“Si resulta que ha ayudado a Trump a ser elegido, muchos mexicanos no lo perdonarán, ni a él ni a su partido [el PRI], y tampoco lo hará la mayor parte del resto del mundo”.
Regeneración, 05 de septiembre 2016.- La influyente revista The Economist trata con gran dureza al Presidente de México, Enrique Peña Nieto, en un texto publicado en la edición que salió ayer en Gran Bretaña. Y es igualmente dura con su equipo de colaboradores, a quienes señala como “incondicionales” pero no “brillantes”.
Dice que la visita de Donald Trump, que fue arreglada por Luis Videgaray Caso, Secretario de Hacienda, fue un error. Y asegura que:
“Al permitir que su visitante luciera ‘presidencial’, ha ayudado a Trump a realizar algunas correcciones retóricas que eran electoralmente inevitables. Incluso si Clinton gana, no va a agradecerle a Peña por esto. Si resulta que ha ayudado a Trump a ser elegido, muchos mexicanos no lo perdonarán, ni a él ni a su partido [el PRI], y tampoco lo hará la mayor parte del resto del mundo”.
El texto de la revista es titulado así: “Lo indecible y lo inexplicable [The unspeakable and the inexplicable]”.
“A algunos líderes les gusta que sus gobiernos estén compuestos por equipos de rivales, o por especialistas brillantes bajo un mismo techo o un mismo nido. Esas no son las preferencias de Enrique Peña Nieto, Presidente de México desde el año 2012. Él gobierna a través de un círculo estrecho de ayudantes fieles, muchos de los cuales trabajaron con él cuando era Gobernador del Estado de México”, dice The Economist. “Cualesquiera que sean sus otras cualidades, a menudo se han visto vulnerables tanto a los imperativos de las políticas democráticas como a los modos de un mundo más global”.
“Debe haber parecido una idea genial para alguien, en el círculo íntimo del señor Peña, invitar a los candidatos de la elección presidencial estadounidense. Se pondría al señor Peña en las primeras planas de todo el mundo como un hombre de Estado capaz de hacer negocios, incluso con Donald Trump, el candidato republicano, quien ha hecho del ataque a México la esencia de su campaña”, agrega.
Casi cualquier experto en política exterior, agrega la publicación, habría desengañado a Peña de la idea. “Es una iniciativa muy equivocada y muy arriesgada”, dice Andrés Rozental, ex vicecanciller. “Los mexicanos están acostumbrados a los problemas de drogas, de la migración y el proteccionismo comercial durante las campañas electorales estadounidenses. Pero ninguno de los candidatos modernos ha sido tan ofensivo y agresivo como Trump. Y es raro que un Presidente de México sea anfitrión de los candidatos en esta etapa de la campaña estadounidense. De hecho, los funcionarios insistieron durante mucho tiempo que el gobierno no podía refutar falsedades del señor Trump sobre México, porque eso sería intervenir en los asuntos internos de su vecino”.
The Economist expresa: “Languideciendo en las urnas y necesitado de convencer a los votantes de que podría actuar como un hombre de Estado, Trump aprovechó la invitación (Hillary Clinton, la candidata demócrata, sin duda tiene mejores cosas que hacer). La reunión de Peña de una hora, el 31 de agosto, en Los Pinos, el Palacio Presidencial, efectivamente apareció en los titulares. Para muchos mexicanos, la noticia era que su Presidente no logró extraer una disculpa pública de Trump por denigrar a los migrantes de un país señalados como ‘violadores’ y ‘criminales’”.
“En una declaración preparada, Peña expuso tediosamente cómo la emigración mexicana ha caído en picada, la forma en que varios puestos de trabajo en Estados Unidos dependen del país, y cómo la frontera debe ser visto como una ‘oportunidad compartida’. ‘Señor Trump’, declaró, ‘los mexicanos merecen el respeto de todos’”, reseña la revista inglesa.
Trump, mirando menos entusiasta de lo habitual, respondió que los mexicanos son “gente increíble”. “Peña puede reclamar algún crédito porque su visitante alejó su amenaza previa para disuadir a las empresas estadounidenses de construir plantas en México. Esto es ahora una promesa ‘para mantener la industria en nuestro hemisferio’, una concesión significativa. Sin embargo, otro de los ‘compromisos compartidos’ que Trump leyó, sin réplica, era ‘el derecho’ a un muro en la frontera para impedir la entrada migrantes. Al menos tuvo el tacto en esta ocasión de no preguntar a su anfitrión quién pagaría por ello, a pesar de que todavía es parte de su política”.
“Cualquier Presidente mexicano podría tener dificultades para reaccionar ante el señor Trump. Peña ha sido titubeante. Comenzó ignorándolo, por motivos de no intervención. Frente a las críticas internas, luego dio una entrevista en la que comparó ‘la estridente retórica’ del hombre de negocios norteamericano con la que llevó a Mussolini y Hitler al poder”.
La invitación a Trump, agrega The Economist, olía a un intento por parte de Peña para distraer la atención de los innumerables problemas internos que enfrenta. La economía sigue decepcionando. El gobierno se divide de forma visible en cuanto a cómo manejar una rebelión de maestros extremistas contra su Reforma Educativa tan importante. El crimen organizado está aumentando de nuevo. Una nueva acusación de conflicto de intereses ha surgido en relación con la Primera Dama, la cual involucra la adquisición de un piso en Miami (que ella niega poseer). Y el señor Peña ha sido acusado de plagio de su tesis para obtener el título de abogado (una afirmación de la universidad ha confirmado). Incluso antes de los últimos dos escándalos, su índice de aprobación había caído 23 por ciento, el más bajo registrado para un Presidente mexicano este siglo. Esa es la cosecha de su peculiar y provincial forma de gobernar”.
Infromación de Sin Embargo.