La Comisión Episcopal, lanzó un llamado para sacar a los militares de las calles y evitar su participación en labores policiacas.
Regeneración, 12 de diciembre de 2017.- Obispos en México, integrados en la Comisión Episcopal para la Pastoral Social (CEPS), de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), alzaron sus voces contra la Ley de Seguridad Interior que actualmente está en Comisiones del Senado en espera de ser aprobada o rechazada.
Desde hace varios meses, algunas personas indicaron la necesidad de volver a revisar esta reforma de Ley, promovida por el PRI y específicamente César Camacho Quiroz; la cual ya fue aprobada por la cámara de Diputados.
Los obispos de de Nogales, Leopoldo González González -presidente de la CEPS-, y seis jerarcas más, lanzaron un comunicado en conjunto en el que indican que “lamentamos mucho que las cosas no han mejorado hasta el momento presente y ahora nuestra preocupación es mayor”.
En medio del debate de la Ley de Seguridad Interna, la Comisión precisó que ante la violencia que “ha ido en franco ascenso”, se requieren “acciones legislativas que, en un paquete con visión integral, marquen una ruta crítica para resolver las causas, pero también eviten la permanencia de políticas como la de la presencia de las fuerzas armadas en funciones policíacas”.
Y es que si bien el gobierno ha tratado de justificar el uso de las fuerzas armadas como una manera de contener la violencia en el país, “desde que el gobierno mexicano decidió́ lanzar su guerra contra el narcotráfico”, lo cual ocurrió durante la administración de Felipe Calderón, “informaciones fidedignas señalan que se han contabilizado en el país 174 mil homicidios dolosos”.
Los obispos también mostraron preocupación por la posible manipulación de la situación de inseguridad de cara a los comicios del 2018.
“Estamos ya en los umbrales de los procesos electorales que se darán en todo el país rumbo a las elecciones del año próximo. No podemos ocultar una serie de preocupaciones al respecto. La primera consiste en la posibilidad de que la agenda política y social abandone los esfuerzos por contener la violencia y por construir la paz, marginándolos del debate político-electoral”, dice el escrito.
“El segundo temor consiste en que se pueda distorsionar y manipular la situación de violencia en el país para favorecer intereses partidistas o facciosos. Puede darse un manejo superficial y frívolo de este escenario nacional simplemente para buscar votos. Animamos y estaremos atentos para promover campañas pacíficas y centradas en los problemas de mayor trascendencia”.
Aseguraron que “ los factores que contribuyen a la violencia y a la inseguridad, siguen vigentes y, aún más, se han endurecido, entre ellos la corrupción, la desigualdad, el desempleo, la impunidad, la ineficaz procuración de justicia, el abandono al campo, entre otros”.
El escrito está avalado también por Carlos Garfias Merlos, Arzobispo de Morelia y responsable por la Dimensión de Justicia, Paz y Reconciliación, Fe y Política; Domingo Díaz Martínez, Arzobispo de Tulancingo y responsable por la Dimensión de Pastoral de la Salud, Guillermo Ortiz Mondragón, obispo de Cuautitlán y responsable por la Dimensión de Movilidad Humana, Andrés Vargas Peña, obispo auxiliar de la octava Vicaría Episcopal de la Arquidiócesis de México y responsable por la Dimensión de Pastoral Penitenciaria, Jorge Alberto Cavazos Arizpe, obispo de San Juan de los Lagos, responsable por la Dimensión de Pastoral Laboral y José de Jesús González Hernández, obispo prelado de El Nayar y responsable por la Dimensión de Pastoral Indígena.
Vía La Jornada.