En un relato más de pesadilla, les traigo la historia de una familia que ha experimentado la violencia, los divorcios, los sucesos paranormales y la mala fortuna a partir de que jugó con la tabla ouija. Estos son los peligros de usarla sin saber de qué se trata.
Por Luis Orlando Montane Pineda
RegeneraciónMx, 06 de febrero de 2022.- Todos sabemos que el tema que rodea la tabla ouija es muy extenso y sucede en todo el mundo. Esta historia llegó a mis oídos gracias a un amigo colombiano, creador del canal de YouTube Trovip Relatos de Horror. Está basada en hechos reales, así que tuvimos que modificar el nombre de los involucrados.
“Desde hace cinco años, mi vida ha tenido algunos cambios extraños. No creía en esto de lo paranormal, e incluso sigo algo escéptico, pero dada la experiencia que he tenido, he empezado a pensar en lo contrario. Les cuento un poco sobre cómo creo que se originó todo…«
«Mi familia había estado muy bien económicamente por años y todo era felicidad. Hemos pasado muchas Navidades juntos, pero recuerdo una en particular –cuando tenía 10 años–, en la que decidieron juntarse todos, todos. Varias de mis tías estaban en esa época de locura en la que empezaron a ver en televisión cosas extrañas, como de brujería, películas de terror y demás. Eran, de hecho, fantásticas de todo eso. Recuerdo que la primera película que vi –no porque quisiera, sino porque estábamos todos en la sala– fue El Exorcista. Me dejó, básicamente, traumado: me era imposible ir a mi recámara, porque la canción del principio de la película de daba temor. Y a la fecha, lo sigue haciendo.
En una ocasión, una de mis tías llevó a casa una “Oujia Board» (tabla Ouija), con números, letras y un pequeño corazón con una lupa, como todos la conocemos. Todos lo veíamos como algo normal cuando jugaban, tanto que comenzó a ser como un vicio de todos los fines de semana. Así transcurrió tiempo hasta que empezaron a suceder cosas extrañas, como problemas familiares, peleas entre mis padres, golpes, divorcios… todas mis tías y mi madre se quedaron solas. Una vez fui a visitar a mi tía Ernestina –a quien adoraba porque era muy jovial– y en su casa había jeringas con sangre, lo que nosotros adjudicamos a alguna persona adicta que se inyectaba y las tiraba ahí… lo raro de todo es que después ya aparecían debajo de la cama, en el baño, la sala y demás partes de la casa.
Tiempo después ya se caían cuadros, desaparecían objetos o los lanzaban, los perros ladraban sin razón o se inquietaban. Entre tantas cosas, hubo algo que llamó mucho mi atención: había un espejo al fondo de un pasillo, cercano a una puerta que daba hacia un patio. No había cortinas, pero cuando uno se veía en el espejo se podía ver a alguien pasando por ese pasillo. En una ocasión, estábamos uno de mis tíos y yo viéndonos en el espejo, preparándonos para ir a tomar un helado fuera, cuando, de repente, pasó ese ‘alguien’. Nos quedamos mirando el uno al otro, como diciéndonos “¿lo viste?”. Mi tío, bastante inquieto, tomó un cuchillo y salió hacia la parte trasera de la casa, pensando que se había metido algún maloso, pero no había nadie.
La tía Ernestina optó por mudarse una y otra vez, pero los sucesos se repetían a donde iba. Las mismas dinámicas: jeringas, ruidos, apariciones… hasta que un día buscó a un sacerdote para bendecir la casa que habitaba. Sólo así, los sucesos extraños cesaron y no se hizo mención de lo que pasaba en esa casa durante un buen tiempo.
