Vitaminas, minerales, enzimas, aminoácidos, extractos de plantas… Encontramos suplementos alimenticios en todos los formatos y colores. Son recetados tanto por profesionales de la salud como por especialistas de terapias alternativas, aconsejados por asociaciones de salud y anunciados en televisión.
Las grandes empresas multinacionales se frotan las manos.
Hoy en día los suplementos van más allá de ayudar a mejorar la salud cuando hay un problema o hay que suplir una carencia alimenticia. Existen suplementos para aumentar la fuerza y resistencia en deportistas, para poder estudiar mejor, eliminar celulitis e incluso para que los niños recuperen la vitalidad y apetito. Son sólo algunos ejemplos de los remedios que se nos ofrecen para paliar problemas creados por un modo de vida y alimentación inadecuados.
“Si una persona lleva una dieta sana no serían necesarios suplementos. Lo que hay que hacer es evitar el estrés, comer bien y llevar una vida ideal. Pero como eso es complicado, lo más fácil es tomarse una pastilla”, afirma Mar García, nutricionista en la Unión Vegetariana Española.
¿Qué es un nutracéutico?
La diferencia entre un suplemento y un medicamento es que el primero no está destinado a curar ni tratar enfermedades sino a cubrir carencias alimenticias y mejorar nuestro estado de salud, algo que podría solucionarse con una buena alimentación. Pero existen suplementos usados en terapia y medicina natural para que el cuerpo se fortalezca y se desintoxique, y así ser capaz de sanarse de afecciones más graves. En este caso hablamos de nutraceúticos. “Los nutracéuticos están compuestos por principios activos de alimentos que tienen la capacidad de generar beneficios preventivos en salud, así como en el tratamiento de enfermedades”, afirma el doctor Jorge Luis Cubrías Morales, especialista en medicina y nutrición ortomolecular. “No podemos seguir viendo una coenzima Q10 como un suplemento cuando logra evitar reingresos hospitalarios en pacientes con insuficiencia cardíaca”, insiste. En otras palabras, se trataría de ‘suplementos alimenticios’ que tienen cualidades curativas reales y que deberían ser regulados debidamente.
Los suplementos de vitaminas
Por su parte, varios estudios han demostrado la ineficacia de los suplementos multivitamínicos. Un estudio realizado para el American College of Physicians reunió a más de 5.000 personas mayores de 65 años. A algunas de ellas se les administraron suplementos multivitamínicos mientras que otras recibieron placebo. Tras un año de estudio no se encontró diferencia alguna entre ambos grupos. Otro estudio parecido realizado para la misma institución con 1.500 pacientes de más de 50 años que habían sufrido un infarto seis meses antes llegó a las mismas conclusiones.
Estos suplementos multivitamínicos son introducidos a menudo en las dietas infantiles o de personas mayores, pudiendo tener graves consecuencias. Según la American Cancer Society, grandes dosis de vitamina o minerales pueden ser tóxicas y perjudicar la absorción de ciertos nutrientes. Por ejemplo, un exceso de fósforo inhibe la absorción de calcio. El fósforo lo encontramos en muchos alimentos y, sobre todo, en bebidas gaseosas. Si no sabemos cuánta cantidad de un nutriente estamos ingiriendo podemos desequilibrar nuestro cuerpo al añadir pastillas multivitamínicas. Otro ejemplo es el exceso de vitamina C, presente en la mayoría de las frutas, que interfiere con la absorción de cobre, según estudios del Centro de Orientación Alimentaria de México. Además, vitaminas como la A pueden dar toxicidad si son consumidas en exceso porque el cuerpo tiene dificultad para eliminar altas concentraciones, como han demostrado diversas publicaciones médicas.
Por el contrario, hay otros estudios que indican que algunos suplementos son necesarios. En el caso de la dieta vegana, por ejemplo, el uso de suplementos para la B12 y el omega-3 está recomendado, ya que su obtención en el reino vegetal puede ser problemática para algunas personas, aunque no para todas, ya que su absorción depende, una vez más, de la capacidad de nuestro cuerpo. Si tenemos una flora intestinal y un PH adecuado tendremos más posibilidad de no tener deficiencias. “Nosotros recomendamos siempre suplementar con B12 si no se consumen alimentos de origen animal. En general, la información sobre estos temas es confusa y difícil de entender, por ello es mejor hacerlo”, afirma Mar García, nutricionista en la Unión Vegetariana Española.
