Si me han de matar mañana, ¿adónde voy a ir a dar?, por Elena Poniatowska

Por Elena Poniatowska

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El lunes 24 de agosto de 2015, a las 12 del día, recibí en Chimalistac el siguiente mensaje:

“Señora escritora, Elena Poniatowska Amor:

“En el campo santo civil de Dolores se roban las lápidas desde 1940. Se roban las identidades de muertos. Se roban el oro del muerto. Se roban el espacio del muerto. Se roban el aluminio. Se roban el metal (fierro). Se roban las canastas para flores. Se roban los cráneos para brujería cubana. Se roban cráneos para médicos. Se roban dientes para odontólogos.

“Quiero que haga una crónica periodística de lo siguiente: dos bustos robados de la Rotonda de los hombres ilustres (sic) del cementerio civil Dolores en Constituyentes y Sur 128.

“‘No siento el menor deseo de jugar en un mundo en el que todos hacen trampa’, dijo François Mauriac (1885-1970), escritor, periodista y crítico francés, Premio Nobel de Literatura 1952.

Sin otro particular, muchos saludos de su mejor amigo, José de Jesús Rosas Ordaz.

Jesusito –como lo llamo– ha trabajado de mandadero y ha sido capaz de ejercer varios oficios. Labora en la Central de Abastos como cargador. Hace más de 15 años, durante un año, le di albergue hasta que por su culpa se perdió la perra de ojos azules Loba, que Paula, mi hija, había recogido en la calle. No volví a saber de él, salvo en una ocasión en que me informó que dormía en una de las capillas en el Panteón de Dolores. Son más de 700 mil tumbas apelmazadas a lo largo de casi 500 hectáreas. Ya no cabe ni un alma. Es muy fácil entrar a una de esas capillas de primera clase que se levantan los ricos para su posteridad. Quepo muy bien. Algunas hasta tapete tienen. Las leyes municipales permiten hasta cinco cuerpos en el mismo agujero. Las tumbas de sexta clase, esas sí, están fregadas y queda uno con las canillas de fuera.

Por lo visto, ahora ni el Panteón de Dolores ni la Rotonda de las Personas Ilustres, que ya tiene 111 ocupantes, escapan a la mexicana corrupción, ya que los ladrones han robado la smayúscula a la estela de don Jesús Silva Herzog y varias letras más a otros personajes. La lista de hurtos que consigna Jesusito es cada año más abundante. A la actricita Claudia Cervantes se le ocurrió festejar su cumpleaños en Dolores, pero olvidó brindar con Diego Rivera, Siqueiros o de perdida con Agustín Lara, el más popular de los fallecidos.

Doy fe como me pide el ciudadano José de Jesús Rosas Ordaz, y espero que algún día los muertos salgan de su tumba –a la manera de José Guadalupe Posada– y denuncien con sus esqueletos rumberos en pleno baile el despojo que ahora llega hasta el más distinguido de los camposantos del Distrito Federal, el de Dolores, ya que en el México actual ni siquiera los muertos escapan a la rapiña y al desfiguro.