Lejos de capitalizar a la industria como lo prometió, la reforma energética, la joya de la corona del Gobierno de Peña Nieto está endeudando cuatro veces más al País, por su enfoque extraccionista.
Regeneración 28 de junio de 2016.- Presentada con bombo y platillo hace aproximadamente tres años, la reforma energética que tanto prometía ha fracasado, aseguró el periodista Fabio Barbosa en su reportaje.
Entrando a la segunda mitad del Gobierno de Peña Nieto, y al repasar las licitaciones efectuadas y las nuevas empresas operando, puede concluirse que es imposible que esta última inserción del capital privado extranjero y nacional pueda revertir la caída de la extracción de hidrocarburos en México.
El artículo explica que la reforma está empeñada en impulsar la rama extractiva, es decir, en la extracción de petróleo y su entrega a capitales extranjeros; enfoque que ha beneficiado el saqueo que puede medirse por el incremento de la deuda de Pemex que, en los 3 años del gobierno de Enrique Peña, la incrementó en cuatro veces, afectando a las pequeñas y medianas empresas, con resultados catastróficos para centros petroleros como Ciudad del Carmen y Poza Rica.
Y es que el enfoque extractivo se vio disminuido por la crisis de los precios en el mercado internacional, pero precisamente ello demuestra el fracaso del extrativismo, política que coloca al país inerme, indefenso ante los vaivenes del mercado, incapaces de ninguna medida para amortiguar sus efectos, imposibilitados hasta para observar que hoy mismo, en otros países, se emprenden medidas para agregar valor a la materia prima y defender parte del empleo.
Pero pese a la falta de efectividad de la reforma para conseguir recursos sino todo lo contrario, aún no se plantea un cambio de enfoque, de hecho, el documento Plan Quinquenal de Licitaciones para la Exploración y Extracción de Hidrocarburos, 2015-2019, publicado por la Secretaría de Energía en 2015, revela las pretensiones de realizar en un quinquenio, cuatro rondas y licitar recursos de hidrocarburos por un volumen de más de 107 mil millones de barriles de petróleo crudo.
Lo anterior pese a que el País tiene reservas probadas actuales de unos 8 mil millones de barriles de aceite; así, la pretensión de licitar más de 100 mil millones de barriles implica que los asesores de Peña tienen la idea verdaderamente absurda de que en el subsuelo del país existe un potencial más de 10 veces mayor.
¿Cuánto han logrado licitar?
La licitación 1, efectuada el 15 de julio de 2015, ha sido la única que ha ofrecido áreas de exploración. Como se sabe, fue desairada y el gobierno sólo ha podido licitar 604 millones de “recursos prospectivos”; respecto del objetivo quinquenal de 107 mil millones, es apenas el 0.57 por ciento, es decir, menos del 1 por ciento.
Ante este resultado, en las dos siguientes subastas ofreció campos con reservas probadas; en la tercera licitación ofreció incluso campos que se encuentran en producción.
La información de que se subastarían este tipo de campos fue conocida hasta que toda la legislación había sido aprobada y la reforma ya se encontraba en la etapa de las primeras licitaciones. Es decir, fue un madruguete, un ardid, porque cuando se inició la propaganda sobre la reforma, se aseguraba que el capital privado no venía a desplazar a Pemex sino a ampliar las operaciones en nuevas áreas que requerían tecnologías de las que la empresa estatal carecía.
Más tarde, en la tercera licitación, cuya subasta se realizó el 15 de diciembre de 2015, el gobierno intentó entregar 25 campos; seis meses más tarde ha tenido que reconocer que 25 por ciento de los supuestos contratistas ya se “arrepintieron” y, a la fecha, sólo ha podido firmar 19 contratos.
Como no les cobró bono a la firma, regalándoles dólares que no son del gobierno y violentando sus propias leyes que acababan de imponer, además de que les concedió toda la columna geológica, hubo un amontonamiento de pequeñas empresas, algunas creadas pocos días antes y esa licitación aparentemente fue la más exitosa, pero tampoco se ha revelado información de lo que realmente ocurrió en ella.
Para contar con cifras que puedan entrar en la definición de la Sener como “áreas de extracción”, sumamos las reservas probadas, probables y posibles licitadas en las subastas 2 y 3. Nuestra suma: 479 Millones de barriles de reservas 3P, efectivamente licitadas es el 0.7 por ciento de los 68 mil 205 millones, objetivo del Plan Quinquenal.
Y si los objetivos se ponen en Kilómetros cuadrados, el gobierno de Peña tampoco ha cumplido con lo prometido: Sumando los kilómetros cuadrados efectivamente aceptados por los contratistas, en las tres licitaciones tenemos mil 533 kilómetros cuadrados, los que, respecto a los 178 mil 554 kilómetros cuadrados del Plan Quinquenal, son el 0.85 por ciento, otra vez ni siquiera el uno por ciento respecto a las expectativas del gobierno de Peña.
Pero la expresión más evidente del fracaso es la imposibilidad de elevar la producción.
Al comenzar el sexenio de Peña Nieto, la extracción en 2012 fue, en promedio, 2 millones 548 mil barriles diarios; tres años después se ubica en 2 millones 214 mil barriles; es decir, cada año está perdiendo más de 100 mil barriles, y de mantenerse esta tasa de declinación, el sexenio terminará en 2018 debajo de 2 millones de barriles al día.
La política petrolera durante el gobierno de Peña Nieto ha acentuado los rasgos depredadores, limitando inversiones necesarias en mantenimiento. La caída de precios también ha provocado suspensión de proyectos; la producción de los CIEPS también se ha reducido; de modo tal que el gobierno inició una nueva etapa de acelerada declinación de la extracción.
Con información de Contralínea