Por Ana María Vázquez
RegeneraciónMx.- Faltan muchísimos muros, para que contengan la avaricia y la ignorancia, muros que contengan nuestras tierras, nuestros indios y nuestra magia, muros que sean tan grandes que no nos alcance el odio y la ambición, muros que nos recuerden quienes somos y nos mantengan unidos. Muros que no traspasen la violencia verbal o de hecho, muros que sean límite de nuestra propia dignidad.
Sí, pongamos muros, muros de respeto a nuestras tradiciones, muros que mantengan apuntalado el amor por nuestro país y nos hagan fortalecerlo, muros que eviten las desapariciones forzadas, los feminicidios, las muertes por odio o depresión.
Pongamos muros a los políticos para decirles que nuestros de techos no deben ser pisoteados, muros para impedir que nuestra fortuna se vaya a otros países, muros a los corruptos, muros de carceles y rejas.
Muros que protejan a niños, ancianos y discapacitados. Muros que no nos quiten el agua y lo que por derecho nos pertenece, muros, muchos muros hechos de amor y respeto, afianzados en lo que somos y al parecer hemos olvidado.
Muros con espejos que no permitan que nos olvidemos que la sonrisa y el buen trato a los demás, es el reflejo de nosotros mismos.
Pongamos de moda los muros de respeto, de límites, de amor y de paz interior que nos permitan dar el siguiente paso. Un México de paz, podemos lograrlo si cada uno en su interior piensa un momento en aquello de lo que hablaban nuestros abuelos: bondad, verdad, justicia, ayuda al prójimo.
Pongamos muros a los anglicismos y disfrutemos el idioma tan rico que tenemos, un muro a las mentiras que todos en campaña prometen y que permitan que de nuestra paz interior, surja nuestra propia verdad.
Muros que permitan disfrutar consumir de lo local, antes que lo importado.
Tenemos mucho que enseñarle al mundo; nuestra magia, nuestras costumbres, nuestra hermosa tierra. Hoy, comienza a construir tu muro y disfruta la protección que te ofrece, será tu refugio y tu casa y solo tú dejarás pasar a quien quieras porque sabrás que llegará para enriquecerla y no para destruirla.
Llena las paredes de tu muro con la historia de tus antepasados, y que sus glorias te sirvan de ejemplo y guía; con la historia de tu país, nuestro país que ha podido sobrevivir a todo y a todos. Nuestra raza, aunque no sea pura, lleva sangre de guerreros. Lleva pues esa lucha a tu interior y observa. Opta por el bien común, porque si todos lo hacemos, el común se vuelve global y de eso también puedes hacer tú muro.
No temas cuando te intenten asustar con un “muro” porque tú sabes cómo hacerlos.
Y si tu vecino te pone soldaditos de plomo en la entrada, recuerda, que irónicamente, más de la mitad serán paisanos, parientes…hispanos.
Sigue a Ana María Vázquez en Twitter como @anamariavazquez