30 de septiembre de 2014.-Barack Obama: “vamos a la guerra, vamos a matar”. Este sería un interesante eslogan de la Casa Blanca para prepararnos, cara el futuro, a “la guerrita del abuelo”; claro, nos estamos dudando que en la actual legislatura estadounidense le darían la oportunidad a Barack Obama, a pesar de sus esfuerzos, de confrontar en escenarios, actualmente hipotéticos, de guerra en la región de Asia y el Pacífico por la sencilla razón que “los blanquitos” no van a aceptar que un afro-americano quien ni siquiera nació en suelo continental norteamericano se lleve todas las glorias imperiales de confrontar al “imperialismo expansionista sino-ruso”, según todos los “think-tank” estadounidenses y las oficinas ubicadas en Washington denominadas como ¿asesores? (lobbies) quienes le sugieren actitudes y comportamientos de políticas “del buen vecino” a quienes pagan una bola de billetes verdes para poder ¿conocer? cómo piensa el Poder. ¡Estúpidos!
Lo que sí es verdad verdadera es que, en nuestros malos pensamientos, están induciendo a Barack Obama a proceder a “dar la cara” cuando “vaya usted a saber” alguien en Washington decide que hay que “darle con todo incluso con el tobo del agua” a cualquiera que se atraviese en el camino a tratar de “ponerle palos a las ruedas” para que la reingeniería global-capitalista pueda seguir sus avatares para poder “dar el salto adelante” necesario que, en las actuales circunstancias, está requiriendo no solo el imperio estadounidense sino la consecuencia de cuasi-natural-histórica de cualquier imperio que es “el imperialismo” (Vladimir Ilich Lenín dixit) en el marco del agotamiento del proceso de desarrollo del capitalismo post-2da-Guerra-Mundial; es decir, nos referimos al capitalismo estadounidense cuando se confronta con los agotamientos del “Plan Marshall”, Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, Bretton-Woods, Guerra de Corea, Guerra de Vietnam, descolonización, “Tigres Asiáticos”, todas las crisis monetarias desde el “bath-tailandés” hasta la profunda crisis inducida de Wall Street con sus impactos en la muy católica Irlanda cual ha llevado a la más profunda crisis en la Comunidad Europea extensible a toda la Europa oriental, a los escenarios presentes en la necesaria y obligante crisis global del Medio Oriente con sus consecuencias sobre la península Arábiga, es decir, la “Guerra del desierto”, “11 de septiembre”, invasión occidental-OTAN de Iraq, Afganistán, Siria, amenazas sobre Irán conjuntamente con los esfuerzos de tratar de socavar las realidades políticas de la Región del Caspio y los estados nacionales correspondientes circundantes (ver el mapa).
Lo expresado es una somera realidad de los posibles escenarios que el capitalismo post-2da-Guerra-Mundial, fundamentalmente, estadounidense, ha impuesto sobre la comunidad internacional como “finale” del proceso de crecimiento imperial de los EEUU de América a partir de imponer la “Open Door policy” por aquellos años de principio del siglo XX. En las actuales realidades globales, el imperio estadounidense comienza a verse en su propio ombligo y actuar cara su propia sociedad con las correspondientes represiones sociales en respuestas a las motivaciones y movimientos sociales de protesta ante realidades de crisis consecuenciales producidas por las contradicciones del “american way of life”.
Cuando reflexionamos sobre los desarrollos históricos que se han sucedido desde el “11 de septiembre” hasta las actuales circunstancias de bombardear a la “cruzada islámica”, accionares militares en pleno desarrollo (hay en el mundo un millardo de habitantes que comulgan con el Islam), tenemos que aceptar, obligatoriamente, que el capitalismo-imperialista-estadounidense ha venido desarrollando escenarios de “crisis y caos” globalmente que, necesariamente, han conducido a accionares bélicos sean de baja y media intensidad (gracias a Dios que no hemos alcanzado escenarios bélicos de alta intensidad, es decir, guerra mundial, por ahora).
Cabe la pregunta: ¿Por qué estamos sumergidos, todos, toiticos, “tirios y troyanos” en esta locura socio-bélica del imperialismo? Fácil de responder cuando, por lógica del desarrollo histórico del sistema capitalista, exponemos que es el capitalismo estadounidense “causa y consecuencia” de las realidades actuales anti-natura; pero ¿solo el capitalismo estadounidense y/o actualmente se vienen incorporando todos los gobiernos que comulgan con la “libre empresa”, es decir, con políticas neoliberales aunque algunos reclaman la vuelta al liberalismo siglo XXI pero en el marco de las directrices en lecturas obligantes de los significados que implican esa relación “Poder/imperialismo”? El tema es complejo.
