Científicos de Berkeley por error, encontraron que un medicamento provoca la compasión de las personas.
Regeneración, 04 de enero de 2017.- ¿Te imaginas una píldora que impulse la compasión humana? Un grupo de científicos de la Universidad de California en Berkeley ha dado un gran paso hacia este objetivo, al demostrar que un medicamento contra el Parkinson puede hacer a las personas menos tolerantes a la desigualdad.
Un estudio, publicado en la revista Current Biology, reveló que un medicamento que altera el equilibrio neuroquímico provoca una mayor disposición a participar en comportamientos altruistas, como garantizar que los recursos se dividan de manera más equitativa.
En la investigación participaron 35 voluntarios,18 de ellos mujeres, a los que en su primera visita se les otorgó un placebo. Mientras que en una segunda visita una píldora de tolcapone, fármaco aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) para tratar a personas con enfermedad de Parkinson.
En ambos casos, los voluntarios participaron en juego económico simple en el que dividieron el dinero entre ellos y un destinatario anónimo. Sin embargo, después de recibir tolcapone, los participantes dividieron el dinero con los desconocidos de una manera más justa e igualitaria, que tras ingerir el placebo.
“Por lo general, pensamos en la imparcialidad como una característica estable, parte de la personalidad. Nuestro estudio no rechaza esta noción, pero sí muestra cómo ese rasgo puede ser sistemáticamente afectado al dirigirse a vías neuroquímicas específicas en el cerebro humano”, señala Ming Hsu, investigador coprincipal.
El modelo computacional mostró que bajo la influencia del tolcapone, los jugadores eran más sensibles y menos tolerantes con la desigualdad social.
Estudios previos habían mostrado que la desigualdad económica se evalúa en la corteza prefrontal, un área cerebral que afecta a la dopamina. Sin embargo, este trabajo aporta nueva información sobre cómo se inician ciertas conductas altruistas, como la equidad, en el cerebro.
“Hemos dado un paso importante hacia el aprendizaje de cómo nuestra aversión a la desigualdad está influenciada por nuestra química cerebral”, dijo el primer autor del estudio, Ignacio Sáez, investigador postdoctoral en la Escuela de Negocios Haas.
La investigación futura, mencionan los científicos, puede conducir a una mejor comprensión de la interacción entre los mecanismos dopaminérgicos alterados y las enfermedades mentales, como la esquizofrenia o la adicción, y potencialmente encontrar el camino a posibles herramientas de diagnóstico o tratamientos para estos trastornos.
“Nuestra esperanza es que los medicamentos dirigidos a la función social puedan usarse algún día para tratar estas afecciones incapacitantes”, menciona Andrew Kayser, uno de los investigadores del estudio.
Vía El Universal