El Senado estadounidense acusó al gobierno demócrata de censurar un informe sobre torturas
Regeneración, 8 de agosto 2014.-Denunciaron que la Casa Blanca suprimió en exceso el informe del Congreso y que se ocultó información crítica lograda a lo largo de cinco años, a un costo de 40 millones de dólares, sobre los métodos de interrogatorio de la agencia.
Creció la tensión entre el Senado y la administración Obama en torno de la desclasificación de los programas secretos de detención e interrogatorio de la CIA. Los miembros del Comité de Inteligencia de la Cámara alta protestaron por la censura del gobierno actual a un informe sobre el uso de métodos de interrogatorio “brutales” de la CIA durante el gobierno de su antecesor, George W. Bush. Alegaron que las supresiones ocultaron hechos clave y tacharon la información que se conoció hace años, según informó el diario El País de Madrid. Desde que asumió Obama, en 2009, ningún agente fue llevado a la Justicia por las torturas que practicaron a detenidos, sospechosos de terroristas, tras los atentados cometidos por la red Al Qaida en 2001.
El gobierno lleva meses trabajando con los senadores en la selección de los detalles a desclasificar para garantizar que no se vulnere la seguridad nacional. El último escándalo se produjo cuatro días después de la finalización de un proceso de desclasificación en el que la CIA y luego la Casa Blanca tacharon detalles del resumen ejecutivo de casi 500 páginas que se consideraron como información sensible de seguridad nacional. Esta es la única parte del informe de 6300 páginas que se dará a conocer.
Según el Miami Herald, la presidenta del Comité de Inteligencia, la senadora demócrata Dianne Feinstein, acusó el martes a la administración Obama de censurar “hechos clave” que nutren las principales conclusiones del documento del Senado. Feinstein explicó que envió una carta al presidente en la que propone una serie de cambios en la redacción y avisó que el informe no se desclasificará hasta que ella considere que toda la redacción es “apropiada”, lo que da a entender que su publicación no será inminente.
En sus declaraciones enviadas por correo electrónico, cuatro de los miembros del comité, entre ellos la presidenta Feinstein, demócrata por California, denunciaron que las supresiones fueron excesivas y que se ocultó información crítica lograda a lo largo de cinco años, que costó 40 millones dólares, sobre los métodos de interrogatorio empleados por la CIA bajo el anterior gobierno de Bush.
“Después de una nueva revisión de la versión del resumen ejecutivo, he llegado a la conclusión de que las redacciones eliminan u oscurecen hechos claves que apoyan los hallazgos y las conclusiones del informe”, dijo Feinstein. Y agregó: “La Casa Blanca y la comunidad de inteligencia se comprometieron de buena fe a trabajar a través de estos cambios”.
La Casa Blanca y el director de Inteligencia Nacional, James Clapper, defendieron las eliminaciones, afirmando que más del 85 por ciento del resumen ejecutivo fue dejado intacto. Además, Obama volvió a calificar como tortura las técnicas empleadas por la CIA para interrogar a sospechosos y enfatizó que se cruzó una raya. Sin embargo, pidió tener en cuenta el contexto de temor que se vivía tras los atentados contra las Torres Gemelas y el Pentágono, de septiembre de 2001, a fin de “no juzgar con demasiada dureza a quienes hicieron cosas que estaban mal”.
La CIA admitió que algunos de sus empleados espiaron computadoras reservadas para los investigadores del Senado, como había denunciado Feinstein en marzo. En ese momento la agencia lo había negado. El informe del Senado concluyó que las técnicas usadas por la CIA durante la era Bush eran mucho más severas de las que se creía inicialmente y que no sirvieron para obtener información relevante sobre actividades terroristas. También acusó a ex altos cargos de la agencia secreta de haber engañado al Congreso, la Casa Blanca y el Departamento de Justicia sobre los métodos de interrogatorio de los detenidos, como el submarino (ahogamiento simulado) que se aplicó en la cárcel de Guantánamo.
Fuente: Página12