Por Ana María Vázquez
RegeneraciónMX.- A raíz del incidente del periodista Ciro Gómez Leyva, algunas voces se han apresurado en culpar al presidente por la exposición del racismo y clasismo en nuestra sociedad, así como lo que consideran ataques directos en contra de los medios, provocando la polarización; otros, como Víctor Trujillo, se han apresurado a exigir que terminen las mañaneras. Jorge Ramos no se iba a quedar atrás y también dio su sesuda opinión aduciendo que en México la violencia está normalizada.
Ya en febrero de este año, la Jornada documentó que alrededor de 7 millones de pesos diarios son usados para atacar tanto al presidente como a la jefa de gobierno y no solo con notas de prensa, sino con ataques masivos en redes, los grandes capitales de financiamiento no son precisamente nacionales, pero indudablemente sirven para intentar rescatar el statu quo que tenían los medios, empresas transnacionales y empresarios nacionales antes de la llegada de Andrés Manuel López Obrador en 2018, en el que tan solo el periódico El Universal recibió 2 mil millones, en tanto que el Reforma 987 millones.
Los medios corporativos, no pagaban impuestos y el dispendio del erario era conocido por la voz pública pero callado por los medios.
La Mañanera entonces se convirtió en un ejercicio de comunicación en el que, de primera mano se tenían los reportes, la información y respuestas de lo que hacía el gobierno del país, por boca del propio presidente y no de un vocero o traductor, como sucedía en épocas anteriores; es ahí donde el presidente aprovecha para evidenciar las mentiras de la prensa, la información sesgada, la infodemia y responde directamente a los ataques que los medios corporativos hacen de su gobierno día con día.
Hechos de violencia, contra él y su familia han sido ventilados y en su caso, fundamentados en un básico ejercicio del derecho de réplica que todos poseemos.
Se ha dicho también que las Mañaneras ejercen una suerte de polarización ante la opinión pública de más del 65% de mexicanos que aprueban su gestión. Evidenciar el racismo y el clasismo en nuestra sociedad es indispensable como ejercicio que promueva la igualdad y la inclusión entre los mexicanos.
Más allá del clima de linchamiento desatado por algunos pseudo comunicadores, sería conveniente evaluar todos los elementos de un hecho para poder opinar.
Es cierto, el clima para la prensa no es el más favorable, pero tampoco lo fue en sexenios anteriores y el común denominador ha sido la impunidad. 2022 ha sido un año particularmente agresivo para la prensa con un único objetivo: que la historia no se cuente cuando es precisamente lo contrario lo que ocurre.
Culpar al presidente o exigir la salida de las mañaneras solo abona al clima de descontento hacia los que tradicionalmente ha acallado con balas o con dinero las voces disidentes, sin embargo, intentar silenciar al 65% de los mexicanos que cree y confía en la 4T es ingenuo y hasta suicida.
La conciliación es tarea de todos, así como el reconocimiento de que en mayor o menor medida somos partícipes de la polarización.
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