¿Cómo se está desarrollando aquello que José Vicente Rangel Vale ha propuesto para su análisis y desarrollo como la “nueva política Obama”? es verdad que más arriba hemos precisado, en última instancia, que Barack Obama es un “catalizador de las actuales circunstancias” de la reingeniería del sistema capitalista estadounidense con sus condimentos imperialistas. Es decir, no hay contradicción con la propuesta de JVR sino, en nuestro criterio, ese accionar de la relación “Poder-imperialismo” ha requerido de la figura presencial en la Casa Blanca de un presidente atípico como es el afro-americano y hawaiano, Barack Obama. No queremos expresar que Obama no tenga sus propias ideas pero cuando analizamos desde su primera legislatura “su entorno gubernamental” podemos observar y deducir que, en política exterior, poco y/o nada se ha inmiscuido cuando consideramos los personeros en la Secretaria de Estado, Secretaria de Defensa, Pentágono e, inclusive, la presencia del Vicepresidente estadounidense en el escenario internacional durante la primera legislatura. En las actuales circunstancias, Biden ha trasladado esas responsabilidades a Kerry, por cierto, ambos católicos.
En el marco de lo antepuesto caminemos por ciertas realidades obligantes que están presentes en el escenario internacional. Cuando nos adentramos a la “Crisis de Ucrania” lo primero que salta del tintero es el demostrable “golpe de estado” con el presidente depuesto, independientemente, de opiniones personales y colectivas. Aquello obligó, por razones de geopolítica a Putin actuar sobre las bases del tratado internacional firmado por Rusia y Ucrania sobre Crimea. Pero lo interesante, además de la realidad conexa con el Derecho Internacional Público, es el “derecho de auto-determinación” de los pueblos, argumento reiterado por Gran Bretaña sobre Gibraltar y las islas de Las Malvinas. Además de ello, es decir, el negar “con la cara bien limpia” el derecho de la sociedad rusa en aquellos lares, tenemos sobre el tapete la realidad de la aplicación de las políticas humanitarias cuales, actualmente, es la “columna vertebral” estadounidense para “hacerse presente” en cualquier país del escenario internacional sobre las bases de cualquier circunstancias como es “un aguacero” como se está observando en toda la zona del Pacífico y algunos países, muy ellos, del continente asiático. Pero el “tema Ucrania” ha servido y ha sido utilizado para desarrollar políticas expansivas sobre las fronteras de Rusia con sus vecinos bajo tesis impuestas en el último akelarre de la OTAN.
Pero como estamos inmersos en la “reingeniería global del sistema capitalista” es de obligación imponer las “tesis económicas” que fueran utilizadas e impuestas por los imperios europeos, por ejemplo, a China por razones militares y sobre esa base enmarcada en los acuerdos internacionales, es decir, con las bendiciones del “Derecho Internacional Público” y los acuerdos alcanzados en el akelarre referido más arriba, zas!!!, sanciones económicas sobre la economía rusa. Putin, ni pendejo, sencillamente, previendo por donde venía la mano desde hace algunos años se ha ido preparando para estas circunstancias “mirando al Este”. Pero ¿qué significa “mirar al Este” para Rusia?
En primer lugar, alcanzar acuerdos petroleros con China. En segundo lugar, trasladar sus fábricas detrás de los Urales. En tercer lugar, reactivar el puerto militar sobre el estrecho de Bering-Alaska. En cuarto lugar, conocer por donde viene caminando el Primer Ministro japonés, Shinto Abe, cuando le propone a Vladimir Putin conversar sobre “las islas”. Estas serían algunas realidades a considerar como respuesta, temporal rusa a la expansión de la OTAN sobre los países limítrofes con Rusia.
Pero “la piedrita en el zapato” no son las decisiones que tome el Kremlin referidas a su política geoestratégica sino el “combo sino-ruso”, de por sí ello significan palabras mayores. Por cierto, nos preguntamos: ¿cuál serán las decisiones de Vietnam en estos escenarios cuando durante la “Guerra de Vietnam” el mayor proveedor de armas fuera la URSS vía China? ¿Accederá Vietnam a entregarle, bajo cualquier régimen acordado a los EEUU de América, la base militar naval de Cam-Rah, de nuevo?
