Por qué la Unión Europea no puede «aislar» a Rusia

Pepe Escobar | Asia Times Online  (Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens)

La canciller alemana Angela Merkel podría enseñar al presidente de Estados Unidos, Barack Obama dos o tres cosas sobre cómo establecer un diálogo con el presidente ruso Vladimir Putin.

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Como si Obama fuera a escuchar. Prefiere amplificar su ego de profesor de derecho constitucional y sermonear pomposamente a una audiencia de elite eurócrata en el reluciente Palais des Beaux Arts en Bruselas, como hizo este miércoles, sobre que Putin es la mayor amenaza para el orden global administrado por EE.UU. desde la Segunda Guerra Mundial. Bueno, no le resultó tan bien; la mayoría de los eurócratas estaban ocupando sacando selfies o tuiteando.

Putin, mientras tanto, se entrevistó con el director ejecutivo del conglomerado de ingeniería y electricidad Siemens, Joe Kaeser, en su residencia oficial en las afueras de Moscú. Siemens invirtió más de 1.100 millones de dólares en Rusia durante los últimos dos años y eso, dijo Kaeser, va a continuar. Seguro que Angela estuvo tomando notas.

Obama no se podía comportar de otra manera. El experto en derecho constitucional no sabe nada de Rusia, en su (exigua) carrera política nunca tuvo que comprender cómo funciona Rusia, e incluso puede temer a Rusia, rodeado como está de un círculo de asistentes espectacularmente mediocres. Su obra maestra retórica en Bruselas no produjo absolutamente nada, fuera de la amenaza de que si Putin persiste en su “agresión” al este de Ucrania o incluso a países miembros de la OTAN el presidente presentaría un paquete de sanciones mucho más duro.

¿Qué más hay de nuevo, considerando la opinión del supremo activo de la CIA y exjefe del Pentágono en el primer Gobierno de Obama, Bob Gates, ¿que es lo que pasa por análisis político en EE.UU.?

El cambio radical del billón de dólares

Demonizado continuamente por la amplia maquinaria propagandística occidental como un agresor implacable, Putin y sus asesores del Kremlin solo tienen que recurrir a Sun Tzu. Los cambiadores de régimen de Kiev ya están sumidos en una cruel disputa [1]. E incluso el Primer Ministro interino de Ucrania, Arseniy Petrovych «Yats» Yatsenyuk, ha identificado los sombríos tiempos futuros subrayando que la firma de la parte económica del acuerdo de asociación entre Ucrania y la UE se ha postergado, con el find e que no haya “consecuencias negativas” para la industrializada Ucrania oriental.

Traducción: Sabe que este será el beso de la muerte para la industria ucrania, combinado además con un inminente ajuste estructural del Fondo Monetario Internacional junto con un (posible) rescate de la UE para Ucrania en bancarrota.

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Spengler, de Asia Times Online, acuñó una formulación: “Un fantasma recorre Europa y es el fantasma de una alianza rusa-china a costa de Europa”. La alianza ya existe, manifestada en el G-20, los BRICS y la Organización de Cooperación de Shanghái. Hay sinergias de tecnología militar en el horizonte, el ultra-sofisticado sistema de defensa aérea S-500 debe ser revelado por Moscú y a Pekín le encantaría tenerlo. Pero para el verdadero fuego artificial, basta esperar unas pocas semanas, cuando Putin visite Pekín en mayo.

Es cuando firmará el famoso acuerdo de 1 billón [millón de millones] de dólares por gas según el cual Gazprom suministrará a CNPC de China 3.750 millones de pies cúbicos de gas por día durante 30 años, a partir de 2018 (la actual demanda diaria de gas de China es de cerca de 16.000 millones de pies cúbicos de gas).

Gazprom podrá recibir la mayor parte de sus beneficios de Europa, pero Asia es su futuro privilegiado. En el frente de la competencia, la híper-exagerada “revolución” del esquisto de EE.UU. es un mito, así como la idea de que EE.UU. comenzará repentinamente a exportar gas al resto del mundo en algún momento.

