Opinión: «¿Hidalgo, bastión del PRI?», por Necoc Yáotl Casals

Arrancó el proceso electoral local 2020 en el que se renovará el congreso local de Coahuila y los ayuntamientos en Hidalgo

Regeneración, 10 de septiembre, 2020. En el caso de Hidalgo, el ambiente político parecería enrarecido por el descalabro sufrido por grupos que han dominado el estado: el cacicazgo de Gerardo Sosa Castelán y el Grupo Hidalgo.

A Sosa Castelán un juez federal recientemente le dictó prisión preventiva por delincuencia organizada y lavado de dinero. No quedan tan lejanos aquellos tiempos en los que dentro de la Universidad Autónoma de Hidalgo, el cacicazgo desviaba dineros públicos, obligaba a estudiantes a acudir a eventos, premiaba a súbditos obedientes convirtiéndoles en profesores y reprimía fuertemente cualquier disidencia.

Por su parte, el Grupo Hidalgo, para corroborar sus encuentros con el cacicazgo de Sosa, basta con visitar el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la UAEH donde existe un auditorio de nombre “Jesús Murillo Karam”, personaje que con Osorio Chong se encuentra en investigaciones; uno por su probada responsabilidad en el caso Ayotzinapa y Chong que a través de trascendidos se ha especulado su posible participación en el caso Odebrecht.

Este tropiezo de quienes concentran todavía buena parte del poder en beneficio de sus intereses particulares no será suficiente. En Hidalgo los grupos progresistas se enfrentan al reto de poder superar con el voto consciente las redes clientelares del PRI que siguen operando y muy probablemente están ya activando sus favores e incentivos para capturar voluntades y futuros.

Entre muchos de los obstáculos a vencer, el propio sistema de partidos se apunta como otro reto pues contienden en el estado alrededor de 10 partidos que disputaran la voluntad popular que se expresará en las urnas el próximo 18 de octubre, con el riesgo de que esta sea una estrategia infalible para que el voto se pulverice, se divida y termine restando fuerza a quienes podrían representar una opción.

El PRI en el estado, tiene el descaro de pronunciarse sin ninguna reserva. Ya lo ha dicho con toda claridad la candidata a la presidencia municipal del PRI en Tizayuca, Ixchel Gutiérrez, en una de sus transmisiones en vivo: “Hidalgo es uno de los bastiones del PRI”. Poco habría faltado para que la candidata dijera “y les agradeceremos que nos faciliten seguir manteniendo al estado sumido en el atraso, pobreza y corrupción”.

A nivel político y geográfico habrá disputas en las que se podrían representar enclaves de la lucha por las libertades democráticas y por el mejoramiento de las condiciones de vida de sus habitantes. Es nodal insistir que si la ciudadanía no participa y presiona a los candidatos para que sus intereses colectivos sean incluidos en las agendas, las redes clientelares priistas tendrán la decisión del proceso en sus manos; es nuclear votar y organizarse.

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En Pachuca, se enfrentarán Sergio Baños Rubio, candidato por el PRI y Pablo Vargas González, candidato por Morena. A Baños se le ha acusado de haber sido beneficiado con un contrato sin licitación por 11 millones de pesos para elaborar útiles escolares entregados por el gobierno estatal. El inicio de su campaña, a falta de creatividad (o con el exceso de confianza clientelar priista), la dedicó al piso y a los baches, sí, su prioridad es localizar los baches en Pachuca.

En el ala morenista está Pablo Vargas, un acérrimo enemigo del Grupo Universidad que ha militado en diversas organizaciones de izquierda, ha fundado organizaciones y defendido derechos humanos y además lleva entre sus combates, un juicio ganado en contra del cacicazgo de Sosa Castelán para que se le restituyeran sus salarios caídos después de haber sido separado de sus labores docentes de forma injusta. En su campaña para la presidencia municipal parece interesante que incorpora como ejes la democracia popular, economía social y la procuración de derechos sociales.

En Tizayuca, único municipio hidalguense que forma parte de la Zona Metropolitana del Valle de México, contiende Ixchel Gutiérrez Montes De Oca por el PRI y Susana Ángeles Quezada por Morena.

De Gutiérrez se sabe que fue impuesta su candidatura, con el interés de continuar el cacicazgo familiar de su esposo Marcelino Rojas, expresidente municipal de Tizayuca y de larga trayectoria en la opacidad y la corrupción.

Obra en los expedientes SUP-JRC-233/2002 Y SUP-JRC-234/2002 acumulados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, cómo representantes partidistas acreditaron con fotografías la presencia de Rojas en la sustracción de un paquete electoral en el 2002 durante una gresca que intentaba alterar el resultado de las elecciones de aquella ocasión. Más recientemente en el 2009, vía información del Instituto Estatal Electoral de Hidalgo y la Auditoría del Estado de Hidalgo, se sabe que Rojas Flores no aclaró el destino de $10, 750, 681.98, dinero público que quedó en el limbo en el primer año de su gestión como presidente municipal.

Por su parte, la candidata por Tizayuca de Morena, tiene probadas batallas en el congreso estatal por poner contra la pared en diversas ocasiones al Grupo Universidad, y a integrantes de su propio grupo que en diversas ocasiones han sido acusados de traicionar el movimiento.

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Entre otras cosas se presume su habilidad para construir alianzas incluso a nivel nacional. Aparentemente su trabajo en el Congreso de Hidalgo ha sido un factor importante. Su gestión comenzaría con el desalojo a golpes del gobierno estatal que sufriría junto con el grupo de diputados locales de Morena, quienes buscaban evitar el refinanciamiento de la deuda del estado sin intervención del congreso.

A finales de su gestión como diputada local contaría la aprobación de iniciativa que presentó para reformar la Constitución de Hidalgo en materia de revocación de mandato y consulta popular y más de 30 millones de pesos en obra pública. En su campaña para la presidencia municipal de Tizayuca incluye dentro de sus ejes el bienestar social y la dignificación de servicios públicos.

Colindando con Tizayuca, en el municipio de Villa de Tezontepec también hay una campaña que podría ser interesante. Liderada por Tania Valencia de Morena, quien reivindica en uno de sus ejes el derecho a la educación y una campaña para combatir la desnutrición y obesidad en todas las escuelas, así como mecanismos de democracia directa para decidir el destino de los recursos públicos.

Puestas las cosas en perspectiva, se esperaría que en la jornada electoral del 18 de octubre ni en Hidalgo ni en Coahuila el PRI siga teniendo por rehén a estos estados. Dependerá mucho de la claridad en cada uno de los partidos, incluso a nivel nacional, por disputar proyectos políticos para llevar los rumbos de sus comunidades. El reto entonces es llamar a la ciudadanía a arrebatarle el PRI el control de lo que presumen son sus bastiones, hacer valer la voluntad popular y parar en seco cualquier tentativa fraudulenta que pretenda suplantar a la ciudadanía.

El combate de la voluntad popular, que pudiese abrir una brecha más grande en lo que el propio PRI dice son sus últimos reductos, está por comenzar. Es hora de que el pueblo busque posiciones que reivindiquen sus intereses de clase para avanzar con pie firme y seguro.