En el marco del Día Internacional del Trabajo tres mujeres contaron a Regeneración cómo han sobrellevado la pandemia
En el marco del Día Internacional del Trabajo, que se celebra cada 1 de mayo, tres mujeres de distintas edades y que residen en diferentes puntos de la Ciudad de México nos contaron cómo han sobrellevado la dura pandemia y que tanto ha afectado en sus empleos.
Para Carolina Alcántara Zaldívar, una comerciante de 39 años y quien tiene licenciatura en Antropología Social ha sido muy complejo generar economía.
“Antes de la pandemia trabajaba en la empresa Liverpool pero renuncié para poner un negocio propio, quería hacer algunos proyectos de antropología y a la par mi negocio, sin embargo empezó la pandemia y cerraron oficinas, negocios, empezamos la cuarentena y no pude desarrollar las ideas que tenía para negocio y el dinero que tenía destinado para eso lo tuve que usar para mi sustento esos meses”, dijo en entrevista para Regeneración.
A vender al tianguis
A pesar de la pandemia, ella buscó cómo subsistir y desde hace 8 meses se dedica al comercio informal en un tianguis.
“Actualmente vendo en un tianguis, este tianguis tiene muchas medidas respecto al Covid, es uno de los pocos tianguis que siguió funcionando a pesar de la cuarentena, entonces pedí un lugar ahí hace aproximadamente 8 o 9 meses, pero es poco el ingreso, porque debido a la pandemia mucha gente no tiene dinero para gastar en cosas que no son lo básico como la comida, los servicios básicos. Lo que yo vendo son artesanías y no hay mucho movimiento de entrada”, expresó.
Ella no sale a trabajar por gusto y si se expone al Covid-19, es por necesidad y para ganarse el sustento diario.
“Los que tenemos que salir a trabajar no es por gusto, no es porque ya me cansé de estar en mi casa y voy a salir y no me importa que me contagie, salimos porque necesitamos trabajar y ganarnos el sustento diario. Nos exponemos porque es una necesidad, no un gusto”, dijo con un tono de hartazgo.
Otra mujer del sur de la Ciudad de México, que es Ingeniera Civil, también ha tenido dificultades; a ella la liquidaron en la empresa que trabajaba a unos meses de que inició la pandemia.
“La última quincena de junio me liquidaron junto con 10 personas más a causa de la pandemia y desde entonces ha sido muy difícil poder encontrar algún empleo acorde a mi profesión”.
Se acabaron los ahorros y el trabajo
“Los ahorros que tenía es con lo que he subsistido, sin embargo, estos están por acabarse, a pesar de que me he dedicado al comercio por redes sociales”, agregó.
Y para Claudia Angélica Bajonero, un ama de casa de 35 años, ha resultado complicado llevar la economía del hogar.
“Yo me quedé desempleada, trabajaba en departamentos haciendo la limpieza, no me despidieron pero me dijeron que hasta que pasara la pandemia regresara por el temor que ellos tenían de que yo como viajaba en el transporte público les fuera a transmitir el Covid”, nos narró en entrevista Claudia Angélica, quien vive en el pueblo de Santo Tomás Ajusco, en la alcaldía Tlalpan.
La falta de empleo se ha visto reflejado en los ingresos de su hogar, pues su sueldo era un gran apoyo para que sus hijos asistieran a la escuela.
“Este era un gran apoyo a la economía familiar, yo me hacía cargo del transporte de mis hijos, le ayudaba a mi esposo y era el apoyo para que mis hijos fueran a la escuela, precisamente porque iban cerca de mi trabajo”.
Pobreza laboral
El Índice de la Tendencia Laboral de la Pobreza (ITLP), que reporta el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), correspondiente al cuarto trimestre de 2020, indica que actualmente 51.9 millones de personas en el país tienen un ingreso laboral menor al del costo de la canasta alimentaria, 4.7 millones de personas más que lo observado a finales de 2019.
Dicho reporte muestra que entre 2018 y 2019, cuando el salario mínimo tuvo los primeros aumentos significativos comparados con años anteriores, este problema iba a la baja, pero la pandemia de Covid-19 frenó estos avances.
El peor momento de la crisis económica por la pandemia se observó en el tercer trimestre del 2020, cuando 44.5% de las personas estaba en pobreza laboral, nivel nunca antes visto, no al menos desde 2005 desde que comenzó a reportarse el ITLP.
El informe del Coneval indica que las mujeres y las personas indígenas son quienes ganaron los salarios más bajos.
Trabajo en el hogar
Ellas coincidieron en que la falta de empleo por la pandemia afecta más a las mujeres pues el trabajo en el hogar ha incrementado.
Carolina narró lo que ocurre con las mujeres en el comercio informal; muchas de sus amigas con hijos que se dedican al comercio, tuvieron que duplicar o triplicar su esfuerzo para realizar su trabajo.
Considera que con “las mujeres ha tenido una doble o triple afectación, por ejemplo, tengo amigas que dejaban a sus niños en guarderías para ir a trabajar, pero al estar cerradas tienen que duplicar o triplicar el esfuerzo para hacer su trabajo; muchas perdieron sus empleos porque al ser amas de casa o jefas de familia sus ingresos son inestables porque trabajaban en el comercio informal muchas de ellas y entonces al no haber comercio no tienen ingresos”.
Al respecto, la joven ingeniera apuntó que en la mayoría de los casos las mujeres llevan una carga de las labores domésticas desproporcional aunado al trabajo formal; además de estar al pendiente de los hijos en clases virtuales, “en el caso de las que somos madres solteras el esfuerzo es mayor si no tenemos una red de apoyo”.
Y para Claudia, el trabajo en el hogar se le ha hecho muy pesado.
“Se ha acumulado el trabajo en el hogar, tan sólo con las clases virtuales de mis hijos; me tuve que hacer maestra de tres niveles académicos, entonces sí se me creció más el trabajo en casa que salir a trabajar, con el hecho de que se me dificulta explicarle a mis hijos”.
Abuso en los centros de trabajo
También se les cuestionó sobre sí la pandemia ha evidenciado abusos en los trabajos y todas concordaron.
“Sí, es más notoria la falta de empatía por parte de las empresas; además, la legislación para la protección de los trabajadores necesita urgentemente actualizarse”, indicó la profesionista en ingeniería.
Claudia ha percibido las injusticias y abusos de los empleadores en su círculo cercano; incluso a ella al inicio de la pandemia le siguieron pagando, pero después dejó de recibir ese apoyo.
“He oído casos en qué dices porqué pasan esas injusticias, el recorte del sueldo, que no les estaban dando todo, sólo la mitad o en mi caso me siguieron pagando; ya a partir de julio nada y después ya dejé de recibir este apoyo”, expresó.
“Lo poco que uno había ahorrado se fue agotando y agotando; afortunadamente en mi familia somos dos adultos que llevamos los gastos del hogar, pero en mi caso sí se notó que al ya no tener ingresos, mi esposo por más que trata de estirar a veces no nos alcanza y lo poco que teníamos ahorrado se nos agotó”, dijo preocupada.
Por: Jacqueline Angeles