#Opinión: El espiritista (Parte I)

En un relato más de pesadilla, esta es la historia de un espiritista que intentó ayudar a un hombre asechado por un ente maligno, pero en el camino todo se descontroló y terminó en tragedia. Primera parte…

Luis Orlando Montane presenta la historia de un espiritista que intentó ayudar a un hombre asechado por un ente maligno, pero todo salió mal.
Fotos: Especiales

Por Luis Orlando Montane Pineda

RegeneraciónMx, 16 de febrero de 2022.- No es nueva mi opinión sobre escritores, autores y creadores de contenido (creo que es muy difícil escribir o hacer videos para entretener a la audiencia). En mi caso, hablando del terror, muchas veces tengo que exagerar y, aun así, no logro el objetivo de entretener o asustar al espectador. Por ello, esta vez quiero presentarles el caso de una excelente artista en el mundo del terror: Betina Rossi, una mujer que, además de ser una gran amiga mía, es una extraordinaria bailarina, dibujante y escritora de historias muy macabras. Para ella, escribir y crear contenido es un talento nato. A continuación lo comprobarás con una historia creada por ella, una creepypasta…

EL ESPIRITISTA (Parte I)

Desde que era un niño empezaba a desarrollar ese don innato de poder ver a los que ya no están, de ser el mediador para comunicar a los vivos con los muertos. Toda persona que deseaba hablar con sus seres queridos ya fallecidos acudían a mí, pero también me buscaban esos espíritus que necesitaban paz, los que necesitan ayuda para encontrar la luz y cruzar la barrera que divide este mundo real del más allá, sobre todo esas almas atormentadas que aún no merecían morir y que, sin embargo, tuvieron una muerte trágica. Yo era feliz de ser ese puente de conexión entre la vida y la muerte, era como un espiritista.

Todo comenzó una noche que recibí la visita de un hombre llamado Pedro que, a simple vista, se notaba desgastado, asustado y desesperado.

-Por favor ayúdeme, déjeme entrar, vengo desde muy lejos a buscarlo.
-En que lo puedo ayudar.
-Necesito paz, ya es mucho tiempo de terror y tormento.
-Dígame qué le ocurre.

«Hace dos meses falleció mi padre. Primero enfermó de algo muy extraño, pero agónico a la vez. Sufría y parecía que se quemaba por dentro. En su lecho de muerte iba a confesarme algo, algo muy importante, pero murió en el intento. Días después, una serie de hechos paranormales impactaron mi vida: en las noches mientras dormía, una voz extraña me susurraba al oído el nombre de mi padre y, al abrir los ojos, veía siluetas humanas que salían debajo de mi cama queriendo sujetarme. Sólo encendiendo la luz lograba que desaparecieran, pero cada noche sucedía algo diferente que perturbaba mi sueño.

Poco después esas presencias empezaron a atormentarme también durante el día. Mientras caminaba por la calle, todos los perros que encontraba en mi camino me gruñían, me ladraban y corrían aterrados, y yo tenía la sensación constante de que alguien iba caminando detrás de mí.

Una ocasión, al voltear y mirar a todos lados, divisé a mi padre, pero convertido en un ser descarnado, de mirada demoniaca que sonreía al verme. Entonces, me di cuenta que algo malo me acompañaba y que sería el comienzo de una pesadilla tal vez interminable.

Luis Orlando Montane presenta la historia de un espiritista que intentó ayudar a un hombre asechado por un ente maligno, pero todo salió mal.

Envuelto en el terror de saberme acechado por ese espectro parecido a mi padre, acudí con Andrea, una mujer espiritista, con el don de la videncia, pero también practicante de la magia blanca; ella pudo ver que mi padre hacía tiempo tenía rencillas con mi abuelo por culpa de unas tierras, y mi padre para quedarse con ellas, comenzó a pedir ayuda de fuerzas oscuras. Me dijo que si yo percibía presencias era porque la maldición que mi padre se había echado encima también afectaba a su descendencia.

Esa buena mujer iba a liberar mi alma de esa maldición por medio de un conjuro. Me dijo que regresara con ella al tercer día que era viernes santo. Pero, lo que ocurrió me ha marcado para siempre. Ese día llegué a la hora acordada, la puerta estaba abierta y cuando entré, lo primero que vi fue a Andrea, muerta, tirada en el piso con su cabeza girada hacia su espalda. Aún tenía la boca abierta, como si se hubiera quedado pausada en un profundo grito de horror, y sus ojos estaban fuera de su lugar, daba la impresión de que se los habían apretado hasta hacerlos estallar.

Pensé que al dar media vuelta y abandonar ese lugar todo había terminado, pero no. Esas extrañas identidades no han dejado de atormentarme donde quiera que yo esté, a donde quiera que yo vaya.

Por eso deseo que usted sea el medio que traiga a mi difunto padre por un momento y que me confiese lo que quería decirme antes de morir, y seguramente lo que tengo que hacer para liberarme de todo esto que roba la paz a mi vida…«

Así, que me dispuse a hacer el ritual de invocación, ya que mi intención era hacer lo que pudiera para regresar un poco de tranquilidad a ese hombre tan angustiado. Pero, en el proceso, comencé a experimentar miedo, algo que yo nunca había sentido, mí.

De pronto, la casa empezó a sacudirse como si de un sismo se tratara, todo lo de cristal se rompió, de una de las paredes comenzó a escurrir sangre, y entonces, de ahí emergió una silueta gigante, oscura, con forma de hombre, y de súbito se fue la electricidad. Sólo los ojos encendidos de ese demonio iluminaban el lugar.

Con una voz de ultratumba ese espíritu demoniaco, salido de la oscuridad, empezó a carcajearse al momento que decía:

“Pedro, tu padre no puede salir del infierno para venir a decirte que tiene una deuda conmigo, soy Abalám el demonio con el que tu padre pactó en vida a cambio de poder y riqueza, y tú, su hijo, ibas a ser la ofrenda para mí, pero tu padre no cumplió con lo prometido, es por eso que si tú no viniste a mí soy yo el que ha venido a quedarse contigo.

– ¡No!, gritaba Pedro horrorizado poniéndose de pie, buscando desesperadamente la salida para correr hacia la calle. Pero, la puerta no podía abrirse, parecía que se había sellado.

De inmediato yo Intervine:

“Regresa a tu mundo, lárgate espíritu maligno, no eres bienvenido aquí”

Entones esa presencia simplemente se desvaneció ante mi vista, pero no a la vista de Pedro, quien gritaba que no se acercara. Perdió el control al grado de desquiciarse y, sin mediar palabras, se lanzó por la ventana 6 pisos abajo. Vi cuando su cuerpo golpeó contra el asfalto y cómo la sangre de sus vísceras reventadas brotaba por cada recoveco de su cuerpo. Después, pude distinguir algo que me invadió de terror: vi cómo ese ser demoniaco salía, poco a poco, del cuerpo sin vida de Pedro para ocultarse en la oscuridad de la noche. Entonces, me di cuenta que ese demonio había dejado el averno para habitar este mundo. Continuará…

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