Pobladores de ambas comunidades, pertenecientes a la delegación Tlalpan, y de San Nicolás Totolapan, en Magdalena Contreras, denunciaron que la tala de árboles fue cometida en los pasados tres meses.
Regeneración, 9 de abril de 2017.- Un grupo de talamontes ilegales ha arrasado con cerca de 300 oyameles del bosque, los cuales son trasladados en camiones a los aserraderos clandestinos de los poblados de Santo Tomás y San Miguel Ajusco, esta madera es extraída del corredor biológico Ajusco-Chichinautzin, en los límites de las delegaciones Tlalpan y Magdalena Contreras.
Los pobladores de ambas comunidades, pertenecientes a la delegación Tlalpan, y de San Nicolás Totolapan, en Magdalena Contreras, denunciaron que la tala de árboles fue cometida en los pasados tres meses. “En enero había alrededor de 50 árboles tirados, pero desde entonces no han parado, trabajan día y noche. Desde lejos escuchas el ruido de las motosierras”, informaron.
Según se estima alrededor de 25 hectáreas del bosque han sido afectadas, ubicadas en el paraje conocido como Los Cajones, entre la Lagunilla y la barranca de Viborillas, pero han comenzado a adentrarse al Sauco, que pertenece a San Nicolás Totolapan.
De este problema tiene ya conocimiento la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), ante la cual se hicieron denuncias verbales y por escrito, por lo que los pobladores exigieron a la dependencia federal intervenir cuánto antes para detener el saqueo de madera en el suelo de conservación y Área Natural Protegida (ANP).
En la carretera Picacho Ajusco, a la altura del parque ejidal de San Nicolás Totolapan, dos kilómetros se recorren por las veredas hasta llegar al claro del bosque, donde se pueden observar los troncos tirados, uno tras otro, con las ramas verdes esparcidas alrededor.
Los afectados hicieron saber que los talamontes “tiran los árboles grandes, pero al paso de los camiones también aplastan a los chicos que fueron plantados en las reforestaciones”.
También en otros parajes, como el de Cruz Blanca o Pantanos, se puede observar que las hojas de los árboles derribados aún están frescas. En todos los casos el escenario es el mismo: dejan los troncos y se llevan las puntas para hacer los polines.
Con información de: La Jornada