Trata de personas en México es más frecuente en grandes ciudades y zonas fronterizas

Aunque tiene una década que el delito de trata de personas se encuentra tipificado en México, sigue siendo un crimen desconocido tanto por su carácter como por su impacto.

Regeneración, 5 de septiembre de 2017.- En las ciudades donde hay un auge de desarrollo industrial como la Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey, así como las zonas fronterizas y los puntos turísticos del país como Acapulco, Puerto Vallarta, Cancún y Baja California, son las áreas más propensas a la trata de personas.

Estos focos, identificados en un informe realizado en 2014 por la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc, por sus siglas en inglés), convierten a México en un epicentro de un delito que sufren 21 millones de personas en el mundo, según la ONU.

Aunque tiene una década que el delito de trata de personas se encuentra tipificado en México, sigue siendo un crimen desconocido tanto por su carácter como por su impacto.

Para sensibilizar a la población sobre el problema y con el objetivo principal de aumentar el número de denuncias, la Unodc creó en 2010 la campaña Corazón Azul, que este verano ha vuelto a ser relanzada.

Felipe de la Torre, oficial de gestión de programas de la Unodc en México y Centroamérica, dijo que “México es uno de los países más críticos, por su ubicación geográfica, como corredor natural para la movilidad de decenas de miles de migrantes”.

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Cabe mencionar que este año, en un informe global del Departamento de Estado de EU sobre la trata en 2016, el gobierno de Trump criticó que la explotación de personas florecía en México con la “complicidad oficial”.

En México, según la Comisión Unidos contra la Trata, de 2009 a 2016, hubo más de 500 condenas por trata en México. Los datos de la Procuraduría General de la República (fiscalía) apuntan que en 2016 se abrieron 571 investigaciones, de las cuales solo 1,9% acabaron en sentencia condenatoria.

De la Torre explicó que ciertas industrias son más proclives a la trata de personas: como las plantaciones de café, la minería o la extracción petrolera.

“Afortunadamente se ha invertido mucho en el estudio de la trata sexual, pero ahora hace falta estudiar qué pasa, por ejemplo, con las personas con discapacidad, los indígenas, los retornados, los migrantes, los jóvenes con acceso a Internet… Una de las nuevas tendencias es que una buena parte de la captación de personas que pueden acabar formando parte de las redes de trata se realiza a través de las redes sociales”, dice.

De la Torre expuso el caso de una red de trata de personas en Tenancingo, municipio del Estado de Tlaxcala, donde un grupo de tratantes fue detenido y se rescataron a tres víctimas, pero, el vocero de la campaña explica que “la realidad es que comercializar con personas es un arraigo prácticamente cultural en esta región”. Explica que, en Tenancingo, cuatro de cada cinco adolescentes quiere dedicarse a la trata de personas.

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“Se trata de industrias familiares, dedicadas por generaciones a la crianza y exportación de víctimas que son de la misma sangre. Imagínese la perversidad”, critica De la Torre.

“Por eso la campaña es importante, hay que mostrar que la trata de personas existe más cerca de lo que se cree y puede ser que estemos demasiado familiarizados como para verla”, dice.

Asimismo, indicó que una población especialmente vulnerable es la indígena. Pues “muchas familias indígenas son las que venden a sus propios hijos”.

 

 

Con información de El País