Francia, 4o sábado de protestas. Manifestaciones en París y otras ciudades, estudiantes se suman. 90 mil policías movilizados, cerca de mil detenidos
Regeneración, 8 de diciembre del 2018. Francia. Enfrentamientos en París, cierres de carreteras, detenciones de manifestantes, gases lacrimógenos, ese es el ambiente que se vive este sábado en al país galo.
Se trata de la cuarta jornada de protesta sabatina de los chalecos amarillos.
Aunque las protestas mas violentas han ocurrido en París las movilizaciones se extienden a las capitales provinciales como Niza, Nantes, Marsella, entre otros.
Más de 950 personas fueron arrestadas de las cuales 721 se encuentran en detención preventiva, indicó una fuente policial.
En París, donde estallaron enfrentamientos, se cuentan 651 detenidos, según la prefectura de policía.
Por la mañana la policía usó gases lacrimógenos para hacer retroceder a manifestantes en una calle adyacente a los Campos Elíseos, cerca del Arco del Triunfo, epicentro de los disturbios del fin de semana pasado. Algunos manifestantes replicaron lanzando proyectiles y petardos.
90 mil policías movilizados
En toda Francia se han desplegado medidas de seguridad excepcionales, sobre todo en París, donde las escenas de guerrilla urbana del pasado sábado impactaron al país y al mundo.
Cerca de 90.000 policías están movilizados en todo el territorio. Además, por primera vez en más de una década, se veían en la capital vehículos blindados de la gendarmería, informó AFP.
«Estamos aquí para que nos escuchen, pacíficamente».
Muchos de los «chalecos amarillos» se manifiestan sin violencia.
Hace una semana, los más radicalizados y sobre todo miembros de grupos de extrema derecha y extrema izquierda irrumpieron en las protestas y se enfrentaron a la policía.
Bloqueos carreteros
La autopista que conecta París con Burdeos (suroeste) estaba totalmente paralizada después de que un centenar de personas prendieran fuego a palés de madera y a neumáticos.
En la frontera franco-española, los «chalecos amarillos» montaron una barricada selectiva que bloqueaba el paso de los camiones procedentes de España, informó la prefectura de los Pirineos Atlánticos.
En Marsella, 2.000 «chalecos amarillos» desfilaban por el centro de esta ciudad del sureste de Francia. «Es la primera vez que me manifiesto.
Recibo 1.248 euros de jubilación y son mis cuatro hijos los que me tienen que ayudar», señala Sylvia Paloma, de 70 años.
En algunas regiones de Francia, las autoridades prohibieron las manifestaciones, así como la venta y transporte de gasolina, los artificios pirotécnicos y productos inflamables o químicos.
Esta ola de manifestaciones comenzó el 17 de noviembre en oposición a un aumento de los impuestos a los combustibles, pero en las últimas semanas se ha convertido en una protesta generalizada contra la política económica y social del gobierno.
Los estudiantes bloquearon centros y participaron en manifestaciones, algunas de ellas con enfrentamientos con la policía.
Macron cedió esta semana a algunas de las demandas de los manifestantes.
Anuló el alza del gravamen a los combustibles, que formaba parte de un plan para combatir el cambio climático, y congeló los precios del gas y la electricidad durante los próximos meses.
Estas medidas no han sido suficientes para apagar la cólera de un movimiento sin estructura ni dirigentes, que expresa el hartazgo de la clase media por la pérdida de poder adquisitivo.
La crispación en el país es extrema.
Muchos ciudadanos están descontentos con Macron, al que acusan de ser el presidente de los ricos, y desconfían de los políticos por considerar que están desconectados de la realidad.
En este contexto, varios colaborados de Macron recibieron amenazas de muerte. El diputado Benoit Potterie afirma haber recibido una bala por correo.