Pero ella no fue la única que experimentó algo así en su casa, sino que otra de mis tías, llamada Lupe, también sufrió lo mismo, principalmente, el maltrato físico y repentino por parte de mi tío. En general, las personas cercanas a mi madre y mis tías empezaron a cambiar su forma de ser, dejaron de ser hermosas personas para convertirse en seres déspotas. Las mujeres de la familia se casaban y se divorciaban. Mi hermana, al año de casarse, empezó el proceso de divorcio. Todas han tenido uno, dos y hasta tres divorcios, porque la situación se repite y se repite: de estar llenas de cariño a ser maltratadas con un cambio extremo de personalidad, como si no fueran la persona que conocieron. Así ha sido la historia de la familia después de usar –por mucho tiempo– la tabla Ouija, porque todo inicio desde ahí.
Yo, hace aproximadamente cinco años, empecé a sentir presencias en mi cama. Una vez, sentí eso a lo que le llaman “se me subió el muerto”, pero busqué explicaciones científicas y psicológicas hasta dar con que se trataba de la parálisis del sueño.
Sin embargo, a partir de ahí todo fue extraño. Un día, yo estaba acostado, a punto de dormir, cuando empecé a sentir como mi cuerpo se desprendía, desde mi cerebro hasta los dedos de los pies, los dedos de las manos, el cabello… se sentía como algo magnético, como vibraciones. Recuerdo que no podía gritar, no podía hacer nada y tenía los ojos semiabiertos. Yo estaba viendo todo, escuchaba los ruidos de los coches pasar, incluso mis perritas se sentían muy extrañas. Luego, sucedieron otras cosas. Tuve muchas peleas con mi pareja, problemas de todo tipo (económicos, maritales), perdí mi trabajo sin razón y nadie me contrataba a pesar de tener una entrevista y un currículo perfecto.
Pero, lo más extraño de todo es que siento que yo no soy yo. He ido a diferentes grupos, incluso he tomado tratamiento psicológico, porque a veces me daban ganas de tomar un cuchillo y lastimar a alguien. He estado en diferentes tipos de culto y religiones, pero esta “cosa” aún me sigue, nunca me ha abandonado.
Cambié mi lugar de residencia por diferentes estados de México y sigue ocurriendo lo mismo, siento esta presencia extraña. En ocasiones, cuando me estoy bañando, siento cómo alguien entra y, de repente, no sé qué estoy haciendo, mi mente se pone en blanco y siento escalofríos. El agua cae hasta que se pone helada, tiro el champú sin darme cuenta. Es como si entrara en un tipo de trance o algo ajeno me dominara.
Tengo una habitación muy pequeña en casa que siempre, siempre está fría, aunque el clima sea cálido. Es el único lugar donde hasta sale vapor de mi boca cuando estoy ahí. Además, nunca puede estar la luz apagada y a las visitas nunca les ha gustado quedarse ahí y no dicen el porqué, aunque manifiestan que se siente mucha soledad y frío profundo. Incluso, a veces, mis perritas ladran desesperadamente hacia esa habitación.
En la cocina también han pasado cosas extrañas después de que en mi familia se jugó con la tabla Ouija como si fuera vicio. Un día, de la nada, se empezaron a caer los cuadros que estaban sujetos con dos o más clavos al concreto y no se quebraban cuando caían.
Estuvimos viviendo en el estado Nuevo México, en Estados Unidos, y también ahí pasaban cosas. Creo que esto es, probablemente, una maldición que trae cargando mi familia por jugar la Ouija. Hay muchísimos eventos que me hubiera encantado poder mostrarles en este espacio. Tengo fotos fumando o en fogatas, en las que el humo forma la silueta de la muerte u otros seres.
Mi hermana y mi cuñado que son pastores y me han invitado con ellos a la iglesia, pero me inquieta estar en un lugar donde se está haciendo oración. Un día, mi hermana me hizo una ‘liberación’, en la que participaron cinco personas. Perdí el conocimiento y cuando desperté, ella me dijo que estuve en el piso temblando y que “algo” salió de mí. Mi cama, a veces, tiembla y mi pareja también siente y ve cosas en casa.
Aparentemente, llevo una vida “normal”, pero pasan cosas muy extrañas. Ustedes mismos saquen sus hipótesis. Sinceramente, no sé qué más hacer. ¿Ustedes tienen alguna sugerencia?
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