Entre 2009 y 2016, la empresa mexicano al menos perdió 160 mil millones de pesos, de los cuáles, al menos 97 mil millones fueron en administración de Peña.
Regeneración, 02 de febrero de 2017.- Pemex perdió al menos 160 mil millones de pesos por robos y desviaciones en los ductos desde el 2009 y el 2016, estimó Dwight Dyer, consultor independiente en seguridad energética. De los cuáles, al menos 97 mil millones fueron durante la administración actual.
En el marco del foro «Energy Mexico», Dyer detalló que en términos de barriles, las pérdidas trimestrales alcanzan los 900 mil barriles, lo que equivaldría a 50 mil barriles en promedio al mes.
El año pasado, El País publicó que durante el 2006, antes de que Felipe Calderón iniciara la guerra contra el narco, se contabilizaron 204 tomas clandestinas, pero para el 2015, las tomas se habían multiplicado a alrededor de 5 mil 252, lo que se atribuye a la «diversificación» de grupos criminales quienes vieron en este negocio una oportunidad de obtener más ingresos.
Con esta aseveración conincidió Guillermo Valdés, socio del Grupo de Economistas Asociados (GEA), quien especifió en el foro que entre 2011 y 2012 hubo una explosión de las tomas clandestinas.
«En el 2011-2012 tanto Los Zetas como La Familia abrieron una ‘rama’ de sus negocios para el robo de gasolinas, pues se dieron cuenta de lo lucrativo que podía ser el negocio», dijo Valdés.
Los hurtos de combustible ocurren de dos formas: una es a través de los ductos de la empresa del Estado y la segunda es mediante el robo de pipas, indicó el País; pero estas tomas no podrían explicarse de no ser por la participación de empleados de la para estatal.
Ya que para robar combustible es necesario saber dónde y cuándo se bombea el combustible; información que se obtiene desde dentro de la empresa del Estado.
«En promedio cada dos horas se perforan ductos para extraer combustible de manera ilegal y quienes trafican con él obtienen ganancias de hasta 250 mil pesos por cada camión cisterna que venden», escribió El País.
Además, la ordeña de combustible es una actividad de alto riesgo pues puede desatar explosiones o incendios; pese a todo, no se ha implementado una verdadera solución para este problema.
Vía El Financiero, Reforma y El País.