«Nos dijeron que nos fuéramos calladitos, que no le dijéramos nada a los militares porque ellos tienen orejas en todos lados», abundó Pérez.
Regeneración, 14 de mayo del 2017.- Reportero narra lo que vivió, cuando un comando armado lo detuvo junto a otros colegas.
«En el momento que nos identificamos como personal de prensa nos hicieron bajar de nuestros vehículos» relató el corresponsal de Hispano Post, Pablo Pérez, horas después del incidente en las instalaciones del Sindicato de Relatores de la Prensa en Chilpancingo.
En el tramo que comprenden dos retenes militares en Acapetlahuaya fueron sorprendidos por hombres armados que los amagaron y despojaron de sus equipos, celulares, un vehículo e identificaciones.
«Un kilometro después de un reten militar y como a dos kilómetros de otro, encontramos a una turba de jóvenes locales quienes habían bloqueados con troncos y vehículos.
«Nos dijeron que nos fuéramos calladitos, que no le dijéramos nada a los militares porque ellos tienen orejas en todos lados», abundó Pérez.
El reportero de Bajo Palabra, Alejandro Ortiz señaló que el grupo de periodistas viajaba en dos vehículos, y habían documentado los bloqueos e incendios de automóviles en la carretera Iguala-Altamirano, y al intentar salir de Acapetlahuaya un centenar de civiles embozados los retuvieron, y encañonaron a un reportero mientras les revisaban las fotografías y videos captados por sus cámara y celulares.
«En varios celulares ellos vieron imágenes de los hechos que habíamos ido a grabar, lo que detonó que ellos nos cuestionaran qué estábamos haciendo y a qué grupo servíamos, pero en todo momentos les aclaramos que éramos de prensa», relató.
Los embozados les ordenaron a los periodistas que se retiraran sin reclamar la devolución de un automóvil, pertenencias y del equipo del que habían sido despojados.
De no hacer caso de la advertencia serían quemados al interior de una camioneta. «Nos dijeron que el equipo que nos quitaron no era para ellos sino para el su jefe», señaló Ortiz.