Experto explica que esta planta de termovalorización emitirá material particulado, que según indicaciones de la OMS, son sustancias potencialmente dañinas para la salud humana
Regeneración, 19 de septiembre de 2017.- A inicios de septiembre, Miguel Ángel Mancera, el jefe de gobierno de la Ciudad de México, recibió por parte de una revista, un reconocimiento por implementar políticas públicas en el tema del manejo de residuos sólidos, luego de anunciar la construcción de la Planta de Termovalorización “El Sarape”.
Este proyecto ha generado polémicas, pues por un lado, están los señalamientos sobre que la operación de una planta de incineración de residuos sólidos urbanos en Ciudad de México constituirá, como lo indica la propia Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), una fuente adicional de emisiones de material particulado y óxidos de nitrógeno para el aire.
Por otro lado, está la falta de transparencia sobre los recursos locales que se comprometieron para la construcción y operación de la misma.
La agencia Reforma publicó el pasado 14 de septiembre que en el contrato que firmó la Agencia de Gestión Urbana (AGU) con las empresas que la construirán (que el diario obtuvo a través de una solicitud de información) se ocultan los montos de recursos públicos y estimaciones financieras, mismos que por ley tendrían que ser públicos.
Según información del Gobierno de la Ciudad de México, la inversión a dicho proyecto será de 12 mil millones de pesos, sin abundar más en ellos.
Esta planta de termovalorización, estará ubicada en el Bordo Poniente (un lugar que por más de 20 años recibió miles de toneladas de desechos) usará los residuos que no pueden ser reciclados para enviarlos a cámaras de combustión, donde se genera un valor calorífico que se transforma en energía eléctrica y, que según el proyecto, podrá dotar de una fuente de energía limpia al Metro, ya que generará 965 mil mega/watts hora, necesarios para mover a toda la red.
OMS Y GREENPEACE ADVIERTEN
La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera el material particulado como el contaminante atmosférico que representa más peligro para la salud en zonas urbanas. En el recién publicado Proaire de la Megalópolis 2017-2030 se constata que en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México no se cumplen con los límites de concentración y exposición a PM10, PM2.5 y ozono, establecidos en las Normas Oficiales Mexicanas (NOM).
«La planta de termovalorización, aunque tanto el gobierno como la empresa encargada de desarrollar la planta insisten en que el nivel de contaminantes que va a emitir a la atmósfera es muy bajo, aun así lo que alegamos es que ya tenemos una calidad el aire pésima, ya hemos tenido problemas de contingencias ambientales severos, añadir fuentes adicionales de contaminantes, aunque sea en cantidades pequeñas, es hacer más grave esa situación», señala Carlos Samayoa, coordinador de la campaña contra Tóxicos de Greenpeace México.
Él explica que esta planta emitirá material particulado, que según indicaciones de la OMS, son sustancias potencialmente dañinas para la salud humana.
También advierte que en ese tipo de combustión se generan dioxinas y furanos. Las dioxinas, señala la OMS, tienen elevada toxicidad y pueden provocar problemas de reproducción y desarrollo, afectar el sistema inmunitario, interferir con hormonas y, de ese modo, causar cáncer.
Los furanos, que generará, son tóxicos que afectan el hígado y el riñón, y se consideran como probables carcinógenos humanos.
La termovalorización para Greenpeace, es una medida inadecuada, pues está hasta el final en la jerarquía de disposición de residuos y prácticamente equivale a continuar con rellenos sanitarios.
Recalca que no se trabajan de manera eficiente en medidas más sustentables, como el reciclaje, la reducción de residuos y el reaprovechamiento de materias primas, que ayuden a consolidar un modelo de economía circular.
Con información de: Huffingtonpost