Además de crear hermosas escenas coloridas, el fenómeno podría ocasionar fallas en redes eléctricas o sistemas de navegación
Regeneración, 12 de noviembre 2025– El cielo mexicano se pintó de colores: en el norte del territorio nacional, en estados como San Luis Potosí, Baja California y Nuevo León, se pudo observar una hermosa aurora boreal.

Tormenta geomagnética
Por siglos hemos sido testigos en los cielos de los arrebatos del Sol, y este miércoles podríamos ver uno de los más intensos en lo que va de ciclo solar.
Una poderosa tormenta geomagnética, nacida del pulso de una región solar inestable, amenaza con desplegar auroras boreales tanto al sur de Estados Unidos como al norte de México.
Las tormentas geomagnéticas, conocidas como “tormentas solares”, son responsables de las auroras boreales y rara vez son causantes de daños sobre infraestructuras en la Tierra.

Este fenómeno no es solo un espectáculo celeste: también es una advertencia de lo que ocurre cuando la furia solar alcanza la Tierra.
Fuente de agitación
La fuente de esta agitación se encuentra en la región activa 4274 (AR4274);
Un área del Sol que en los últimos días ha lanzado al espacio múltiples llamaradas solares, una de las cuales se cuenta ya entre las más intensas de este ciclo solar.

Lo que está sucediendo actualmente en el planeta ha sido calificado por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) de Estados Unidos…
…como situación “severa” y tipificada en un nivel de riesgo 4 en una escala que abarca del 1 hasta el 5.
¿Que es una tormenta solar?
Las tormentas solares son perturbaciones del campo magnético de la Tierra , que duran varias horas o hasta días.
Se producen debido a un aumento brusco de las partículas emitidas en las erupciones solares, que llegan a alcanzar la magnetosfera y a producir alteraciones.
Uno de los efectos que provocan estas tormentas son las auroras boreales, que se producen al interactuar las partículas solares cargadas eléctricamente con las capas altas de la atmósfera terrestre;
En esas capas las partículas entran en contacto con los gases atmosféricos (oxígeno o nitrógeno);
Y esto ocasiona el color con el que se ven las auroras, que pueden incluso llegar a verse cuando están asociadas a tormentas “extremas”, en latitudes bajas, lejos de los polos.
Auroras Boreales en México
Por esta fuerte tormenta, en el país se pudieron observar estos fenómenos coloridos en el cielo, como es el caso en Ciudad Juárez, Chihuahua;
García, Nuevo León, en el Parque Nacional Sierra de San Pedro Mártir, Baja California y en Zacatecas.
A pesar de las expectativas generadas entre los observadores de auroras, el momento de máxima actividad se prevé durante las horas de luz diurna en América del Norte.
Esto dificultará la visibilidad del fenómeno en muchas zonas. Sin embargo, el jueves podría ofrecer una segunda oportunidad.
Se espera que el nivel de tormenta descienda a G3 (clasificado como fuerte), lo que aún permitiría vislumbrar auroras más al sur de lo habitual.
El Sol, en su ciclo de once años, está acercándose al máximo de actividad previsto para 2025.
En esta etapa, las regiones activas como AR4274 se multiplican, lo que aumenta las posibilidades de tormentas solares significativas.
Efectos
Un episodio de este calibre puede provocar alteraciones significativas:
Fallos o interferencias en las redes eléctricas, anomalías en los sistemas de navegación por satélite;
Interrupciones en las comunicaciones por radio y perturbaciones en el funcionamiento de satélites y naves espaciales.
Por eso, como ocurre con las tormentas meteorológicas terrestres, la vigilancia del clima espacial se ha convertido una actividad esencial.

Posibles fallas tecnológicas
Por esta tormenta, NOAA advirtió sobre posibles efectos que pueden presentarse, los cuales son:
-Apagones eléctricos en zonas sensibles
-Fallos en sistemas de navegación aérea y marítima
-Interferencias en redes satelitales y señales de GPS
-Problemas en transmisiones de radio e internet

Vigilancia solar
Algunos expertos comparan estos eventos con huracanes solares, pero la analogía es incompleta.
A diferencia de las tormentas atmosféricas, las geomagnéticas no mojan ni levantan tejados, pero pueden desconectar redes eléctricas, silenciar satélites y modificar las rutas de los vuelos polares.
La vigilancia solar, por tanto, no es una simple curiosidad científica. Es una forma de resiliencia.
Con cada CME que roza nuestro campo magnético, entendemos un poco más los límites de nuestra tecnología;
Nuestra capacidad de previsión y nuestra relación con una estrella que, aunque distante, dicta gran parte del pulso de nuestra existencia.














