* Los investigadores consideran que el sentido del olfato indica al organismo cuándo ha llegado el momento de comer, lo que modifica el funcionamiento a nivel metabólico. Si no se huele, el cuerpo ‘cree’ que no ha llegado el momento de comer, así que mantiene un ritmo metabólico normal y sigue quemando grasas.
Regeneración, 6 de julio de 2017.- Según un estudio publicado en la revista Cell Metabolism realizado por investigadores de la Universidad de California en Berkeley (EE.UU.), oler la comida también engorda.
Los científicos realizaron una serie de experimentos en ratones, primero, los investigadores manipularon genéticamente roedores para reducir sus capacidades olfativas y los alimentaron con comidas ricas en grasa para comparar su evolución con la de otros ratones normales que siguieron la misma dieta.
Luego de tres semanas, los científicos observaron que los ratones con capacidades olfativas reducidas incrementaron solo un 10% su peso, mientras que los que mantenían un olfato normal doblaron su masa corporal y ganaron hasta un 100% de peso.
Los investigadores consideranque el sentido del olfato indica al organismo cuándo ha llegado el momento de comer, lo que modifica el funcionamiento a nivel metabólico. Si no se huele, el cuerpo ‘cree’ que no ha llegado el momento de comer, así que mantiene un ritmo metabólico normal y sigue quemando grasas.
Además, como parte del estudio también se analizaron los casos de ratones obesos sin olfato, que llegaron a perder peso y restablecieron su masa normal a pesar de seguir la misma dieta con alto contenido en grasas.
En un último estudio, los investigadores Andrew Dillin y Céline Riera, usaron a ratones con características de un olfato superior al de un roedor normal. En este caso los primeros ganaron mucho más peso.
El estudio aclara que todas las variaciones de peso corresponden solo a grasa corporal, no a masa muscular u ósea.
“Los sistemas sensoriales juegan un papel en el metabolismo. El aumento de peso no es sólo cuestión de calorías consumidas; también se relaciona con cómo se perciben”, dijo el autor principal de la investigación, Andrew Dillin.
Agregó “Si podemos validar esta en los seres humanos, quizá podamos desarrollar un fármaco que interrumpa ese circuito metabólico sin afectar al sentido del olfato. Eso sería sorprendente”.
Con información de RT