Por último, hay que tener cuidado cuando se mezclan unos suplementos con otros, y más cuando se combinan con medicamentos. Ciertos suplementos pueden inhibir o aumentar la absorción de un medicamento, dando lugar a problemas de salud. La aspirina, la vitamina E y el ginkgo biloba (un suplemento de herbolario) pueden hacer menos densa la sangre por separado, por lo que consumidos juntos podrían aumentar las posibilidades de sufrir una hemorragia interna, según la FDA (Food and Drug Administration), organismo que regula el uso de medicamentos y alimentos en EE UU.
Una regulación cuestionable
Este tipo de suplementos están clasificados como alimentos, por lo que no hacen falta ensayos clinícos para ponerlos a la venta. En España, están regulados por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN). Sólo hay que presentar la documentación requerida para poder comercializarlo. Esto significa que, al no haber pruebas previas, si alguno tiene efectos secundarios perjudiciales no se sabrá hasta que los productos sean testados por el consumidor.
La FDA, por su parte, lleva un seguimiento de los efectos adversos que causan los suplementos en personas una vez están en el mercado. Sus informes indican que las reacciones adversas a los suplementos van en aumento. Según datos de la American Cáncer Society, en Estados Unidos en 2010 se informó de 1.009 reacciones adversas. Dos años más tarde, se contabilizaron 2.844. Un ejemplo de retirada de productos del mercado en EE UU es el caso de un complemento llamado Ayurvedic después de encontrar que contenía un 20% de plomo, mercurio o arsénico. Otro caso es el de dos productos retirados por la FDA tras descubrirse que contenían 200 veces más selenio del indicado en la etiqueta, según publicaba el periódico The New York Times.
En definitiva, los suplementos nutricionales están en boga, ya sea por problemas de salud o por motivos estéticos, y las grandes empresas llevan tiempo innovando con nuevos productos. Un ejemplo son las pastillas para pelo sano y fuerte, la panacea ‘rapunzeliana’ que viene de la mano de empresas farmacéuticas. Si ya eres una persona medianamente saludable, invertir tiempo y dinero en alimentarse bien, ejercitar el cuerpo y la mente, cambiar los hábitos nocivos de ocio será con diferencia lo más efectivo. Si sufres de alguna enfermedad infórmate debidamente con un médico o especialista sobre qué suplementos puedes tomar. Aquí no te ayudará el prospecto.
“Vivimos en un tiempo donde hay más riqueza, pero estamos más enfermos. Parece que es normal estar cansada, que nos duela la cabeza o el bajón de media tarde, pero no es normal. Son las enfermedades de la abundancia”, explicaba la doctora Eva López durante la feria de Biocultura en Madrid el pasado noviembre. Sus conclusiones fueron que comemos demasiado y mal: “Vivimos en una sociedad donde es más fácil tomar algo que dejar algo”.
Esto mismo ocurre con los suplementos alimenticios. “Si una persona lleva una dieta sana no serían necesarios suplementos. Lo que hay que hacer es evitar el estrés, comer bien y llevar una vida ideal. Pero como eso es complicado, lo más fácil es tomarse una pastilla”, afirma Mar García, nutricionista en la Unión Vegetariana Española.
¿Qué es un nutracéutico?
La diferencia entre un suplemento y un medicamento es que el primero no está destinado a curar ni tratar enfermedades sino a cubrir carencias alimenticias y mejorar nuestro estado de salud, algo que podría solucionarse con una buena alimentación. Pero existen suplementos usados en terapia y medicina natural para que el cuerpo se fortalezca y se desintoxique, y así ser capaz de sanarse de afecciones más graves. En este caso hablamos de nutraceúticos. “Los nutracéuticos están compuestos por principios activos de alimentos que tienen la capacidad de generar beneficios preventivos en salud, así como en el tratamiento de enfermedades”, afirma el doctor Jorge Luis Cubrías Morales, especialista en medicina y nutrición ortomolecular. “No podemos seguir viendo una coenzima Q10 como un suplemento cuando logra evitar reingresos hospitalarios en pacientes con insuficiencia cardíaca”, insiste. En otras palabras, se trataría de ‘suplementos alimenticios’ que tienen cualidades curativas reales y que deberían ser regulados debidamente.