Pero la “nueva política Obama” tiene sus objetivos geoestratégicos bien definidos referidos a la Región de Asia y el Pacífico. Conocemos que el Pentágono ha trasladado militares estadounidenses asentados en Alemania al norte de Australia. Conocemos que la Secretaria de Defensa estadounidense ha re-suscrito acuerdos de defensa mutua con países del Asia oriental. Conocemos que Filipinas ha cedido aquella base naval tan polémica durante la “Guerra de Vietnam”, de nuevo, al Pentágono, claro, bajo la modalidad de “visitas humanitarias”. Conocemos que el Comandante de la 4ta. Flota se la pasa paseando y disfrutando de la culinaria peruana tan importante para toda América Latina. Conocemos de las buenas casi excelentes relaciones de Chile con las Malvinas. Conocemos de la importancia estratégica de Paraguay para las derechas internacionales en temas que no son para exponer en este texto. Conocemos de las bases estadounidenses en la “hermana”. Conocemos de las políticas agresivas de las derechas españolas sobre la América Hispana con sus inversiones y relaciones hasta futboleras sobre, entre otras, la “marca España”. Conocemos de las sugerencias estadounidenses para que países latinoamericanos y otros se incorporen a las políticas implícitas en la “Región Asia-Pacífico”. Es decir, para el Poder en Asia y el Pacífico hay “aliados y socios”; es decir, “los panas y los amigos”.
Pero el capitalismo estadounidense como ductor y conductor de la reingeniería global tiene un grave problema: China. ¿Por qué China es un problema y cuán tan grave problema no solo para el status quo estadounidense (léase: Casa Blanca; Secretaría de Estado; Secretaría de Defensa; Pentágono; Congreso y empresas militares y de información) sino, fundamentalmente, para “el Poder” en aquellos conceptos siempre expuestos por el General Alberto Müller Rojas? Es decir, mientras no captemos la dualidad expuesta inmediatamente anterior no podremos comprender las obvias contradicciones que se estarían desarrollando en el escenario internacional; es decir, es tangible e incluso hasta medible los niveles de contradicciones entre ambas orillas del Atlántico cual comprendemos cuando, con la sutileza requerida, percibimos las diferencias entre la Casa Blanca y los huéspedes en París, Berlín, Roma, fundamentalmente, porque Londres, Lisboa y Madrid “arriman el hombro” en las actuales actuaciones bilaterales en la sociedad estadounidense-comunidad-europea (mantengamos siempre presente las calidades de las relaciones entre Londres y el continente).
Regresemos a China. Las relaciones de los EEUU de América y China se retornan a aquellas realidades de Henry Kissinger y Richard Nixon después que la “muralla de bambú” fuera “entre-abierta” por Deng Xiaoping. El Poder comprendió, cuasi inmediatamente, las ventajas que representaban “la torta en la puerta del liceo”. Deng Xiaoping conocía de las “debilidades y fortalezas” de las realidades y oportunismos de la “estructura económica” en el marco de aquel Estado chino. Las realidades consecuenciales del intercambio comercial sino-estadounidense nos deja sobre la mesa una realidad inobjetable a favor de China que les ha permitido, en consonancia con las mismas realidades de las relaciones nipo-estadounidenses, comprar “deuda/bonos” estadounidenses pero con las correcciones del “caso nipón”. Pero las relaciones significativas de la “inversión-consumo-acumulación”, en el marco de una economía capitalista globalizada, no podría representar “mayores dolores de cabeza” para el Poder y Wall Street. Ese proceso de crecimiento de la economía china tenía y tiene que estar acompañada por decisiones políticas en el marco de la “seguridad y defensa” de China y es en el desarrollo de esas políticas cuando se presentaron y están en “pleno desarrollo” las contradicciones entre Beijing y Washington. Es una ecuación de población/materias primas y mercado/consumo, finanzas/políticas monetarias.
¿Cómo se resuelven las contradicciones que se desarrollan en una economía globalizada capitalista como la actual y en reingeniería profunda? ¿Cómo se desarrollaron y se solucionaron, temporalmente, las contradicciones que produjeron las expansiones de los imperios europeos en el Asia oriental, concretamente, en China y, temporalmente, en Japón con el Comodoro? Conocemos que el imperio británico entró en China a “sangre, fuego y religión”. Aquel impulso imperialista británico sería imitado por otras potencia europeas que los obligaría aún en contradicciones bélicas en otras latitudes geográficas incluso en el propio continente europeo a alcanzar acuerdos que se plasmarían en un “Derecho Internacional” intra-naciones que permitiría “equilibrios imperialistas y beneficios mutuos”. Pero las realidades globales actuales son profundamente diferentes gracias, irónicamente, a la “Ciencia y las Tecnologías” cuales permiten no solo “las imitaciones” sino en sus desarrollos “profundas mejoras” tanto en el uso de las “materias primas” (nanotecnologías) como de las calidades de los productos de consumo masivo.
Las realidades de aquellos años de expansión imperialistas en las realidades chinas del siglo XIX no están, actualmente, presentes en los escenarios que se vienen desarrollando en la Región de Asia y el Pacífico en el marco de la “nueva política Obama”. Ello obliga obligadamente a objetivar realidades a los gobiernos que por alguna razón pudieran verse en escenarios innecesarios pero obligantes en función de evitar crisis internas en sus sociedades más cuando algunos gobiernos están profundamente sumidos en “cambios profundos”.