El narcotráfico y su mundo han sido de gran interés para la periodista Anabel Hernández, quien lo ha investigado de cerca más de una vez. Sin embargo, su más reciente libro Emma y las otras señoras del narco, tal vez, sólo quede como un tema anecdótico. Está bien contado, pero…
RegeneraciónMx, 03 de febrero de 2022.- Recién llegó a mis manos el libro de Anabel Hernández, Emma y las otras señoras del narco (Grijalbo, 2021). No es difícil entender por dónde masca la iguana con esta obra: la polémica y la farándula se unen para crear un sinfín de parodias y chismes en torno a la vida de las mujeres que han formado parte del negocio de importantes narcotraficantes mexicanos y extranjeros. Si le damos el beneficio de la duda en cuanto a su calidad “literaria” o periodística, se pueden rescatar varios aspectos de este libro, pero creo que el mejor es la manera tan sencilla de llevar a lector con una prosa a modo, es fácil asirse a la narrativa estridente, además de que van apareciendo nombres, acompañados de fotografías, declaraciones de excesos, lujos, pormenores, escándalos, desdichas, truenes, intimidades (de la cama y de la vida rutinaria).
Éste es un libro que gana por el altavoz con que se nombre y renombra, gana porque Hernández eligió a un personaje coyuntural dentro de la vida social de México, como lo es Emma Coronel, la esposa de Joaquín Guzmán; sin embargo (no sé si así lo planeó la autora o sus editores o acaso fue una incidencia publicitaria), lo que generó más controversia fue la mención de dos “actoras” (para recordar, muy a tono con el libro, a Niurka Marcos) de programas de revista de Televisa, Galilea Montijo y Ninel Conde. Nombres y apellidos, las mujeres del narco. La primera salió a declarar, con llanto fake, pero llanto al fin, que ella nada tenía que ver con Arturo Beltrán Leyva, con quien se le liga, ni tampoco con Inés Gómez-Mont, prófuga de la justicia y con quien también se le ha relacionado. Pero también están Andrés García, Alicia Machado, Sergio Mayer e Issabela Camil, entre otros de menos relumbrón.
El medio del espectáculo, así como mucha de la prensa de este perfil, vive de la controversia, del escándalo, de las respuestas airadas, de los sombrerazos, además, los reporteros o conductores de este tipo de periodismo, la mayoría de las veces, dan la sensación de que sentirse moralmente superiores a la ciudadanía, a los artistas, pues se la pasan dando consejos, opiniones, emitiendo juicios de valor; aunque este libro no alcanza ese tono soberbio y pretensioso, sí ha caído en la publicidad engañosa, pues si es cierto que la autora recopila entrevistas con las mujeres que nombra, son pocas las ocasiones que muestra evidencia contundente, todo se basa en declaraciones, en hipótesis, las versiones son de radio pasillo, como se conoce al chisme en las redacciones periodísticas. ¿Le creemos o no a Anabel Hernández?
Y está bien, si lo que se pretende es pasar un rato ameno, pues el libro, reitero, está bien contado. Valdría la pena, además, rescatar la descripción de la protagonista del libro, Emma Coronel, acaso la mejor lograda, más detallada, en esta figura sí se centra Hernández, toma una distancia suficiente para mostrarle al lector un personaje mejor construido que los otros, con rasgos creíbles, terrenales.
El tema del narcotráfico y el mundo que lo rodea es uno que le interesa a la periodista, lo ha hurgado, se ha adentrado en él, a medio caballo entre la ficción y la realidad. Emma y las otras señoras del narco no pasará de ser un libro anecdótico, incluso dentro de universo periodístico de Anabel Hernández.
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