de Ucrania, la zona fronteriza con Rusia, «si la población pide nuestra ayuda, nos reservamos el derecho de poner en marcha todos los medios disponibles para defenderles».