#Tequio: Presupuesto transformador

Por José Alfredo Gutiérrez Falcón

El 24 de diciembre de 2018, como un regalo de navidad, Andrés Manuel López Obrador, anunció la aprobación del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF), para el 2019. La anuencia de los diputados federales no fue unánime como en sexenios anteriores. MORENA, el Partido del Trabajo, y el Partido Encuentro Social, alcanzaron 312 votos a favor, mientras que el bloque opositor, consiguió 154 en contra. Calificando el proyecto del PEF como electorero, los partidos Acción Nacional, Revolucionario Institucional y Movimiento Ciudadano, abandonaron el recinto. ¿Por qué votaron en contra? ¿Por qué abandonaron el salón de sesiones? Las razones parecen obvias. Desinterés por el pueblo y ausencia de moches.

Un estudio denominado La negociación política del presupuesto 1997-2018, elaborado por Integralia Consultores, revela cómo desde el gobierno de Vicente Fox hasta la administración de Felipe Calderón, se utilizó un mecanismo de negociación presupuestario, mediante el cual, el gobierno federal concedía recursos a los legisladores a cambio de su voto. En estos dos gobiernos panistas, los diputados llegaron a convertirse en administradores del presupuesto público. Negociaban con presidentes municipales, la construcción de obra pública, a cambio de jugosas comisiones o indicaban a los munícipes cuáles empresas contratar para la realización de los proyectos.

En el sexenio de Enrique Peña Nieto, los moches se institucionalizaron, en una partida oscura del ramo 23. Esta vez, la negociación fue entre la Secretaría de Hacienda y los líderes de los partidos políticos. Así nacieron el llamado Pacto por México y la Reforma energética.

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Con menos de un mes en el poder, AMLO dejó claro, que el Ejecutivo ya no compra el voto de los legisladores, y así, dejó de ser, el poder de los poderes. Con austeridad y combate a la corrupción, el PEF de 2019 logró las transformaciones siguientes:

  • Aumento a las pensiones de adultos mayores al doble, incluyendo a los jubilados del IMSS y FOVISSSTE.
  • Becas para 10 millones de estudiantes.
  • Apoyos para 1 millón de personas con discapacidad.
  • Tren Maya.
  • Tren Transístmico.
  • Aeropuerto Felipe Ángeles.
  • Refinería en Dos Bocas, Tabasco.
  • Apoyo a damnificados del sismo de 2017.

Todo lo anterior, sin deuda, nuevos impuestos, o gasolinazos.

Las acciones de Bienestar de AMLO, en la presidencia de la república, son iguales a las que llevó a cabo, como director del Instituto Nacional Indigenista (INI) de Tabasco, o como jefe de gobierno, del entonces Distrito Federal.

Un buen ejemplo es su empeño en brindar viviendas seguras, a personas que viven en zonas de riesgo. Como director del INI en su tierra natal, AMLO gestionó la adquisición de grandes ranchos en zonas altas, para viviendas destinadas a quienes se encontraban en zonas bajas. En 2001, siendo jefe de gobierno del DF, el tabasqueño brindó casa a 150 familias, que vivían en campamentos, desde el sismo de 1985. De igual manera, reubicó a quienes habitaban en laderas de los cerros, cauces de los ríos u orillas de barrancas. Al final de la administración de AMLO en la capital de México, se lograron 126 mil acciones de vivienda.

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En la conferencia mañanera, del jueves 4 de marzo de 2021, Román Meyer Falcón, secretario de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, informó sobre las acciones de vivienda realizadas durante los dos primeros años de gobierno y la proyección para el 2021. En 2019 hubo un total de 680 mil, en el 2020 hubo un aumento a 700 mil, y en 2021, se proyectan 870 mil.

El secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, se comprometió en la Cámara de Diputados a enviarles el próximo 8 de septiembre un Paquete Económico “equilibrado y responsable, y con profunda dimensión social”. Veremos si a falta de moches, el bloque opositor vuelve a calificar al proyecto del PEF, como electorero.

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