«Me acerqué al PRD. También a los del PAN y los del PRI, a los niveles más altos. No me hicieron caso. Han regateado a México el cambio»: padre Solalinde
Regeneración, 26 de noviembre de 2017.- «Lo que queda ahora es probar a Morena. Pueden decir lo que quieran de Andrés Manuel, pueden decir lo que quieran de Morena, que sin duda tiene remanentes peligrosos que han venido del PRI también, pero es lo que hay. No hay otra cosa. No hay para escoger».
Esta fue una de las declaraciones que el sacerdote y activista Alejandro Solalinde hizo durante una entrevista para el «HuffPost«.
El padre Solalinde narra cómo cambió su vida al pasar de vivir «como un burgesito» a viajar junto con los migrantes para conocer sus vidas y denunciar los abusos de los que son objeto:
En agosto de 1976 yo fui a Oaxaca junto a otros sacerdotes, a una jornada de evangelización y catequesis. (…) Yo vivía muy bien, vivía como un burgesito, tenía los máximos adelantos, un carro del año, una casita que si bien es cierto no era mía, la tenía equipada con todo lo último. Entonces iba yo con toda mi compra. Eran 6 mil pesos lo que yo me había gastado en ese ratito. (…) Entonces vi a unas mujeres indígenas de San Antonino, un lugar pegadito a Xoxocotlán, y vi a su niño sobre un rebozo a las tres de la tarde, todo sudado, en la banqueta. (…) Me acerqué. Me pasé la calle y empecé a platicar con ellas. Me dijeron que venían de San Antonino y que estaban ahí desde la mañana. Una de ellas me dijo que había ganado 13 pesos. 13 pesos, toda la mañana para ganar eso. (…) Yo iba como un catrincito, de traje, bien elegante y bien perfumadito. (…) Me dio tanta vergüenza que en ese momento yo quise botar las bolsas aquellas y me empecé a preguntar si para eso yo me había ordenado como sacerdote y si la vida que estaba llevando era la correcta. Desde ese momento ya no pude estar en paz y ahí empezó a cambiar mi vida.
El otro momento muy importante fue cuando yo me encuentro con los migrantes entre 2005-2006, y ahí ya no pude yo seguir una vida, a lo mejor ya no burguesa, pero sí un tanto burocrática. Y entonces decidí dejar la vida residencial de una parroquia para buscar la vía misionera itinerante y caminar con los migrantes.
El activista narra también cómo ha sido amenazado de muerte y ha sido víctima de atentados contra su vida precisamente por su labor en defensa de los más desprotegidos.
(…) Dos cosas he descubierto en este seguimiento a los migrantes. Primero, la fuerza que se siente cuando gobierno y el crimen organizado se vuelcan contra ti cuando tú te metes con su mercancía. Eso es fuertísimo. Sientes la fuerza y todo lo que tienen que hacer: golpearte, encarcelarte, querer quemar el albergue o lincharte. (…) Pero lo otro es la gran fuerza espiritual que Dios te da. Tú sientes que Jesús está contigo, sientes que el espíritu está contigo. (…)
O me cuido y sucumbo al miedo o visibilizo eso y me lanzo por el valor. Apoyado en Dios, me lancé por la denuncia, empecé a visibilizar todo y a caminar sin miedo, a pesar de todo lo que me ha pasado. He vivido muchos atentados, hasta no hace mucho, pero de todos esos Dios me ha librado, porque él es grande y quiere que viva. (…) Un día yo le dije a alguien del gobierno: lo único que a mi me puede parar es un tiro aquí (señala su frente). Mientras no lo hagan voy a seguir.
Finalmente narra cómo, tras acercarse a prácticamente todos los partidos, se acercó al dirigente de Morena, Andrés Manuel López Obrador.
Yo entiendo a la gente, a mis hermanas y hermanos mexicanos. Han sufrido todas las decepciones, los han engañado. El PRD los engañó, los traicionó. El PAN, ese partido que era de una base espiritual, la mejor de inspiración cristiana, traicionó también en 1988. De 1989 para acá el PAN se acabó. Y luego el PRI, que en su historia aportó algo también, es cierto, hasta 1981. Pero de 1982 con De la Madrid para acá se echó a perder. Ese nuevo PRI salió más corrupto todavía, más ladrón, más voraz que lo que habíamos visto. Agoté todo. Porque me acerqué a los del PRD, hasta la cocina me metí. También a los del PAN y los del PRI también, a los niveles más altos. No me hicieron caso. No a mí, sino lo que yo les pedía para México. No aprovecharon el cambio y han regateado a México el cambio.
Lo que queda ahora es probar a Morena. Pueden decir lo que quieran de Andrés Manuel, pueden decir lo que quieran de Morena, que sin duda tiene remanentes peligrosos que han venido del PRI también, pero es lo que hay. No hay otra cosa. No hay para escoger.
(…) Además me queda claro que aunque vayan en coaliciones diferentes, en frentes diferentes, el PRI y el PAN son el PRIAN, son concubinos, son inseparables».
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