“A esto se suma la ley de seguridad interior, que es una manera de militarizar al país. Quieren quedarse en el poder por las malas artes y destruir a la oposición”, expuso Porfirio.
Regeneración, 13 marzo 2017.- Porfirio Muñoz Ledo asegura que la ofensiva política y mediática emprendida por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) contra la izquierda, entrevé el endurecimiento oficial orquestado por un gobierno de mano dura que aliente la pulverización del sistema electoral con las candidaturas independientes; y de paso establezca pactos de sobrevivencia con Donald Trump y los poderes fácticos.
Conocedor de los entresijos del priísmo y artífice de la defección de un notable grupo de priístas, constructor con ellos del Frente Democrático Nacional (FDN) hace casi tres décadas, el ex embajador advierte signos ominosos durante los meses por venir:
Al PRI le han renacido sus genes más autoritarios. Le ha vuelto el ADN bravucón. El aniversario 88 del PRI fue un exhibicionismo de poder ficticio, que ya no tiene, y por momentos parecía más la fiesta de una pandilla, que la de un partido. Se ha tomado la decisión de nuevamente encender las candilejas sobre ese partido, cacareando una unidad nacional que ellos contradicen, porque han decidido atacar a los demás.
Rodeado de montañas de libros en su despacho particular, Muñoz Ledo elabora una tomografía del PRI actual: “El PRI nunca pierde una especie de autoseguridad heredada y sigue pensando que puede ganar aunque no tenga ni candidato. Está actuando por la pulverización de las candidaturas, yo no estoy en contra del pluralismo, pero hay muchos fenómenos inducidos.
Este es un golpe de hacha a la transición democrática, es un retroceso, es la vuelta al centralismo, sólo comparable con lo que hizo Álvaro Obregón en 1928. Una muestra de musculatura.
–¿Comienzan los coletazos, a la vuelta de 2018?
–Yo no sé si sea dinosaurio, a lo mejor es cocodrilo, o resulta una lagartija gritona, aullante. El PRI está en una pérdida de credibilidad tremenda, y no tiene siquiera quinceañera, no tiene candidato, la caballada está flaca.
–El PRI considera que la izquierda significa el salto al vacío y la derecha la regresión al conservadurismo, se le insiste.
–A qué se atienen: a conservar el poder por las malas artes, esto anuncia muchas cosas. ¿Qué están tratando de hacer en lugar de denunciar a Donald Trump en todos los foros internacionales? Desean llegar a un pacto con el presidente estadunidense de modo que ellos se conviertan en el grupo de confianza de Trump, ¡ya hasta viven en Washington los funcionarios mexicanos!
“A esto se suma la ley de seguridad interior, que es una manera de militarizar al país. Quieren quedarse en el poder por las malas artes y destruir a la oposición. Ya el presidente del PRI, Enrique Ochoa Reza, dijo que el líder de Morena, Andrés Manuel López Obrador, está enfermo, ¡eso es tremendamente significativo!, me parece casi una amenaza y la sociedad no ha reaccionado contra eso. Además sin ninguna evidencia, sin ningún síntoma, sin un rumor atrás, es una declaración unilateral.
–¿Ha funcionado la campaña mediática que apunta a Trump como verdugo?
–Es un arreglo político, se acabaron los pactos por México al interior, y comenzaron los pactos con Trump en el exterior. En 30 años se ha dado una enorme desigualdad en México. Fue producto de un pacto de la élite mexicana con Estados Unidos, que instrumentó obviamente Carlos Salinas de Gortari. Lo que no quieren es que Trump quite privilegios a la clase dirigente en México, y que siga el flujo de inversión extranjera.
–¿Es una manifestación del porqué la PGR contravino la Constitución de Ciudad de México?
–¡Insólito, insólito! Es el fin de la transición democrática. Lo más paradógico es que el procurador, Raúl Cervantes, fue constituyente de Ciudad de México, y de ahí saltó al cargo actual y nunca dijo lo que está diciendo ahora. Esto es político por la vía legal. Están usando de nuevo a la PGR como un instrumento del gobierno, y en este caso como instrumento del PRI.
“También quieren hacer la alianza de dos poderes, el Ejecutivo y el Judicial, en contra de las fuerzas de cambio. Es la ruptura de la división de poderes. Es un atentado. Es otra parte del esquema que están trazando: la alianza con el gobierno de Trump, la recuperación de la confianza del sector privado, la militarización del país y la supeditación del Poder Legislativo.
A eso llamo un gobierno de mano dura, como ha ocurrido en América Latina, y no quiero decir necesariamente que vaya a asumir la forma de dictadura. En ese sentido si están preparando un cambio de régimen político, van hacia un gobierno de mano dura, y a entregarse al gobierno de Estados Unidos.
–¿En qué situación queda la izquierda?
–Bueno, queda la sociedad, la izquierda puede ganar de esto, porque va haber una reacción muy importante de la sociedad. Pero no menospreciemos a los partidos pequeños, por ejemplo el Partido Acción Nacional (PAN), que quieren luchar en favor de la Constitución, porque ellos también se ven amenazados.
–El PAN también representa los intereses que tiene el PRI, en el escenario general son tan parecidos –se le replicó.
–Si, pero los panistas no están en el proyecto, no los han incluido en el proyecto de entendimiento con Estados Unidos. Creo que se acabó la época de los pactos con los partidos y empieza la época de los pactos con los poderes fácticos.
–¿Es el fin del prianismo?
–Podría ser el fin de esa asociación, porque el PRI cree que ya no necesita de otros partidos.
Con información de La Jornada