Los aspirantes excluidos dicen no estar en contra de que se apoye y brinden oportunidades a los llamados ‘dreamers’, pero advierten que las autoridades federales y universitarias no se han puesto a pensar que muchos de esos “chavos” se fueron porque aquí no encontraron las opciones de ingresar a alguna universidad
Regeneración, 27 de marzo de 2017.- Los jóvenes integrantes del Movimiento de Aspirantes Excluidos de la Educación Superior (Maes) se reunieron ayer en el llamado espejo de agua de Ciudad Universitaria, cercano a la rectoría de la UNAM, donde comenzaron a organizarse para “luchar por el derecho a la educación” y para buscar una negociación con autoridades de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y de varias universidades del área metropolitana de Ciudad de México, a fin de que se abra un mayor número de espacios de nuevo ingreso.
Un centenar de estudiantes que no fueron aceptados en el concurso de ingreso a las licenciaturas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) –cuyos resultados se presentaron el sábado– hicieron una asamblea, donde señalaron que no están en contra de que se abran espacios en las universidades públicas y se revaliden estudios para miles de jóvenes que podrían ser deportados de Estados Unidos, pero de igual manera exigieron oportunidades para todos.
Axel Meléndez, integrante del Maes, informó que durante la asamblea uno de los temas centrales fue el Programa Universitario Emergente Nacional para la Terminación de Estudios Superiores (Puentes) con el que se facilitará que los jóvenes que cursan estudios superiores en Estados Unidos y sean deportados por las políticas de Donald Trump, puedan concluir su formación en instituciones nacionales.
Además demandaron que el gobierno federal y los directivos universitarios replanteen la estrategia de ingreso a las casas de estudios superiores. “No estamos contra el apoyo a los dreamers. Lo que exigimos es que se garantice el derecho y acceso de todo estudiante que desee entrar a la universidad”.
También informaron que desde hace 12 años su organización ha venido trabajando para abrir espacios a decenas de estudiantes no aceptados. Y confiaron en que este año la SEP y las universidades accedan lo más pronto posible a dialogar con ellos para tratar el tema
Con información de La Jornada