Los suplementos de vitaminas
Por su parte, varios estudios han demostrado la ineficacia de los suplementos multivitamínicos. Un estudio realizado para el American College of Physicians reunió a más de 5.000 personas mayores de 65 años. A algunas de ellas se les administraron suplementos multivitamínicos mientras que otras recibieron placebo. Tras un año de estudio no se encontró diferencia alguna entre ambos grupos. Otro estudio parecido realizado para la misma institución con 1.500 pacientes de más de 50 años que habían sufrido un infarto seis meses antes llegó a las mismas conclusiones.
Estos suplementos multivitamínicos son introducidos a menudo en las dietas infantiles o de personas mayores, pudiendo tener graves consecuencias. Según la American Cancer Society, grandes dosis de vitamina o minerales pueden ser tóxicas y perjudicar la absorción de ciertos nutrientes. Por ejemplo, un exceso de fósforo inhibe la absorción de calcio. El fósforo lo encontramos en muchos alimentos y, sobre todo, en bebidas gaseosas. Si no sabemos cuánta cantidad de un nutriente estamos ingiriendo podemos desequilibrar nuestro cuerpo al añadir pastillas multivitamínicas. Otro ejemplo es el exceso de vitamina C, presente en la mayoría de las frutas, que interfiere con la absorción de cobre, según estudios del Centro de Orientación Alimentaria de México. Además, vitaminas como la A pueden dar toxicidad si son consumidas en exceso porque el cuerpo tiene dificultad para eliminar altas concentraciones, como han demostrado diversas publicaciones médicas.
Por el contrario, hay otros estudios que indican que algunos suplementos son necesarios. En el caso de la dieta vegana, por ejemplo, el uso de suplementos para la B12 y el omega-3 está recomendado, ya que su obtención en el reino vegetal puede ser problemática para algunas personas, aunque no para todas, ya que su absorción depende, una vez más, de la capacidad de nuestro cuerpo. Si tenemos una flora intestinal y un PH adecuado tendremos más posibilidad de no tener deficiencias. “Nosotros recomendamos siempre suplementar con B12 si no se consumen alimentos de origen animal. En general, la información sobre estos temas es confusa y difícil de entender, por ello es mejor hacerlo”, afirma Mar García, nutricionista en la Unión Vegetariana Española.
Por último, hay que tener cuidado cuando se mezclan unos suplementos con otros, y más cuando se combinan con medicamentos. Ciertos suplementos pueden inhibir o aumentar la absorción de un medicamento, dando lugar a problemas de salud. La aspirina, la vitamina E y el ginkgo biloba (un suplemento de herbolario) pueden hacer menos densa la sangre por separado, por lo que consumidos juntos podrían aumentar las posibilidades de sufrir una hemorragia interna, según la FDA (Food and Drug Administration), organismo que regula el uso de medicamentos y alimentos en EE UU.
Una regulación cuestionable
Este tipo de suplementos están clasificados como alimentos, por lo que no hacen falta ensayos clinícos para ponerlos a la venta. En España, están regulados por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN). Sólo hay que presentar la documentación requerida para poder comercializarlo. Esto significa que, al no haber pruebas previas, si alguno tiene efectos secundarios perjudiciales no se sabrá hasta que los productos sean testados por el consumidor.
La FDA, por su parte, lleva un seguimiento de los efectos adversos que causan los suplementos en personas una vez están en el mercado. Sus informes indican que las reacciones adversas a los suplementos van en aumento. Según datos de la American Cáncer Society, en Estados Unidos en 2010 se informó de 1.009 reacciones adversas. Dos años más tarde, se contabilizaron 2.844. Un ejemplo de retirada de productos del mercado en EE UU es el caso de un complemento llamado Ayurvedic después de encontrar que contenía un 20% de plomo, mercurio o arsénico. Otro caso es el de dos productos retirados por la FDA tras descubrirse que contenían 200 veces más selenio del indicado en la etiqueta, según publicaba el periódico The New York Times.
En definitiva, los suplementos nutricionales están en boga, ya sea por problemas de salud o por motivos estéticos, y las grandes empresas llevan tiempo innovando con nuevos productos. Un ejemplo son las pastillas para pelo sano y fuerte, la panacea ‘rapunzeliana’ que viene de la mano de empresas farmacéuticas. Si ya eres una persona medianamente saludable, invertir tiempo y dinero en alimentarse bien, ejercitar el cuerpo y la mente, cambiar los hábitos nocivos de ocio será con diferencia lo más efectivo. Si sufres de alguna enfermedad infórmate debidamente con un médico o especialista sobre qué suplementos puedes tomar. Aquí no te ayudará el prospecto.
Fuente: Diagonal