Gazprom utilizará ese mega-acuerdo para aumentar las inversiones en Siberia oriental, que más temprano que tarde será configurada como el centro privilegiado de los embarques de gas a Japón y Corea del Sur. Es la máxima razón (sustancial) por la cual Asia no “aislará” a Rusia. (Vea Asia will not «isolate’ Russia», Asia Times Online, 25 de marzo de 2014.)

Además de la tan anticipada posibilidad “termonuclear” (para el petrodólar) de que Rusia y China acuerden que el pago por el trato Gazprom-CNPC podría ser en yuanes o rublos. Sería el comienzo de un canasto de monedas como nueva divisa de reserva internacional, un objetivo clave de los BRICS y el máximo, incendiario, nuevo factor (económico) sobre el terreno.

Hora de invertir en «Ductistán»

Incluso a pesar de que su importancia palidece en comparación con Asia, Europa, por supuesto, no es “prescindible” para Rusia. Ha habido algunos ruidos en Bruselas por parte de algunas mascotas sobre la cancelación del gasoducto South Stream, bombeando gas ruso por debajo del Mar Negro (y eludiendo Ucrania) a Bulgaria, Hungría, Eslovenia, Serbia, Croacia, Grecia, Italia y Austria. El Ministro búlgaro de Economía y Energía, Dragomir Stoynev, dijo que de ninguna manera. Lo mismo vale para la República Checa, porque necesita inversión rusa, y Hungría, que recientemente firmó un acuerdo de energía nuclear con Moscú.

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La otra posibilidad para Europa sería gas del Caspio, de Azerbaiyán, siguiendo la ruta del oleoducto Bakú-Tiflis-Ceyhan (BTC) negociado por Zbig Brzezinski, que se concibió expresamente para eludir a Rusia e Irán. Como si la UE tuviera la voluntad, la rapidez y los fondos para gastar miles de millones de dólares en construir otro gasoducto virtualmente mañana, y asumiendo que Azerbaiyán tenga suficiente capacidad de suministro (no la tiene; otros actores, como Kazajstán o el ultra poco confiable Turkmenistán, que prefiere vender su gas a China, tendrían que ser parte del cuadro).

Bueno, nadie ha perdido dinero jamás apostando por la ignorancia de los eurócratas en Bruselas. South Stream y otros proyectos energéticos crearán numerosos puestos de trabajo e inversión en muchas de las naciones más atribuladas de la UE. ¿Sanciones adicionales? Nada menos que un 91% de la energía de Polonia y el 86% de la de Hungría provienen de Rusia. Más del 20% de los préstamos en el extranjero de los bancos franceses se destina a compañías rusas. Nada menos que 68 compañías rusas trabajan con la Bolsa de Londres. Para las naciones del Club Med, el turismo ruso es ahora vital (1 millón de personas viajaron a Italia el año pasado, por ejemplo.)

Los think-tanks estadounidenses tratan de engañar a la opinión pública de su país para que crea que lo que debería aplicar la administración de Obama es una repetición de la política de “contención” de 1945-1989 para “limitar el desarrollo de Rusia como potencia hegemónica”. La “receta”: armar a todos y a sus vecinos, de las naciones del Báltico a Azerbaiyán, para “contener” a Rusia. La nueva Guerra Fría comenzó porque, desde el punto de vista de denominadas “elites” de EE.UU. nunca terminó.

Mientras tanto, el valor de las acciones de Gazprom aumenta. Compra ahora. No lo lamentarás.

Nota:

(1) Popcorn Please While «Putin’s Agitators» Rule in Kiev, Moon of Alabama, 26 de marzo de 2014.

Pepe Escobar es autor de Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War (Nimble Books, 2007) y de Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge . Su libro más reciente es Obama does Globalistan (Nimble Books, 2009). Contacto: [email protected]