Zara presenta su nueva línea «sin género», una versión de Walmart 3 veces más cara
Por Raymundo Bolaños/Isadora Bonilla
Regeneración, 11 de marzo del 2016.-UNGENDERED, así se llama la nueva colección de Zara y que tiene como propósito «no diferenciar, ser libre de género.» Igual viste a una mujer que a un hombre, pero básicamente son anchas sudaderas, playeras blancas y bermudas gigantes, pantalones para dormir grises, que hombres y mujeres llevan usandopor décadas simplemente porque es la ropa fea que se consigue en cualquier centro de autoservicio a precios súper bajos y que sí, cumplen con el propósito de no tener género porque son genéricos y ahorran cuanto estilo pueden.
¿Cómo es posible que el súper-mercado sea más vanguardista que el gigante de la industria del vestido? Bueno pues, Zara lo ha logrado.
Terminó con el binomio de género gracias a que reinventó los jeans genéricos y las playeras blancas que seguramente todos usamos como ropa interior de vez en cuando. A la venta, por supuesto, al doble de precio que sus hermanas prendas sin la etiqueta de Zara.
Esta nueva colección de Zara es quizás un símbolo de la increíble flexibilidad que las industrias demuestran para mantener su vigencia y aceptación entre el público. Hay que saber que una característica, a la cual el capitalismo le debe su éxito, es su inexorable capacidad para adaptarse a los cambios sociales y permanecer vigente a través de sus enormes recursos con los que crean la mayor parte de la realidad material. Reinventan discursos haciendo eco y toman como propias reinvindicaciones sociales, cosa sencilla cuando se poseen los medios financieros, de producción y de talento para realizar campañas de alcance global con un ideario que parece apegado al sentido común y la búsqueda de la realización personal. Además, poco importa el mar de contradicciones al que las industrias están dispuestas a sumergirse para ondear banderas como UNGENDERED, pues bien saben que lo frontal, el aparador que la sociedad ve es el de sus productos y operaciones, todo el sufrimiento, negligencia y corrupción que hay detrás se olvidan pronto con la satisfacción de una suave nueva prenda sin género.
Zara,la marca más poderosa de grupo Inditex, monstruo de la industria de la moda español, tiene en su expediente varios delitos contra derechos humanos, además de ser poco socialmente responsable, según lo demuestran varios informes como el que realizó la ONG Centre for Research on Multinational Corporations (Somo, por sus siglas en inglés), en su reporte «Flawed Fabrics» http://www.somo.nl/ publications-en/Publication_ 4110
Inditex, la compañía textil más grande del mundo, y por lo tanto Zara, comparte proveedores en la India (uno de los países más pobres según la ONU), junto con firmas como H&M, C&A, o Walmart. Marcas relacionadas directamente con empresas de contratación en donde figuran principalmente menores de edad y cuyo personal labora en condiciones cercanas a la esclavitud. Zara está relacionada no solamente con la explotación laboral, http://regeneracion. mx/el-100-de-la-produccion-de- zara-en-asia-es-con-mano-de- obra-infantil/ con el alto costo ambiental detrás de sus prendas. Uno solo de sus pantalones contiene cierres fabricados en china, hilos fabricados en la India, mangas ensambladas en Marruecos y demás detalles producids y ensamblados en distintos países, asegurando con el bajo costo de su mano de obra barata y origen dudoso de sus materiales el aparente bajo costo de sus prendas. Esto, llevado a términos ecológicos, representa una alta huella de carbono, que se adquiere junto con el «estilo».
Esta marca de origen español, disparó sus ventas este año hasta los 20, 900 millones de euros. Su dueño y fundador, considerado el segundo hombre más rico del mundo, se embolsó el año pasado más de mil millones de euros en dividendos, cifra de ganancias, destinadas principalmente a ser invertidas adquiriendo algunos de los más emblemáticos edificios alrededor del mundo. Para algo muy obvio: rentar estas propiedades de manera que sus inversiones iniciales se conviertan en pasivos de ingresos que siguen haciendo que Amancio Ortega, dueño del grupo textil, siga siendo uno de los principales concentradores de la riqueza en el mundo.
No es difícil hacer al cálculo social detrás de este emporio. Cuando compramos un lindo vestido a bajo costo, cabría preguntarnos, ¿cómo hicieron que fuera tan barato? y, sobre todo, si hoy hay cabida para productos ofertados bajo la consigna de la inclusión de sectores minoritarios, ¿no es un sector minoritario digno de considerarse, el resto de los mortales afectados por esta firma?