Racismo y discriminación, ideología de las compañías mineras: Consejo Tiyat Tlali

La lógica con la cual está funcionando este tipo de proyectos, especialmente en América Latina, la base ideológica con que se instrumentan estos proyectos es la base del racismo y la discriminación:  Marreros 

4746-pue-05En la esencia de la ambición de la industria minera yace el racismo y la discriminación. Contra esa base ideológica deben luchar los pueblos campesinos indígenas, advirtió Alejandro Marreros, representante del Centro de Estudios para el Desarrollo Rural (Cesder) y del Consejo Tiyat Tlali, quien participó en el foro “Pueblos en Resistencia contra el Modelo Extractivo Minero”, realizado ayer en la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP).

“La lógica con la cual está funcionando este tipo de proyectos, especialmente en América Latina, la base ideológica con que se instrumentan estos proyectos es la base del racismo y la discriminación. La noción de raza es lo que permite justificar que existen unos que, como dicen los compañeros, están arriba y otros que están abajo. Y con ese discurso llegan todas las empresas, no ha habido una sola empresa que no llegue con esa lógica”, expresó el activista.

Y agregó: “En el caso de Tlamanca (municipio de Zautla), la gente vio cómo pasaban las máquinas (de la minera china JDC Minerals) sobre sus sembradíos, cómo pasaban sobre sus árboles, cómo pasaban sobre sus barreras muertas, sobre las cercas que se hacen con las piedras, destruyendo y les decían: ‘¡Oigan, esta es mi propiedad, este es mi cultivo, esta es mi milpa!, ¡quién me la va a reconocer!’. Y les respondían: ‘Pues no sé, nosotros traemos el permiso de allá arriba’ (para abrir una mina), y esa noción del allá arriba es porque también hay un abajo y quiénes son los de arriba y quiénes son los de abajo”.

“Lo mismo ocurrió en la comunidad de Ignacio Zaragoza (ubicada en Olintla): ¡Querían pasar la máquina (del Grupo México) sobre los cultivos de los compañeros!, sobre el frijol, sobre el café, sobre el maíz, no importando. ¿Por qué?, ‘porque traemos un permiso (para construir una hidroeléctrica) y el permiso es de allá arriba’. La lucha de los pueblos campesinos indígenas también es allí, también es contra el racismo y contra la discriminación”, abundó.

El foro se llevó a cabo ayer al mediodía en el auditorio Carlos Marx. Asistieron también en calidad de ponentes Omaira Silvera, de la organización Voces Ecológicas de Panamá; Rina Navarrete, de la asociación Amigos de San Isidro Cabañas del Salvador; amén de Leonardo Durán, asesor de la Cooperativa Tosepan Titataniske y también miembro del Consejo Tiyat Tlali.

El moderador fue el investigador Germán Sánchez Daza. Acudieron en calidad de escuchas, primordialmente, estudiantes de la unidad académica anfitriona y de otras de la máxima casa de estudios, aunque también hubo alumnos de otras instituciones. Entre el público también hubo activistas, docentes, investigadores y emisarios de la Red Mexicana de Afectados por la Minería (REMA).

Los expositores relataron las experiencia de lucha de sus pueblos y coincidieron en que los gobiernos, en la mayoría de los casos, se han convertido en personeros de las grandes empresas extractivas y de las promotoras de hidroeléctricas.

 Los mártires

 Omaira Silvera, de la organización Voces Ecológicas de Panamá, se refirió a la lucha de los pueblos Ngäbe Buglé contra compañías coreanas y canadienses explotadoras de yacimientos de cobre, que fueron y siguen siendo apoyadas por el gobierno de Ricardo Martinelli.

La brega llevó a esos indígenas panameños a bloquear la Carretera Interamericana –es decir, la sección centroamericana que corresponde a la Panamericana–, con lo que prácticamente paralizaron al país. El costo fue muy alto, porque la represión gubernamental cobró varias vidas, “mártires”, les llamó Silvera, quien sabe bien de lo que habla, pues a ella le tocó la funesta tarea de recopilar la información sobre los heridos y muertos que resultaron víctimas de los enfrentamientos.

Al final, el pueblo Ngäbe Buglé logró revertir la ley panameña para echar abajo las concesiones de exploración y extracción; sin embargo, Silvera advirtió que el movimiento sigue en resistencia, porque saben que las autoridades y las compañías buscan nuevas estrategias para lograr sus objetivos.

En su turno, Rina Navarrete relató la lucha contra la minería en El Salvador, la cual tuvo su punto de inflexión en 2009, con los asesinatos de Gustavo Marcelo Rivera, Ramiro Rivera Gómez y Dora Alicia Recinos, quienes lideraban la oposición de la explotación minera metálica en sus comunidades, en el departamento de Cabañas, al norte del país.

Se refirió al Movimiento Mesoamericano Contra la Minería Metálica (M4), integrado por organizaciones de distintas localidades desde Canadá hasta Panamá.

Indicó que en este momento la lucha en El Salvador es porque se promulgue una ley que prohíba definitivamente la minería.

 Coincidencias

 La exposición de Alejandro Marreros fue, de manera espontánea, un resumen de las principales coincidencias de las organizaciones que resisten en América Latina ante los llamados “proyectos de muerte”.

“También en lo que debemos poner atención, al menos en el corto plazo, es en este modo muy concreto de extracción minera que tiene como característica, al menos en América Latina, la extracción de grandes cantidades de recursos a costa de lo que sea, incluso a costa de la vida que no sirven o sirven poco para el desarrollo económico de nuestros países”, indicó.

“Nosotros, desde el Consejo Tiyat Tlalli, desde REMA, vemos lo complejo que es poder decir a la sociedad en su conjunto: no a la minería, porque podemos parecer o seguramente estaremos pareciendo como atrasados, antidesarrollistas, anti todo. Pero nuestra lucha es por la vida, y queremos intentar construir un motivo de lucha que sea incluyente, porque estamos seguros de que muchos de los que estamos presentes aquí diremos, ok, no a la minería, pero aquí tengo mi cámara fotográfica, aquí tengo mi celular y tantos artículos, tantas cosas que usamos en la vida cotidiana que tienen que ver con la minería, pero cuidado, no nos distraigamos, tengamos claro que a lo que estamos llamando es a la vida y a la vida de todos”, aseveró.

Después hizo un llamado a “hacer un cambio de timón en el modelo civilizatorio que estamos teniendo”.

Finalmente, Leonardo Durán resaltó la importancia que tuvo el Encuentro de Pueblos en Resistencia ante el Modelo Extractivo Minero, realizado el pasado fin de semana en Tlamanca, para generar esperanza “y seguir luchando por la vida”.

Resaltó como victorias “muy importantes, que deben ser valoradas con justicia” las de los pueblos de Tlamanca e Ignacio Zaragoza, que detuvieron proyectos de minería y para la construcción de una hidroeléctrica, promovidos, respectivamente, por JDC Minerals y el Grupo México, y los cuales deben ser aquilatados y reconocidos como una muestra de que sí se puede vencer a los grandes capitales.

Información: La Jornada de Oriente