Regeneración, 28 de diciembre de 2015.- El quetzal, un ave cuya belleza ha inspirado a las más antiguas culturas de México alguna vez voló a través del sur del país y en otros seis países. Pero ese ya no es el caso. “Todos estos siete países enfrentan serios problemas de pérdida de hábitat y fragmentación de las poblaciones de aves”, dijo una de las investigadoras que estudian a esta especie, Sofía Solórzano, de la Universidad Nacional Autónoma de México. “Creo que si la pérdida y fragmentación del hábitat no se detienen el futuro de las poblaciones remanentes es aislamiento genética, la reducción del tamaño de la población y, en consecuencia, rápidas extinciones locales”.
De hecho, Solórzano ya ha documentado algunas extirpaciones locales así como bosques degradados que poseen cada uno sólo un puñado de aves restantes.
El problema se agrava al observar la investigación anterior de Solórzano, que indicó que los quetzales son en realidad dos especies, no la especie individual con dos subespecies actualmente reconocidas por la comunidad conservacionista. Un estudio genético y morfológico publicado e el 20 encontró que las aves en México y Nicaragua son una especie: Pharomachrus mocinno, mientras que los pájaros en los países meridionales son una segunda especie, P. costaricencis. Esto significa que cada especie tiene una población y alcance más limitado y está mucho más amenazada de lo que se creía.
Ambas especies de quetzal son especialistas comedoras de frutas y habitan en grandes árboles muertos en los que tallan sus nidos. Esos suministros de alimentos y los árboles son ahora escasos. Solórzano dice que muchos de los hábitats forestales de las aves han sido talados para dar paso a las plantaciones de café, pastos de ganado u otros cultivos. Ella ha documentado lo que describió como “fragmentación drástica” del hábitat del Quetzal en el sur de México. El establecimiento de algunas áreas protegidas ha ayudado pero dice que no ha sido suficiente.
Por supuesto que la pérdida de hábitat no es la única amenaza de los quetzales. La especie también tiene varios depredadores naturales, como pájaros tucán y ardillas que se alimentan de sus huevos o polluelos pequeños. Las aves rapaces más grandes como búhos, halcones y gavilanes también matan a los quetzales adultos. Mientras tanto, se sabe que los humanos los cazan por sus plumas, algo que habría estado prohibido durante los días de los mayas y los aztecas, y que hoy se realiza para el comercio de mascotas ilegales. No se tiene conocimiento de si las aves sobreviven estando en cautiverio.
Por desgracia no parece haber ningún esfuerzo significativo dedicado a la conservación del quetzal a pesar de la importancia histórica y cultural de los pájaros y del hecho de que sean la imagen central de la bandera de Guatemala. “Creo que es el momento de proteger seriamente a esta ave y a su cría y a sus hábitats migratorios”, dice Solórzano. Se trata, como ella lo llama, de un pájaro “resistente” y dice que podría regresar a sus hábitats anteriores si estos están protegidos, “Vamos a tener quetzales si detenemos la deforestación”, dijo.
Fuente: http://blogs.scientificamerican.com/extinction-countdown/resplendent-quetzal/